- Pabellón de Granada




Vista lateral del Pabellón de Granada.

Granada siempre quejosa por encontrarse relegada respecto a Sevilla en la proyección hispanista en América, reclamaba un puesto destacado en los acontecimientos que con motivo de la Exposición Ibero Americana se iba a celebrar en Sevilla. Por ello hará bandera ante el Certamen principalmente para ocupar ese sitio distinguido que, como cuna del Descubrimiento, se considera acreedora. De poco le van a servir los manidos tópicos en su deseo de protagonismo, cuando dominada por su falta de peso social, está inserta en una profunda crisis económica y social desde principio del siglo XIX. Esta crisis no afecta solo a ciudad de la Alhambra, sino a toda Andalucía en particular y al resto de España en general. Esta Granada llena de problemas y desencantada es la que tenemos que contemplar ante la Exposición, para comprender el cúmulo de dificultades que tuvo que remontar.

A pesar de la necesidad de que la ciudad fuera parte destacada en el Certamen sevillano, la toma de decisiones y la puesta en marcha de las instituciones fue excesivamente tardía. No es hasta el mes de febrero de 1928, cuando se constituye el Comité Ejecutivo granadino para encargarse del proyecto del pabellón representativo, a la vez que también se decidió realizar una serie de actos complementarios a los de Sevilla que habían de celebrarse en Granada.

Proyecto del Pabellón de Granada. (Patronato de la Alhambra-Archivo de planos)

En el mes de Abril de 1928, ya se tenía terminado el proyecto de pabellón a cargo del Arquitecto de la Alhambra Leopoldo Torres Balbás, el cual consistía en una construcción permanente con una superficie total edificada de 484 m2., siendo cubierta 418 m2 y los 66 m2 restantes del patio. El alzado del edificio sería de una sola planta, a pesar de que en algunas zonas, como el torreón de ingreso y las galerías que rodeaban al patio, tenían una planta alta simulada de carácter decorativo en la que se construyó en una pequeña parte un solo dormitorio para algún empleado y un pequeño almacén. La armadura sería de madera y la cubierta de teja árabe.

La parcela de unos 500 m2, fue solicitada por la Comisión granadina en julio, y concedida por el Comité Ejecutivo de la Exposición al mes siguiente, ubicándose en la avd. de San Salvador, haciendo esquina con la avd. de Costa Rica y enfrentado al Pabellón de las Provincias Vascas, en la trasera lindaba con el Pabellón de Cádiz.

Tras la convocatoria para la construcción, se recibieron tres propuestas de empresas sevillanas, las de Pérez Olivares y Álvarez por importe de 170.000 pts y un plazo de construcción de seis meses y la del contratista Lizárraga que la presupuestó por 195.000 pts, y se comprometía a realizarlo en el plazo de cien días, siendo ésta última la más cara pero la que en principio se concluiría más rápidamente.

Desde el primer momento se puso de manifiesto la cortedad del presupuesto, por lo que el autor del proyecto sugirió la supresión de la mitad de las salas, a fin de reducir el coste, calculando que el gasto superaría las 215.000 pts. Solo se llegó a edificar 321 m2 de los 418, con un coste final de 175.984 pts., aparte los gastos de instalación, decoración y personal de servicio, iniciándose las obras en Enero de 1929.

Este pequeño pabellón, cuyo autor prefirió reducirlo en tamaño antes que en calidad, se dividió en dos cuerpos perfectamente entroncados, uno alrededor del patio y otro con las salas de exposiciones, en los cuales se estudió profundamente la circulación del público evitando aglomeraciones, utilizando la experiencia de las últimas exposiciones, especialmente la celebrada en París en 1925, haciendo que los visitantes entre por una puerta y salgan por la opuesta.

En la Memoria del proyecto, su autor, hace un análisis de las huellas que durante siglos han dejado en la ciudad los diferentes estilos, haciendo una labor de selección escogiendo las formas y elementos para dicho proyecto.

Deliberadamente en el diseño se huyó de hacer un edificio neonazarí como parecería lógico, a fin de evitar las tan manidas réplicas del patio de los Leones y otras partes de la Alhambra, como durante tanto tiempo se había hecho en las construcciones para estos fines en los certámenes internacionales y en todo tipo de comercios, que daban un aspecto escenográfico barato, y que ya sobre pasados habían evolucionado hacia otras corrientes, por lo que consideraba sería una vulgaridad y una nota imperdonable de mal gusto. Y aclara que el arte árabe no es el único en Granada, ni siquiera el que tiene mayor carácter en la ciudad, integrada ésta por multitud de elementos formadas principalmente por la construcciones realizadas después de su conquista.


Vista de la fachada principal. (Ilustración Granada Gráfica)


Por ello recurre a las construcciones granadinas del los siglos XVI al XVIII para el aspecto exterior del edificio, recordando a la vez numerosas iglesias de aquellas épocas que tan marcadamente incluyen en el aspecto urbano. “Exteriormente resultará sencillo y sólido, de pintoresco aspecto por la diversidad de cubiertas, características de las construcciones granadinas desde la época musulmana hasta nuestros días, algo cerrado y recogido, como las viviendas de nuestra ciudad y su antigua vida familiar.” Dice el autor que este aspecto exterior contrastará con otras edificaciones de la Exposición mucho mas decoradas.

No obstante no prescinde totalmente de evocar la Granada musulmana, por cuya civilización es conocida mundialmente, sino que además la fusiona con el recuerdo a los Reyes Católicos y su época, y con pequeños detalles tanto del barroquismo granadino como de lo que en ese momento se hacía en la ciudad.

El ingreso al edificio, se efectuaba a través de un gran arco árabe en el zaguán, empedrado éste con guijarros formando dibujos, en el que se encontraba un enorme azulejo con la Toma de Granada por los Reyes Católicos, al fondo una pila o fuente y encima de ésta una ventana con celosía. Un banco casi cuadrado en cerámica de Fajalauza, donde se leían los nombres de los pueblos más importantes de la provincia, en el suelo se representaba un mapa de Granada.

A ambos lados del zaguán, se encontraban dos pasadizos o cenadorcillos poco iluminados, que contenían banco, vitrina, azulejos y ventana, que servían de entrada al interior del pabellón y acentuaban la impresión de claridad y color cuando se accedía al patio rectangular con alberca de la misma forma al estilo del Generalife y una fuente con surtidor al fondo que vertía sus aguas a ésta. La arquería se decoraba de forma similar a la del Patio de los Arrayanes, ésta era sostenida por un conjunto de seis columnas de mármol de Sierra Elvira, en sus lados menores.

Planta con la distribución interior de los espacios. (Archivo Municipal de Sevilla)

Este espacio lo consideraba el autor esencial, ya que era elemento integrante de toda casa granadina, tanto musulmanas como de las posteriores a la reconquista, y el agua el complemento necesario en estas viviendas.

El pavimento se encontraba empedrado con guijarros formando dibujos, y el perfil de la alberca revestido de azulejos blancos y verdes. En los muros laterales del patio, se encontraba situada las escaleras de acceso a la galería alta, así como los aseos.

En la galería del fondo del patio, se situó la sala denominada como Salón árabe granadino, y a ambos lados de éste, dos salas la de la izquierda la llamada Salita Barroca, y de esta a su vez se accedía a la Sala Moderna. Y la de la derecha donde se situaba la Oficina de Información y Propaganda. En estas salas se acogerían exposiciones sobre: la Granada Histórica, Artística Industrial y Agrícola, Médica, Científica y Granada Bella, esta última mediante fotografías.

La sala del fondo que se denominó Salón de los Reyes Católicos, conmemoraba a estos monarcas y su época, y estaba destinada a descanso y recepciones. Esta disposición en el fondo del pabellón con los Salones árabe granadino y éste de los Reyes Católicos, respondía a la intención de representar el antes y después de la Reconquista.


Fachada principal y sección del Pabellón de Granada. (Patronato de la Alhambra-Archivo de planos)



Fachadas laterales. (Patronato de la Alhambra-Archivo de planos)


Ante la penuria económica que sufría el Comité granadino para la consecución de los fondos necesarios, no consigue abonar al contratista las partidas necesarias, por lo que era imposible que a la fecha de la inauguración de la Exposición estuviese concluida la representación. Esta morosidad en los pagos afecta a la terminación de la obra, la cual se dilata en el tiempo, y es concluida a toda prisa días antes de la inauguración oficial que se había fijado para el 2 de Noviembre de 1929, con la presencia de los Reyes de España y sus hijos, teniendo que acudir a un anticuario granadino, para poder decorar el pabellón de forma provisional para tal ocasión.



Vistas del patio y de la galería alta del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)

Para que sirviera de propaganda turística, uno de los fines principales de la representación de esta provincia, el pabellón granadino se sirvió de gráficos que mostraban la ejecución de las obras de carreteras, líneas de ferrocarriles, autobuses y tranvías, además de fotografías, dibujos y reproducciones de paisajes, monumentos y rincones tanto de la ciudad de Granada como de la provincia, como la colección de fotografías sobre Sierra Nevada que había sido cedida por el Club Penibético. Completándose con una edición de folletos en varios idiomas, y el reparto de postales y fotografías entre los visitantes al mismo.

Otro de los fines expositivos que se habían fijado para los contenidos del edificio, era el de mostrar de forma resumida la vida granadina del pasado, utilizando para ello las salas y lugares más recogidos y significativos, como por ejemplo instalar en el patio una muestra de ejemplares de cerámica granadina desde la de Medina Elvira a la de Fajalmuza del siglo pasado. En otro lugar muestras de tejidos típicos granadinos confeccionados en la antigüedad y en la actualidad. Así la representación industrial granadina mostraba productos de latonería, tejidos, cerámicas y alfombras, destacando entre ellos los de las empresas de Cerámica de los Sres. Morales, los tapices de López Sancho y Latonería y faroles de la firma Fernández Esteve, de Ricaldo Valdivia, Casa Martínez Herrera y Ruano Martín, entre otros. 

Pasada la inauguración oficial, los responsables de la representación, deciden terminar de una vez con la decoración del pabellón, consiguiendo traer de iglesias, conventos, particulares y organismos civiles, obras de arte que exponer. Ahora el número era tal que algunas no pudieron ser enviadas por falta de espacio, como las estatuas orantes de los Reyes Católicos del Monasterio de Santa Cruz, que se pensaban instalar en la Salón de los Monarcas, pero que quedaron embaladas sin poderse exponer.



Vistas de tres salas del Salón de los Reyes Católicos del pabellón granadino. (Ilustración Granada Gráfica)

En el Salón de los Reyes Católicos, se instaló una pequeña capilla o sacristía con imágenes religiosas y objetos artísticos de los siglos XVII al XVIII. Esta exposición artística se repartió prácticamente por todas las salas del pabellón, entre las que podemos enumerar:

De José de Mora, un busto de Dolorosa del Convento de Zafra y un San Diego de Alcalá, un San Pedro del Alcántara y un busto de San Pedro Apóstol del Convento de San Antón. Del mismo autor pero procedente de la Iglesia de Sta. Escolástica, un San Francisco y un Santo Domingo, así como cornucopias.

Del Colegio de los Escolapios una tabla de la Quinta Angustia de Francisco Chacón, de la Universidad Literaria una pequeña Inmaculada de Alonso Cano y unos cuadros con Santos Padres de Juan de Sevilla y otros de la escuela granadina. De la iglesia del Sacromonte una Virgen sedente, de la Catedral un crucificado a tamaño natural con dosel obra de Pablo de Rojas. Y de la Catedral de Guadix la Virgen de las Angustias.
Crucificado con dosel de Pablo de Rojas, de la Catedral. (Fototeca Universidad de Sevilla)

También se expusieron obras menores procedentes del Palacio Arzobispal, así como muebles, urnas, cuadros y tibores. Sillones de coro, bancos procedían de la Audiencia Territorial y de la Alhambra.
Distintas obras de José de Mora, procedentes de conventos e iglesias granadinas, que fueron expuestas. San Francisco de Asís. Dolorosa y Santo Domingo. (Ilustración Granada Gráfica)

Entre los documentos destacaban, una carta autógrafa de Sta. Teresa de Jesús, y otra de Sor María de Jesús de Agreda, una colección de documentos y privilegios de la ciudad de Sta. Fe, aportadas por particulares, el Consistorio Municipal exhibía la Cédula original de los Reyes Católicos constituyendo el Municipio granadino. El Patronato Nacional de Turismo, dos cartas de Don Juan de Austria y una Cédula de los Reyes Católicos. Entre las ausencias llamó la atención la del Códice de Averroes, manuscrito con anotaciones de San Juan de la Cruz, a cuyo traslado se había negado el Cardenal de Granada.



Tabla de la Quinta Angustia de Francisco Chacón, procedente de los Escolapios. (Fototeca Universidad de Sevilla) y Virgen arrodillada de Ruiz del Peral de la Catedral de Guadix y Virgen sedente de la Colegiata del Sacromonte. (Ilustración Granada Gráfica)

El Patronato Nacional de Turismo, también estuvo presente con una vitrina que contenía publicaciones editadas por dicho organismo referentes a Granada, así como fotografías de la Casa de los Tiros, oficinas y gráficos de los servicios de turismo. También mostraba una serie de documentos como expedientes de limpieza de sangre.




Vista de otras dos salas del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)


Dos barros del siglo XVIII de la Catedral de Granada. (Ilustración Granada Gráfica)


Reproducción del Pendón de Reyes Católicos realizado por la empresa de López Sancho que ondeaba en el patio del pabellón. (Ilustración Granada Gráfica)

Una magnífica reproducción del Pendón de los Reyes Católicos realizada por los talleres de tapices granadinos de Antonio López Sancho, encargado por el comité que ondeaba en el patio del pabellón.

Así mismo el Observatorio de la Estación Sismológica de Cartuja de la Compañía de Jesús, tenía reservada una zona del pabellón en la que se mostraban distintos aparatos de medición, como: 

Un Belarmino de registro magneto-fotográfico, Un macro-termómetro Granero de movimientos artificiales, un barómetro de mercurio Loyola para el registro diario, varios sismógrafos de la Estación Sismológica de Cartuja, realizados en los talleres de la Compañía, varios barogramas del Loyola. Así como fotografías de gran tamaño de los sismógrafos instalados en la estación como el Cartuja, el Berchmans y el Javier; y de los efectos de los terremotos y deslizamiento en edificios.

En la participación del Observatorio de Cartuja se incluyó también, una sección de Meteorología con la presentación de los datos a través de un gran cuadro a colores. Entre las personalidades ilustres a quienes más interesó este Cuadro Climatológico de España estaba el rey Alfonso XIII en la inauguración del pabellón granadino, deteniéndose bastante tiempo e interesándose por observaciones que era el fruto de 25 años de trabajo.

Esta exhibición de la Estación Sismológica fue un gran éxito sobre todo por las secciones de Sismología y Meteorología, por lo que mereció una Medalla de Oro de la Exposición, siendo sustituida ésta por el "Gran Premio", la recompensa más elevada que otorgaba, prueba de aprecio del Jurado por su trabajo.

Sala de la Estación Sismológica de Cartuja de la Compañía de Jesús. (Ilustración Granada Gráfica)

A la representación granadina le fue concedida la bien merecida Medalla de Oro de la Exposición al Arquitecto, pues como bien dice Villar Movellán, “En efecto, Torres Balbás compuso una verdadera piña de ladrillo y tejas, una breve y excelente lección de arquitectura regionalista de la que aún hoy podríamos extraer numerosas enseñanzas.”. Además del ya mencionado Gran Premio al Observatorio de Cartuja y a la Estación Sismológica, también obtuvieron Medalla de Plata el Sr. López Sancho por los tapices y Menciones Honoríficas la Sociedad Mármoles de Sierra Elvira, el Sr. Morales por los trabajos de Cerámica y el Sr. Valdivia.


FUENTES
-Archivo Municipal de Sevilla. Expediente Pabellón de Granada. Caja 86 - Rollo 712 (fotogramas 317 a 377)
- GRANADA Y LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE 1929. José Luis Barea Ferrer (Actas VI Jornadas de Andalucía y América)
- Fondos de la Hemeroteca. Los Pabellones de la E.I.A. Villar Movellán
- El Observatorio entre 1906 y 1940. La etapa del R. P. Manuel María Sánchez Navarro Neumann, S. J. Manuel Espinar Moreno.
- LA EXPOSICION IBEROAMERICANA A TRAVES DE LA PRENSA (1923-1929). Encarnación Lemus López
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
- ARQUITECTURA DEL REGIONALISMO EN SEVILLA 1900 - 1935. Alberto Villar Movellán.
- Granada Gráfica. revista ilustrada Año XIV - 1930 enero
- Granada Gráfica. revista ilustrada Año XIV - 1929 octubre
- Granada Gráfica. revista ilustrada Año XIV - 1929 Noviembre










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