LA PLAZA DE ESPAÑA







Reproducción de un cuadro pintado exprofeso para la revista La Ilustración Ibero-Americana por el pintor catalán Andrés Gil con una vista general de los edificios de la Plaza de España. (Revista La Ilustración Ibero-Americana núm. 5, noviembre 1930)

La Plaza de España de Sevilla es el conjunto de edificios de mayor envergadura de cuantos fueron construidos con motivo de la Exposición Iberoamericana, y de los erigidos durante ese siglo, pudiéndose comparar con aquellos otros que, desde el siglo XVI, se edificaron a extramuros de la ciudad, como el Hospital de la Sangre o la Fábrica de Tabacos.

Mucho se ha escrito sobre esta joya de la ciudad y símbolo de su Exposición por reputados investigadores que, desde distintas perspectivas, han analizado su diseño, arquitectura, estilo, materiales constructivos, etc., por lo que este pobre trabajo poco puede aportar a tan vasta información ya publicada, de la que se hace eco ampliamente como se puede apreciar en la bibliografía, si bien es cierto que se ha estudiado en profundidad el continente de estos edificios, ha quedado una laguna respecto a los contenidos de los mismos, que en este estudio se trata, aunque no con la hondura que quizás se merezca, en un apartado aparte.

Pero empecemos por el principio. Cuando Aníbal González desarrolló sus propios diseños para la Exposición, a partir del proyecto de 1910, empezó a enfatizar las dimensiones monumentales de sus edificios, respondiendo de esta forma al modelo habitual de las grandes exposiciones celebradas hasta el momento. No obstante, la concepción de la idea del conjunto que constituiría la Plaza de España, estuvo en el autor desde el primer momento, siendo el resultado final de innumerables, modificaciones y ampliaciones durante el largo periodo de ejecución del proyecto inicial.

El 25 de mayo de 1912, el Comité Ejecutivo aprobó el plano presentado por Aníbal González para el emplazamiento de la Exposición Hispano Americana, en el que se apreciaba claramente tres núcleos diferenciados. Una gran plaza en forma oval en los terrenos de Tablada, conformada por los pabellones de Agricultura y Maquinaria; esta zona daría lugar con el correr de los años al Sector Sur de la Exposición. Un segundo núcleo denominado Plaza de Honor, ubicado en el antiguo Huerto de Mariana, y constituido por los pabellones de Arte Antiguo (mudéjar), Bellas Artes (museo Arqueológico) y de la Casa Real, que quedaba vinculado al Parque de María Luisa como remate del mismo, y que sería denominado más tarde como Plaza de América. Y por último el núcleo de la gran plaza del Stadium, instalado a continuación de la plaza de acceso al recinto, e inscrito entre el Parque de María Luisa y el Prado de San Sebastián, donde poder realizar grandes concentraciones de público en un lugar cercano al casco urbano. De estos tres conjuntos solo llego a feliz término el correspondiente a la Plaza de América.

Perspectiva general del emplazamiento de la Exposición Hispano Americana aprobado el 25 de mayo de 1912, en el que se aprecian tres núcleos constructivos: 1.- El formado por los pabellones de Agricultura y Maquinaria, que daría lugar al Sector Sur. 2.- La Plaza de América. 3.- Y la gran plaza del Stadium, tras el acceso principal, donde se emplazaría más tarde la Plaza de España. (Ilustración de la revista La Exposición. 30 de octubre de 1912)

Como norma habitual durante todo el proceso constructivo del Certamen, estos planos fueron modificados constantemente, así a los pocos meses fue cambiada la ubicación el Stadium, trasladándolo a la “Huerta del Carmen” en el Sector Sur. El 16 de mayo de 1913, se toma la determinación de llamar Plaza de España, al espacio vacío que había quedado con el cambio de lugar del Stadium. Así el 31 de julio de 1914, es aprobado el nuevo proyecto presentado por Aníbal González, embrión de lo que sería la Plaza de España, cuyo diseño sufriría multitud de alteraciones hasta su definitiva realización.

El autor contemplaba este último diseño, como contra punto y complemento de la Plaza de América, no olvidando en ningún momento su primitiva idea de un espacio al aire libre para espectáculos próximo al casco urbano, y de fácil acceso, estableciendo su vinculación al parque como final de la avenida transversal del conjunto ajardinado, que partiendo del río conducía a este espacio, excluyéndolo de este modo del Prado de San Sebastián al darle la espalda.

Aníbal González en su primera concepción del proyecto, establece sobre una superficie semielíptica, tres pabellones provisionales, el de Industrias Generales, el de Agricultura, y entre ambos el Palacio de Actos y Fiestas en su parte curva, enlazándolos entre sí por medio de dos pórticos o pérgolas de planta arqueada, con terrazas a distintas alturas para ser utilizadas por los espectadores. También dispuso de un canal o ría que lo circundaba y cortada en su centro para dar acceso desde el Parque, con ocho puentes que lo cruzaban y que servían de acceso desde la explanada central a un paseo elevado de 35 m. de anchura.

Plano de la Plaza de España de 1914, en el que se aprecian los tres edificios provisionales y los dos pórticos de unión. (Ilustración revista La Exposición, septiembre 1914)

El elemento fundamental del proyecto es la gran explanada semicircular de 170 X 100 m. muy apropiada para cualquier tipo de espectáculos o grandes aglomeraciones humanas, situada cerca del acceso principal al recinto y próxima al casco urbano. Así el público asistente a las grandes concentraciones estaría alojado en las distintas terrazas contemplado como telón de fondo el arbolado del parque y el río Guadalquivir; abriendo España sus brazos como símbolo hacia el río y las repúblicas americanas.

En 1915, éste proyecto sufre nuevas modificaciones, entre ellas la Comisión decide, que uno de los edificios albergue la Facultad de Ciencias de la Universidad de Sevilla, lo que da lugar a que la construcción, que en un principio se concibiera como provisional, se le dé carácter de permanente. Y posteriormente el Comité decide construir un edificio permanente en la parte curva del conjunto, ubicando en él la Escuela de Artes e Industrias Aplicadas. Este hecho produce como consecuencia el diseño definitivo de la Plaza que se realizará en 1918, bajo el nombre de “Proyecto de Universidad Obrera y Plaza de España”.

En la Memoria del proyecto que el arquitecto elabora, en su primer punto establece claramente los dos objetivos primordiales; el primero es la construcción de un edificio central para Escuela de Artes y Oficios, y unas naves laterales destinadas a talleres de aprendizaje, y en segundo lugar que, gracias a su disposición, se podrá utilizar como Stadium para la celebración de toda clase de espectáculos al aire libre (carreras, revistas, juegos deportivos, cabalgatas, etc). De este segundo objetivo se desprende como el autor, nunca dejó de tener a la vista un lugar para grandes acontecimientos, siendo precisamente en este marco incomparable donde tuvo lugar la ceremonia de inauguración de la Exposición Iberoamericana en 1929.

Plano definitivo del conjunto de la Plaza de España (planta basamento). (Archivo Municipal de Sevilla)

El autor diferencia en el conjunto de los edificios cinco grupos:

1º.- La Escuela de Artes y Oficios destinada a la enseñanza, con aulas y dependencias complementarias, la sitúa en el edificio central distribuyéndola en tres plantas, de honor, principal y segunda, alrededor de un patio principal porticado y otros cuatro de ventilación y luces. Con una superficie total de 5.056,91 m2 y una longitud de fachada de 79 metros.

Proyecta dos accesos a este edificio, uno desde la plaza, por su fachada principal cubierta por una galería al que se le añade una gran terraza volada que termina al borde de la ría, y otro posterior con acceso desde el Prado de San Sebastián, con arcadas, bajo las cuales transcurría el tren miniatura. En este edificio se incluye un pequeño teatro como recuerdo de sus orígenes como Palacio de Actos y Fiestas.

Vista aérea de la Plaza de España durante su construcción (1924) durante un acto militar celebrado en la misma. (Ilustración Arquitectura del Regionalismo en Sevilla 1900-1935)


Dos imágenes durante la construcción de la Plaza de España (1924). (Ilustraciones de El Cicerone de Sevilla. Monumentos y Bellas Artes)

2º.- Las naves situadas a izquierda y derecha del edificio central, para talleres de aprendizaje de distintos oficios, de 20 m. de ancho por 15 de alto, con una superficie de 7.198 m2, poseen delante de la fachada principal una galería con una fenomenal columnata correspondiendo a cada arco la glorieta de una provincia española. Dispuestas para ofrecer una amplia variedad de aprendizajes.

3º.- En el centro de las naves situadas a ambos lados del edificio central, inscribe sendos edificios bajo los nombres de Puerta de Aragón y Navarra, que tienen un doble objetivo, el primero como acceso a las galerías y talleres, y para subir a las terrazas de las galerías, mediante escalinatas de grades dimensiones que aloja una fachada interior de tres ordenes arquitectónicos, que se extienden por todo el desarrollo de la plaza, y en segundo lugar como medio de comunicación y facilitar la unión con el Prado de San Sebastián y dar al conjunto una mayor esbeltez y proporcionalidad. También se complementaba con pequeños talleres, laboratorios y servicios de uso público.

4º.- Los Museos Artístico e Industrial, en los extremos del conjunto, cuya finalidad era la de contener colecciones de objetos que sirvieran como modelo para las diferentes enseñanzas de la Universidad Obrera. Estos edificios de planta rectangular se componen de dos pisos, bajos y principal. Los objetos se expondrían en un espacio libre de 696 m2 cada uno.

5º.- Las Torres Norte y Sur y pórtico de entrada a la Plaza o unión con el Parque de María Luisa. Las torres se colocan en los extremos de la edificación, con fines decorativos como remate del mismo y funcional como contenedores de depósitos de agua y aplicaciones a la telegrafía sin hilos, reflectores luminosos, etc. La altura total es de unos 70 m. y el acceso interior es por rampa y escalera en la parte superior.


Alzado y sección longitudinal de la fachada del edificio del Museo Artístico y Torre Norte desde la avenida Isabel la Católica. (Archivo Municipal de Sevilla)

Siguiendo con la memoria que Aníbal González redactó sobre el proyecto, dice que la explana central de forma semielíptica, tiene un diámetro de 186'38 m. el lado mayor y 93 el menor, con una superficie de 14.668 m2, unida a la avenida de las Palmeras (actual Isabel la Católica), por una amplia entrada, siendo el rasante el mismo que el de las avenidas del Parque. La ría que no gustó a Forrestier, pero que mantuvo en su proyecto de expansión del Parque hasta la Plaza de España, la envolvía totalmente excepto en su parte central, que servía de acceso al Parque, y tiene una anchura de 14,76 m. y 513 m. de longitud.

Cuatro puentes, revestidos de cerámica, llamados de Castilla, León, Aragón y Navarra, comunicarían la parte central de la Plaza con el paseo ó gran peatón de 25 m. de ancho y 360 m. de longitud y con algo de pendiente para facilitar a los espectadores mejores condiciones visuales, que se comunicaban en sus extremos directamente con el Parque formándose dos nuevos accesos.

Así, la Plaza de España ideada por Aníbal González, se asemejaba a un gran teatro griego; los espectadores se situaban en las galerías y en el gran peatón, como si fueran las gradas del mismo, mirando al espacio central formada por la gran plaza elíptica que sería la “orchestra” con un enorme espacio para espectáculos, concentraciones y juegos deportivos, y de fondo la “scena” constituida por el arbolado y la vegetación del Parque de María Luisa.

Vista aérea de la Plaza de España, noviembre de 1930.

El paseo que formaba el gran peatón, estaría recorrido por 48 bancos adosados al muro, dispuesto en forma de “U” como si fueran palcos, cada uno de ellos dedicado a una provincia española, sin incluir a Sevilla. En su frente, y mediante retablo cerámico se representaría una escena histórica o de costumbres de la provincia; a ambos lados se situarían anaqueles de cerámica pintada donde se dispondrían de publicaciones, guías y planos referentes a la misma. El pavimento estaría constituido por el mapa provincial en azulejo, orlado por olambrilla con escudos de las poblaciones de la provincia y el respaldo de los bancos estaba proyectado originalmente estuvieran realizados en forja. Más adelante se trata con mayor detenimiento algunos de los bancos.

Diseño de los bancos de las provincias proyectados con respaldo de hierro. (Archivo Municipal de Sevilla)

Para la ornamentación Aníbal González destaca por su importancia el ladrillo, que además de su fin constructivo, es utilizado para molduras y relieves tanto cortado como tallado, también especifica como base esencial de la ornamentación, el hierro forjado y repujado, la madera tallada y el mármol labrado, se constituyen en complementos decorativos del conjunto, y como no la cerámica en sus distintas variedades de relieve vidriado, como los azulejos pintados y de bulto redondo, y sus múltiples aplicaciones. Pero debido a la fragilidad del material, este sufría continuas roturas que hizo necesaria continuas sustituciones de estos elementos ornamentales, por lo que ya en 1946, con el fin de dar una solución definitiva, se decide suprimir las farolas de cerámica vidriada y la sustitución de la balaustrada del interior de la ría, por otra similar de piedra natural. Evidentemente el problema no se resolvía y las restantes balaustradas seguían deteriorándose. Con respecto a las farolas de cerámica fueron nuevamente instaladas con motivo de la restauración de los bancos provinciales que se realizó en 2011.

Toda la ornamentación ofrece un programa cultural y simbólico destinado a convertir la Plaza de España en la nueva seña de identidad de la Exposición.

La superficie edificada es de 18.731 m2 y la libre de 31.360 m2 y el total de conjunto de 50.091 m2, este enorme coloso de 170 X 100 m. tiene un largo recorrido constructivo que se inicia agosto de 1914 para aminorar el paro obrero que padecía Sevilla y que culminaría en mayo de 1928.

Sobre los fundamentos artísticos en que Aníbal González se inspiró existen varias teorías. Así Víctor Pérez Escolano, recogiendo las palabras del autor en sus proyectos “Me he inspirado en el Renacimiento español. Claro está que modernizándolo, interpretándolo, según la idea fundamental, por decirlo así, que me ha servido de norma para cuanto he realizado en Sevilla....” más tarde en 1924 en la memoria de la Torre Norte dice: “.....el estilo es, naturalmente, el mismo que el de toda la edificación de la Plaza, o sea, moderno, inspirado en el Barroco español y en los inimitables ejemplos existentes en Santiago de Galicia, Valencia, Zaragoza, Écija, etc.”. El autor en 1924, entiende por estilo moderno el inspirado en el Barroco español y no lo considera contradictorio con la inspiración en el Renacimiento español del Proyecto General del conjunto de la Plaza de España ya que esta sucesión de interpretaciones de renacimiento y barroco como moderno, no significa más que el hecho de que los principios de historicismo nacionalistas están en pleno vigor desde principios de siglo, propiciado desde la cultura oficial y reflejado en la mayoría de la arquitectura española. Por otro lado, Pérez Escolano, también advierte la influencia ejercida por Andrea Paladio en el proyecto, considerándolo una traición a la inspiración nacionalista.

Para Alberto Villar Movellán, que también reconoce la influencia del vicentino Paladio, como autor de numerosas villa vénetas de tres cuerpos con alas curvas y torres en los extremos, junto a edificaciones intermedias compensando la excesiva longitud de sus alas, sin embargo a diferencia del anterior remarca la influencia de otras inspiraciones netamente andaluzas o españolas, renacentistas o barrocas, lo que no supone una “traición” al esquema nacionalista del autor que aún utilizando temas de Paladio, estos pasan al manierismo que puede encontrarse en Andalucía en obras de Machuca, Herrera, etc. Así, Villar Movellan enumera una serie de obras como inspiradoras de la Plaza de España, como el piso alto del Convento de San Clemente y las arcadas de la Plaza de Toros de la Maestranza de Sevilla, la portada del Alcázar de Toledo y la Torre del Reloj de Santiago de Compostela.

Las Torres se elevan desafiando la altura de la Giralda, estas fueron consideradas como “costosas, innecesarias y poco bellas” por la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, simbolizando la arrogancia de los nuevos tiempos y sirven para demostrar al profesor Villar cómo el historicismo regionalista llegó a convertirse en “vanguardia” dentro del ambiente intelectual hispalense, alzando unas torres que rompían el paisaje urbano dominado por la Giralda.

Las torres se cimentaron en 1923, con un sistema de pilones hincados, que luego se unen en la superficie por una gran losa de hormigón armado, la construcción del edificio se adjudicó en diciembre del siguiente año a la Compañía Vías y Riesgos de Zaragoza. Su composición es aterrazada a la manera de la Catedral Mezquita de Córdoba, y la forma de su cubo principal nos remite a la Torre del Reloj de Santiago; así mismo se aplican temas platerescos como el balcón de la Casa de los Muertos de Salamanca, pero cuidando en todo momento no traspasar el sutil límite que los regionalistas colocan siempre entre la inspiración y la copia.


La Torre Norte de la Plaza de España en construcción. (El Correo de Andalucía, 02 de agosto de 1963)

Con esta estética basada en el peculiar concepto regionalista, Aníbal González, utilizó el ladrillo y la cerámica vidriada como elementos fundamentales. El ladrillo lo talla como si de piedra se tratara, más aún como madera, pues fueron los ebanistas los que se encargaron de labrar las cuidadosas ornamentaciones, ensalzando siempre el carácter esencial del obrero artista local, en su producción, como lo demuestra el texto redactado de su puño y letra junto a una fotografía personal. “Justo es reconocer que en Sevilla existen obreros en todos los oficios, sumamente hábiles e inteligentes y que, si hasta ahora no han hecho trabajos para la Exposición, es sencillamente por que nunca se les ha presentado oportunidad para ello, pero que hacen y han hecho trabajos mucho más difíciles y delicados de los que se necesitan para esta clase de edificaciones”.

Para ello se utilizó un tipo de ladrillo con una cocción especial que permitía la talla sin grandes dificultades, así mismo las piezas traían una preforma de fábrica con gran semejanza con la talla ya terminada.



Detalle del tallado de las columnas de los balcones y en una de las torres de la Plaza de España. (Archivo del autor)

En efecto, con el ladrillo se incardina una tradición centenaria que madura en la arquitectura hispano-musulmana y que perdura en la sabiduría constructiva local desde el mudejarismo hasta el barroco, prolongándose en el regionalismo historicista al amparo de la Exposición Iberoamericana, plasmándose no solo en sus edificios sino en toda la arquitectura de la ciudad.

Ángulo del patio del edificio central, cuya decoración es compendio de todos los oficios artísticos. (Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. Álbum Artístico. E. Piñal)

Las obras que se iniciaron en el mes de agosto de 1914, para aminorar el paro obrero que padecía Sevilla, con la construcción de la ría, pero no es hasta 1918 cuando se inician los trabajos para la construcción de la Plaza de España, saliendo a concurso para su ejecución distintas obras, entre las empresas más destacadas del momento, entre ellas se encontraban la Empresa General del Construcciones, Vigas y Riesgos, S.A., y otras muchas que realizaron minuciosos trabajos decorativos, como las fábricas de cerámica “Los Remedios” de José Laffitte, Ramos Rejano, José Mensaque, Pedro Navia, Manuel García Montalvan, Alfarería Bernal, etc. Todas ellas fueron realizadas por contratas parciales, condicionadas por la escasa liquides del Comité. Las obras también se vieron muy afectadas por la difícil coyuntura social de la segunda década, quedando desiertos algunos concursos. Las obras concluyeron en el mes de mayo de 1928.

El trabajo de los artistas cerámicos era ingente, ya que fue necesario la confección de farolas, basamentos, balaustradas, escudos, guardillas estampadas, orlas en relieves, medallones, revestimientos cerámicos para los paramentos verticales y los mapas y respaldos de los bancos que las cuarenta y ocho provincias, sin contar Sevilla, que bordean la ría.


Una pequeña muestra de algunos elementos cerámicos realizados para la decoración de la Plaza de España, como la infinidad de dibujos para los lienzos de los paramentos y la decoración renacentista de una ventana. (Archivo del autor)

Este grandioso trabajo en la fabricación de los objetos de cerámica vidriada, concluyó con la colocación de los distintos motivos en los respaldos de los bancos, para ello cada provincia elegía una serie de hechos históricos que identificaran a ésta. Una vez determinados estos, los pintores realizaban estos paneles de azulejos, siguiendo las directrices marcadas desde las ciudades que iban a representar. No obstante, no siempre eran colocados estos, ya que, ateniéndose a criterios de idoneidad, representación histórica o aportación a la unidad de España, el profesor Francisco Murillo Herrera, los rechazaba o modificaba e incluso se realizaban nuevos cuadros cerámicos.

El profesor Antonio Solís Burgos, tiene realizado un impresionante estudio sobre los distintos motivos que adornan los bancos y los modelos utilizados para su realización, en su tesis doctoral “La Plaza de España de la Exposición Iberoamericana de Sevilla”, y la empresa municipal EMASESA tiene editado una obra titulada “La cerámica en la Plaza de España de Sevilla”, siendo referentes para todo aquel que quiera profundizar aún más en el tema.

Dado el carácter relevante que tiene en el aspecto decorativo los bancos de cada provincia española, hacemos a continuación un somero estudio tomado como fuente para ello el trabajo realizado por Sonsoles Nieto en “Los Laffitte, una familia de industriales ceramistas”, para analizar más detalladamente los que fueron realizados por la Fábrica de Cerámica Ntra. Sra. del Rocío, de José Laffitte, y correspondientes a los de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Madrid, Tarragona y Vizcaya, como una pequeña muestra de toda la obra que decora esta parte de la Plaza.

Los pintores que intervinieron principalmente en la confección de los paneles cerámicos de estas provincias antes referidas fueron Enrique Mármol Rodríguez y Manuel Cañas Martínez, ambos magníficos pintores ceramistas, que ya había trabajado con otras importantes fábricas como Mensaque o Santa Ana el primero, y en la decoración del interior del Pabellón Real, como se estudia en dicho apartado, el segundo. Pero además de estos pintores, también colaboraron Ángel Villaroel, Manuel Corrales y Francisco Pino Sayago.

La escena representada en el banco de la provincia de Albacete, es la Batalla de Almansa, fue realizada por Ángel Villarroel, que se inspiró con fidelidad en el cuadro encargado por Felipe V al pintor italiano Bonaventura Lligli y al topógrafo Filipo Palotta, y que tuvo lugar el 25 de abril de 1707, durante la Guerra de Sucesión Española, entre partidarios de Felipe V y del archiduque Carlos de Austria, y que significó, tras el triunfo de los primeros, el afianzamiento de los Borbones en España. Este frente ya estaba colocado en 1922, siendo sustituido antes de la inauguración de la Exposición, por otro pintado por Francisco Pino con igual temática.

Escena del respaldo de la provincia de Albacete. (Fondos fotográficos de la Asociación Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano)

Debido a su deterioro, este retablo ha sido sustituido dos veces por copias, la primera hace unas décadas, realizado por el pintor M. Borrego y el que en la actualidad se puede contemplar ejecutado por los ceramistas de la Escuela Taller de la Plaza de España, perdiendo en ambas ocasiones calidad pictórica.

Detalle del óleo pintado por Lligli.

Para el respaldo del banco de la provincia de Ciudad Real, fue elegido como motivo “El Quijote”, que si bien no representa ninguna escena concreta de la obra de Cervantes, nos trae a sus dos personajes principales Don Quijote y Sancho Panza en primer plan, tras ellos un paisaje netamente manchego con molinos en el horizonte. Este tipo de modelo fue muy popular, tanto en las ilustraciones de los libros, como en grabados y en la cerámica sevillana de aquella época. Completan la escena unos magníficos motivos ornamentales de inspiración clásica y en los extremos dos cartelas donde se aprecian monumentos de la provincia.





Escena principal del banco de Ciudad Real y detalle de las cartelas laterales. (Archivo del autor)

La autoría de esta pieza es incierta, ya que a pesar de estar firmada con las letras MC entrelazadas, le había sido atribuida al pintor Enrique Mármol, si bien también pudiera ser de Manuel Cañas, ya que ambos pintores colaboraban conjuntamente en distintas obras, además de mantener una relación de amistad, y como expone Sonsoles Nieto en tu trabajo, estas iniciales pudieran tener doble lectura tanto MC como EM, en espera de reunir las pruebas necesarias, que corroboren esta autoría.

Escena del Dos de Mayo de 1808, del banco representativo de Madrid. (Archivo del autor)

Panel pintado por Manuel Corrales, que fue rechazado. (Ilustración de Los Laffitte, una familia de industriales ceramistas).

La capital de España estuvo representada por los sucesos acaecidos el Dos de Mayo madrileño, con motivo de la Guerra de la Independencia. Para inspirarse se eligió el cuadro que el pintor valenciano Sorolla ejecutó y con el cual ganó la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884.

El lienzo representa la resistencia del pueblo madrileño, al mando del capitán Luis Daoíz, en el Parque de Artillería de Monteleón frente al asalto de las tropas napoleónicas. El herido capitán se aposta ante uno de los cañones e invita a los soldados franceses al ataque.

Al igual que lo ocurrido en el retablo de la provincia de Albacete, aquí también se realizaron dos paneles, el primero pintado por Manuel Corrales y que fue rechazado por la comisión, y en la actualidad en poder del Patrimonio del Estado, y el segundo, que es el que actualmente se contempla en la Plaza, y que si bien Sonsoles Nieto, dice no poseer reseña del pintor, en una de las volutas de la parte inferior, se ha encontrado la iniciales EM ó MC, por lo que pudiera ser de Manuel Cañas o Enrique Mármol.

La diferencia entre las dos composiciones además del estilo, estriba en pequeños detalles, ya que la escena es la misma, salvo la puerta del Cuartel, y un farol que no aparece en la rechazada y que si aparece tanto en la de Sorolla como en la colocada, dando un aspecto mas tenebroso a la escena. Otra diferencia fue la sustitución de los motivos laterales de la obra, en la de Corrales se puede apreciar dos bustos de personajes (posiblemente Daoíz y Velarde), y en el que se colocó definitivamente, estos fueron modificados por el Palacio Real y el Observatorio Astronómico.


Detalles de los motivos laterales y firma del autor. (Archivo del autor)

  Como se puede constatar era muy normal la sustitución de los paneles cerámicos si no cumplían las directrices aconsejadas por la comisión.

La Cena de Tarragona, escena representativa de dicha provincia. (Archivo del autor)

La miniatura conocida como “Cena de Tarragona” perteneciente al Libre desl fets del rei Jacme I (Libro de los hechos del rey Jaime I) fue elegida para la representación de Tarragona. Es la primera de las denominadas cuatro grandes crónicas de la Corona de Aragón. Parece ser que la conquista de Mallorca (1229) impulsó su redacción. Jaime I murió en 1276 por lo que la obra debía de estar prácticamente acabada poco antes. No obstante, las copias que han llegado hasta nuestros días son posteriores (el manuscrito más antiguo conservado es de 1343 de un copista del monasterio de Poblet).

Miniatura del Libro de los hechos del rey Jaime I.



Detalle de monumentos de Tarragona en los laterales. (Archivo del autor)

Al igual que los otros casos mencionados, este no fue el único proyecto que se realizó para representar a dicha provincia, ya que existe otro con temática totalmente distinta realizado en la fábrica de Ramos Rejano y realizado por el pintor Manuel Baena.

La autora de la obra que nos estamos refiriendo, dice de este panel “que los motivos vegetales que lo rodean son los de mayor viveza, frescura y libertad de todos los bancos de las provincias, también los de mas contrastados colores, variadas gradaciones y modernas armonías.”

La autora lo identificada habitualmente, por la firma, con Enrique Mármol Rodrigo, aunque también asevera que el estilo rico en matices pictóricos la lleva a pensar que fuera realizado por Manuel Cañas Martínez, teniendo las iniciales de la firma esa doble lectura que ya se ha citado.

Para representar a Vizcaya, se eligió una pintura mural de José Echenagusia que se encuentra en el Salón del Trono del Palacio Foral de Vizcaya y que se titula “La pacificación de los bandos” ó "Pacificación de Oñacinos y Gamboinos". En el año 1370 se entablan las feroces guerras de banderizos entre las dos grandes familias de Gamboa y Oñaz, luchaban entre sí. El Corregidor de Vizcaya Gonzalo Moros convocó a los jefes de ambos bandos en 1394 para que, bajo la sagrada sombra del Roble de Gernica, se jurasen mutuamente la paz que todos los vizcainos ansiaban y así acabar con las luchas fratricidas.

La Pacificación de los Bandos representativa del banco de Vizcaya. (Archivo del autor)

El autor del retablo cerámico, supo plasmar con gran maestría los detalles del paisaje y personajes, resultando en su conjunto una obra de extraordinaria calidad pictórica. Como remate enmarca la composición una amplia bordadura, en forma de dosel en la parte superior, con dibujos renacentistas.

Mural pintado por José Echenagusia, que se encuentra en el Salón del Trono del Palacio Foral de Vizcaya. (Web Palacio Foral de Vizcaya)

Tanto en éste panel de Vizcaya como en el de Tarragona, nos encontramos con la misma duda a la hora de establecer su autoría, si bien fueron realizados en la misma fábrica de José Laffitte, y la firma aparece con la EM ó MC que ya se ha comentado y que habitualmente se ha identificado con Enrique Mármol Rodrigo, el estilo rico en matices pictóricos nos hace pensar que pudiera ser su autor Manuel Cañas Martínez.

Los cuarenta y ocho bancos de las provincias españolas, se ordenaron por orden alfabético, dispuestos en cuatro grupos de doce. La provincia de Sevilla no dispuso de banco propio, pero en el inicio y final de cada tramo o grupo de bancos, se instaló un panel, en total ocho, con una disposición parecida a cada provincia, exceptuando que carecían de bancos. La decoración de estos, recogieron distintas escenas; dos están dedicadas a los toros, una es una estampa campera y otra en la plaza de toros; cuatro a las fiestas de la ciudad, como Semana Santa, la Romería del Rocío, las Cruces de Mayo y la Feria de Abril; y las otras dos son reproducciones de los oleos del Baile de los Seises en la Catedral de Sevilla y Las Cigarreras en el interior de la Fábrica de Tabacos, del pintor sevillano Gonzalo Bilbao.


Lienzos cerámicos con escenas sevillanas. (Archivo del autor)

Para más información de todos y cada uno de los bancos provinciales, se acompaña enlace de la web Retablo Cerámico: http://www.retabloceramico.net/nd0003.htm

Otros detalles a destacar de la obra son sus múltiples relieves realizados por las fábricas de cerámica para la decoración del conjunto pudiéndose contemplar entre ellas, las seis ventanas renacentistas; los escudos de Sevilla que adornan las puertas de Navarra y Aragón; las veinticuatro águilas imperiales con el escudo de Carlos V; los cuatro heraldos de tres metros de altura que flanquean las dos torres que encuadran el edificio central, y que representan los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón; y los cincuenta y dos tondos con el busto de españoles ilustres en los arco que comprende cada provincia, en cuatro grupos de trece personajes, los anaqueles de los bancos, balaustradas, etc.

Estos tondos cerámicos, situados en las enjutas de los arcos que componen la gran arcada que recorre toda la plaza, están modelados en relieve y esmaltados en blanco sobre fondo azul, en el que aparecen en el interior de cada uno de ellos el busto de un personaje relevante en la historia de España, ordenados cronológicamente representando a filósofos, literatos, artistas, santos, reyes, etc.




Heraldos de los reinos de León, Aragón y Navarra en las fachadas del edificio central. Tondo con la figura del rey San Fernando, en los arcos de cada provincia, y águila imperiales con el escudo de Carlos V. (Archivo del autor y Fondos fotográficos de la Asociación Amigos de la Cerámica Niculoso Pisano)



Detalle de los artesonados de la galería. (Archivo del autor)

Fachada al interior de la Puerta de Navarra - Detalle del trabajo de forja. (Archivo del autor)

Interrumpiendo el desarrollo de las naves laterales, se encuentran inscritas en cada una de ellas las puertas Aragón y Navarra, y como ya se ha dicho tenían como objeto servir de acceso a las diferentes plantas, además de comunicar el interior de la plaza con el Prado de San Sebastián.

Tanto el vestíbulo como las escaleras de estas puertas se encuentran bellamente decoradas sus paredes con elementos cerámicos, así en los zócalos del zaguán se sitúan paneles cerámicos con diferentes motivos, escenas y paisajes de estas regiones y de Sevilla. En la portada del arranque de las escaleras, escenas mitológicas protagonizadas por niños dioses, realizados por Enrique Orce, y en los paramentos de las escaleras, grandes lienzos de cerámica de dibujos geométricos de azulejos de aristas.

Fachada exterior de la Puerta de Navarra, de acceso desde el Prado de San Sebastián. (Archivo del autor)



Tres vistas de la caja de la escalera. (Archivo del autor)

Muestra de la azulejería de arista de los zócalos de la misma. (Archivo del autor)

PUERTA DE NAVARRA



Detalles de los azulejos de los zócalos y portada interior de la Puerta de Navarra. (Archivo del autor)

En esta puerta se hallan en los zócalos de las paredes paños de azulejos con vista de la Plaza del Castillo de Pamplona y del Puente de Triana con unas gitanas canasteras, y la portada cerámica del arranque de las escaleras, aparecen representados dioses de la mitología, todos ellos como niños, aprendiendo lo que serían sus futuros oficios. Hermes aparece en la imagen a la derecha, fácilmente reconocible por su casco alado. Junto a él, lo mira Eros, al que se le reconoce por sus alas en la espalda. El último de los dioses de este fragmento es Dionisos, que, con un racimo de uvas en la mano, se lleva una de ellas a la boca. 

PUERTA DE ARAGÓN




Detalle de los azulejos de los zócalos y de la portada interior de la Puerta de Aragón. (Archivo del autor)

En los zócalos del zaguán de esta puerta se encuentra paneles cerámicos con una vista de la Basílica del Pilar y un maño, y una escena de la feria de ganado de Sevilla, y en la portada del arranque de las escaleras un mosaico donde aparecen representadas mediante puttis coronados de laurel, las diferentes artes, se puede apreciar de izquierda a derecha la literatura, la escultura, la arquitectura y la música a través de los instrumentos que portan. 

Las Puertas de Castilla y León, se sitúan en el edificio central de la Plaza de España, actualmente sede del Cuartel General de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, es un lugar poco conocido, pero de una impactante belleza no solo exteriormente sino también su interior. Nos impresiona nada más entrar por la puerta principal de acceso desde el exterior, tras franquear la espaciosa escalinata, y entrar en el vestíbulo, nos encontramos con el increíble panorama de las dos plantas del edificio, con una impresionante escalera de mármol rojo a ambos lados; junto al arranque de estas, las copias en yeso de los moldes de los leones del madrileño edifico del Palacio de las Cortes, que fueron realizados en la Fábrica de Artillería de Sevilla en 1864.


Vista de la fachada principal del edificio central de la Plaza de España desde el Prado de San Sebastián y arranque de la escalera en el vestíbulo. https://framuru2.wordpress.com/2013/05/11/capitania-general-sevilla/)


Y si levantamos la mirada, podemos admirar en la techumbre, los frescos pintados por Garzón, cuyo tema central es el escudo real rodeado de figuras alusivas a las artes y las ciencias, y la galería superior cuyos arcos presenta la peculiaridad de estar sustentados por columnas dobles de mármol blanco.


El acceso a la planta superior y los frescos del techo del vestíbulo. (https://framuru2.wordpress.com/2013/05/11/capitania-general-sevilla/ y Archivo del autor)


A continuación del vestíbulo, se encuentra el patio principal del edificio de una belleza indescriptible, donde se mezclan la cerámica trianera, el ladrillo tallado, el mármol blanco de las columnas y la madera del artesonado. El zócalo que lo circunda, está realizado en azulejos planos esmaltados en colores con bustos central de distintos descubridores y conquistadores del Nuevo Mundo. Al lado izquierdo del mismo se encuentra una capilla con retablo barroco del siglo XVII procedente dela desamortización; lo preside una Inmaculada de la escuela de Martínez Montañez.



Vista general del patio. Detalle de uno de los ángulos en que se puede apreciar el trabajo en el tallado del ladrillo, con la incrustación del azulejo, y del mármol, así como de los azulejos del zócalo del mismo. (https://framuru2.wordpress.com/2013/05/11/capitania-general-sevilla/)

Tras acceder a la planta alta por las escaleras, nos encontramos con la galería que circunda al patio con su hermosa arquería de ladrillo tallado sustentada por columnas de mármol blanco, y un bello artesonado, todo ello similar a los situados en el patio.


Vista de la galería alta de patio durante la Exposición antes de ser acristalada, y vista de la capilla. (Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. Álbum Artístico. E. Piñal y https://framuru2.wordpress.com/2013/05/11/capitania-general-sevilla/)


En la primera planta, se encuentran un magnifico teatro con capacidad para seiscientas personas, no hemos de olvidar el carácter representativo, como primitivo Palacio de Actos y Fiestas, previsto para la celebración de actos institucionales durante la Exposición, es admirable la impresionante y espectacular vidriera central que fue realizada por la afamada firma Maumejéan Hermanos S.A. siendo el mismo motivo central, el escudo real, circundado por los de los cuatro reinos históricos españoles, Castilla, León, Navarra y Aragón. Curiosamente, un efecto óptico hace pensar que esta vidriera es cóncava, sin embargo, es totalmente plana.

Plano de la sección transversal del teatro situado sobre los pilares del pórtico de entrada al edificio de Capitanía por el Prado de San Sebastián. (Archivo Municipal de Sevilla)


Vista general del teatro de la Plaza de España, y detalle de la vidriera (web Asociación Filarmónica de Sevilla y archivo del autor)

Contiguo al teatro se encuentra la Sala de los Planos, esta sala estaba presidida por el cuadro de "El compromiso de Caspe" cedido por el Museo del Prado y que desde 1992 se encuentra en el Ayuntamiento. En su lugar se ha colocado, en azulejo, la obra del ceramista Antonio Hermosilla Caro realizada en la Fábrica de Mensaque Rodrí­guez y Cía. a finales del pasado siglo, que reproduce "La Rendición de Granada" obra de Francisco Pradilla, de 1882, cuyo original se encuentra en el edificio del Senado. Las mesas son con casi total seguridad son las que se adquirieron para el Pabellón de la Prensa (actual Colegio España) y el Salón de la Prensa Iberoamericana, procedentes de la Exposición Internacional de Prensa celebrada en Colonia en 1928.


Vistas de la Sala de Planos y del Salón del Trono o de Andalucía. (https://framuru2.wordpress.com/2013/05/11/capitania-general-sevilla/)

En esta planta se encuentra el balcón principal con vistas al interior de la Plaza, desde él tenemos unas impresionantes vistas de la misma en toda su amplitud. En el frontis sobre el que se yergue el mástil de la bandera, se encuentra una pequeña imagen de Santa Catalina, en cerámica blanca sobre fondo azul, que podríamos decir que es una libertad que se tomó Aníbal González, en homenaje a su madre que así se llamaba.

Frontis con la imagen en cerámica de Santa Catalina. (web la Sevilla que no vemos)

El cálculo del coste de esta monumental obra fue muy problemático, Aníbal González no realizó un presupuesto realista, he iba introduciendo continuas modificaciones al mismo. Los estudios presupuestarios nunca pudieron determinar con antelación los costes económicos. Se llegó a emplear a más de mil obreros, absorbiendo así la crisis de la mano de obra local y hasta comarcal.

De un informe de la Dirección de Obras, sobre el estado de la ejecución de las obras de la Plaza de España, se desprende que la dirección del arquitecto era viciada. Pero esta responsabilidad no es solo achacable a Aníbal González, bajo la dirección de Vicente Traver, los gastos siguieron desbordándose. El presupuesto previsto en 1914 fue de 628.500,70 pts., con el proyecto de la Universidad Obrera y Plaza de España, ascendió a 4.670.200 pts., sin embargo, se puede calcular que el total de los gastos llegó a 15.310.365 pts., y si a dicha cantidad se le añade otros gastos adicionales como reposiciones y mantenimiento de última hora, esta cifra puede rebasar fácilmente los 17.000.000 pts., en cualquier caso impresiona constatar la cuantía minúscula, desde los precios actuales, para un edificio de tal envergadura.

Entre los meses de mayo a julio de 1926, se produce la crisis final que obliga a Aníbal González a presentar su dimisión como arquitecto de la Exposición. El enfrentamiento entre el Comisario Cruz Conde y el arquitecto se debía, según Aníbal González, a las ingerencias en la adopción de decisiones que según este último eran de su competencia. Con tal decisión se impide la culminación de la obra por parte de su creador, y con su marcha se produce también la marcha de su ayudante Aurelio Gómez Millán, recayendo sobre Pedro Sánchez Núñez, la responsabilidad de la dirección de los pocos trabajos que quedaban.

El 9 de septiembre de 1927, con Vicente Traver, como sucesor de Aníbal González, y en uso de sus facultades como Arquitecto Director, presentó al Comité el desafortunado proyecto de la fuente central, realizado en colaboración con Eduardo Carbajal, destruyendo el carácter lúdico del conjunto. La primitiva fuente proyectada por Aníbal González, se situaba en la fachada del edificio central, en el arco del pórtico que da a la ría, entre los puentes de Castilla y León, una fuente de tipo adosada, rematado con el escudo real sostenido por águila bicéfala, que derramaba sus aguas sobre una taza que a su vez vertía sobre la ría que, sin gran desarrollo ni pretensiones, tenía la función concreta de alimentar de agua a la ría, quedaba perfectamente integrada en el marco arquitectónico.

Proyecto de fuente realizado por Aníbal González que se situaba en el arco central del pórtico ubicado entre los puentes de Castilla y León. (Archivo Municipal de Sevilla)
Plano de planta y alzado de la fuente diseñada por Vicente Traver, con el globo terráqueo como surtidos. (Archivo Municipal de Sevilla)

Para Traver si embargo, lo importante no era el espacio vacío que quedaba, si no los edificios que lo circundaban, favoreciendo la observación de los mismos y su rica ornamentación, dando un sentido centrípeto a la misma; pero ello significó que, la obra pública más importante realizada en la Sevilla contemporánea, quedara convertida en una obra ornamental.

Para ello diseña una enorme taza circular exterior de 21 m. de diámetro con un borde muy bajo, que contiene otra principal, esta de 14 m., ambas en mármol blanco, con el borde decorado con mascarones en relieve de mármol rojo y guirnaldas incisas. En el proyecto se incluía un surtidor con el globo terrestre rodeado por una filacteria, pero en la realización se desechó esta ornamentación.

Con el paso del tiempo fue cambiando la funcionalidad del conjunto monumental que conocemos como Plaza de España, al principio Aníbal González lo proyecta en sustitución del Stadium, compuesto por tres pabellones efímeros, no olvidando nunca la idea de un gran recinto para espectáculos, próximo al casco urbano, después decidió que uno de los edificios fuera permanente y se dedicara a Facultad de Ciencias, y más tarde que el resto de sus construcciones albergara la Universidad Obrera.


Torre Sur desde la galería. (Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. Álbum artístico. Editado por E. Piñal)

En 1927, y bajo proyecto de José Gómez Millán el Ministerio de Trabajo acondicionó el edificio junto a la Torre Norte, para albergar en sus instalaciones, después de la exhibición, la Escuela Industrial. Por Orden de 11 de septiembre de 1936 el General Queipo de Llano, dispuso que se destinara todos los edificios para oficinas del Estado, uso que permanece en la actualidad con no pocos inconvenientes para adaptarlos a esta función.

Desde principio de 1937, y para dar cumplimiento al Real Decreto de 24 de marzo de 1931, sobre el aprovechamiento de quince organismos públicos, se instala en el cuerpo central de la Plaza de España, la sede de la Capitanía General Militar.

Por último, decir que sin embargo todo ello, hoy en día la Plaza de España es lugar de esparcimiento y reclamo turístico de primer orden. No habiendo sido apenas aprovechada la gran explanada central para espectáculos, en parte por el elemento extraño que supone el añadido de la fuente central de Traver.


Vistas del exterior e interior de la galería con su fenomenal columnata. (Archivo del autor)

VIDEOS DE CANAL DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA EN YouTube  SOBRE LA PLAZA DE ESPAÑA EN DOS CAPÍTULOS

CAPÍTULO I


CAPÍTULO II



LA FILMOTECA ESPAÑOLA HA EDITADO UNA OBRA TITULADA "LAS EXPOSICIONES DE 1929", EN LA QUE SE RECOGEN IMAGENES DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA DE SEVILLA Y LA INTERNACIONAL DE BARCELONA

A CONTINUACIÓN SE HA INSERTADO UNA RECOPILACION DE DISTINTOS CORTES RELACIONADOS CON LA PLAZA DE ESPAÑA QUE APARECEN EN DICHA OBRA
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES

- LA CERAMICA EN LA PLAZA DE ESPAÑA DE SEVILLA. VV.AA. (2014) Sevilla. Edita EMASESA.
- LA PLAZA DE ESPAÑA DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA. José Solís Burgos. Tesis doctoral Universidad de Sevilla. 2000.
- LA PLAZA DE ESPAÑA DE LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA. EL PROCESO DE EJECUCION. José Solís Burgos. Actas del Tercer Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Sevilla 26-28 octubre 2000.
- LOS LAFFITTE, UNA FAMILIA DE INDUSTRIALES CERAMISTAS, Sonsoles Nieto Caldeiro.
- LA PLAZA DE ESPAÑA, Víctor Pérez Escolano. Revista Aparejadores nº 17 diciembre 1985.
- LA RESTAURACION DE LOS PUENTES DE LA PLAZA DE ESPAÑA. José Antonio Solís Burgos. Revista Aparejadores nº 63 mayo 2002.
- ARQUITECTURA DEL REGIONALISMO EN SEVILLA 1900-1935. Alberto Villar Movellán.
- HISTORIA DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA DE SEVILLA DE 1929, Eduardo Rodríguez Bernal.
- FONDOS DE LA HEMEROTECA. LOS PABELLONES DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA. Alberto Villar Movellán.
-Las Fuentes monumentales de la Exposición de Sevilla 1090-1929. Alberto Villar Movellán, En HOMENAJE AL PROFESOR DR. HERNANDEZ DIAZ.
- GUIA OFICIAL DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA
- LO QUE FUE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA. Fernando Real. EL CORREO DE ANDALUCIA. Varias Entregas. Agosto 1963.
- FONDOS DE LA HEMEROTECA. LOS PABELLONES DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA. Alberto Villar Movellán.
- CASCO ANTIGUO. ABC Sevilla 02 diciembre de 1983.
- CASCO ANTIGUO. ABC Sevilla 03 diciembre de 1983.
- ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA. Sección XVIII, Exposición Iberoamericana, diversos expedientes.




5 comentarios:

  1. Interesante articulo, felicidades por el trabajo.

    Saludos

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  2. Magnifico trabajo de cotejo e investigación, con notable información sobre una época fundamental de Sevilla.

    Manolo García Fernández.

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  3. Enhorabuena por su investigación. Realmente interesante.
    Irene

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  4. Realmente espectacular, muchísima gracias por tal maravillosa información...

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  5. Hola, interesantísima entrada.

    He llegado a este blog buscando la altura de la fachada del edificio central, la que da hacia el parque.

    He googleado en diferentes entradas, pero no logro encontrar el dato.

    Agradecería un poco de luz.

    Saludos y gracias.

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