- Pabellón de Extremadura


Pabellón de Extremadura. (Postal de la época)

Debido al especial protagonismo que la región extremeña tuvo en el Descubrimiento y Colonización de América, ésta acogió con especial interés su participación en el Certamen Iberoamericano,[1] por ello en 1925 solicitó, en honor a su pasado histórico, el derecho a tener un representante permanente en la Comisión Ejecutiva de la Exposición Iberoamericana,[2] hecho éste que solo contaba hasta ese momento con la presencia de un representante de la provincia de Huelva.

No obstante, no fue atendida dicha petición hasta pasado unos años, cuando condicionó su participación en el Certamen a esa admisión, por lo que en enero de 1928, se firmó la real orden ampliando dicha Comisión Ejecutiva a los presidentes de las Diputaciones de Cáceres y Badajoz.[3]

Previamente, a finales de 1927, las Comisiones locales pro-Exposición de ambas provincias, hicieron público el deseo de concurrir de forma conjunta, contribuyendo de igual forma ambas Diputaciones.[4]

Desde ese momento la atención de la Comisaría regia fue excepcional, comenzando por el lugar señalado para edificación de su pabellón,[5] en una parcela de 890 m2 en el Prado de San Sebastián junto al Pabellón de Portugal, próximo a una de las entradas principales de la Exposición, en la trasera de la Plaza de España, frente a la puerta de Aragón, en vez de situarlo en el Sector Sur junto a los demás pabellones regionales.

Independientemente de la situación preferente de la parcela y de la gratuidad de los terrenos durante la Exposición, el Ayuntamiento hispalense no estaba dispuesto desprenderse de estos terrenos, utilizados como parte del recinto de la Feria de Abril, por lo que las autoridades extremeñas no se dieron cuenta de que el futuro del pabellón se vería muy comprometido pasado los fastos del Certamen, quizás deslumbrados por el éxito del lugar concedido.[6]

En general, la celebración del Certamen despertó en esta región verdaderas ansias por participar, los pueblos prestaron su apoyo a la Comisión de Arte Antiguo y también prometieron al Comité las estatuas de los conquistadores y artistas nacidos en ella. Así el municipio de Barcarrota abrió una suscripción popular para costear la realización de una estatua en honor a Hernando de Soto nacido en aquel lugar, o como el Alcalde de Villa Nueva de la Serena financió la de Valdivia, y otros pueblos de Llerena y Fuente de Cantos, hicieron lo mismo con la de Zurbarán.[7]

Vista aérea con la ubicación del Pabellón de Extremadura en la avenida de Portuga, junto al pabellón de este país, y frente a la Puerta de Aragón de la Plaza de España. (Archivo ABC)

Las Diputaciones extremeñas encargaron, al Comité de la Exposición la construcción y realización de su pabellón representativo que, a diferencia de otras regiones, debido a su relevancia en el Certamen sería de carácter permanente, y según las directrices marcadas por el Comité, de estilo historicista, inspirándose para ello en monumentos y edificios de la región de reconocido valor, cuyo coste no podría superar las 200.000 pesetas, que serían aportadas por igual entre las Diputaciones de Cáceres y Badajoz.[8]

El diseño del edificio fue el producto de la colaboración entre los arquitectos Vicente Traver y Rafael Arévalo Carrasco, al que delegó el seguimiento y construcción del edificio,[9] inspirándose en varios monumentos extremeños, principalmente de la provincia cacereña, para lo cual pintores y fotógrafos recorrieron la región para recuperar rincones destinados a ser expuestos en el mismo. Como el realizado por el fotógrafo pacense Fernando Garrorena Arcas, que realizó un reportaje gráfico de cuarenta y cinco pueblos de la provincia de Badajoz.

El resultado fue un edificio permanente de 748 m2 con un coste total de unas 220.000 pts., que se asemejaba a un gran caserón señorial representativo de la arquitectura de la época del descubrimiento, con torreón y amplios patios, que se realizó mediante la combinación de diferentes espacios representativos de la ciudad antigua de Cáceres, así como otros de Trujillo, Guadalupe y Zafra.

El pabellón se edificó con carácter permanente, proyectándose los muros de fábrica de ladrillo, la decoración a base de imitación de piedra granítica (característica de Trujillo, Cáceres) y placas de piedra artificial para la parte que representaban sillares, dovelas etc.[10]

Según se recoge en la Memoria del ante-proyecto,[11] la planta de éste era un rectángulo de 20x32 metros con dos plantas. La planta baja se distribuía en zaguán con portería, un salón vestíbulo con escalera y comunicando a una galería al patio jardín. Desde el vestíbulo, a través de un arco, se pasaba al gran salón de exposición susceptible de ser dividido en tres. Por debajo de la escalera se pasaría a los cuartos de servicio y a una galería en un patio enlosado con un “cabalgadero”. Por su parte la planta alta se distribuía en dos grandes salones, otro pequeño de comunicación, una galería cubierta y dos terrazas.


Planos de la planta baja y principal del Pabellón de Extremadura. (Archivo Diputación Provincial de Badajoz)

Al tratarse de un edificio de estilo historicista, las composiciones de los alzados se basaron en monumentos significativos de la región, como la Casa de los Pizarro en Trujillo; el Arco de la Estrella, la Torre de los Espaderos, el Palacio de Torres Mayorazgo y el de los Golfines, de Cáceres; la Catedral de Plasencia; el Palacio de los Mendoza de Mérida y otros.

Los elementos arquitectónicos de palacios y casa señoriales reproducidos en las fachadas del edificio, fueron los siguientes:[12]

La fachada principal, daba frente a un lateral del Pabellón de la Hispano-Suiza, y estaba formada por tres cuerpos, el primer cuerpo, de izquierda a derecha, representaba una torre desmochada del viejo Cáceres, combinando el autor elementos del palacio episcopal de esta ciudad con la de la torre de los Espaderos. El cuerpo central lo formaba una reproducción del Arco de la Estrella, visto desde el interior del recinto amurallado de Cáceres, y que servía para acceder al interior del pabellón, haciendo las veces de puerta principal que se cerraban con rejas de forja, se coronaba este arco con un templete en el que en su interior, en una hornacina, había una imagen en piedra de la Virgen de la Estrella; por último, en el tercer cuerpo de esta fachada se reproducía la casa solariega de Gonzalo Pizarro en Trujillo.

Plano del alzado de la fachada principal. (Archivo Diputación Provincial de Badajoz)

Fachada principal del pabellón extremeño. (Ilustración Sevilla Exposición Ibero-Americana. Álbum Artístico)
La fachada izquierda, es decir la que miraba a la avenida de Portugal, frente a la Puerta de Aragón de la Plaza de España, reproducía la fachada del palacio de los Condes de Mayoralgo en la plaza de Santa María de Cáceres, los muros imitaban la sillería granítica del original, con puerta de arco de medio punto. Encuadrado todo con molduras góticas, el frente de la fachada con dos ventanas gemelas de arcos de medio punto entre las que se instaló el escudo de los Ovando Mayoralgo, guarnecido de yelmo y lambrequines.


Fachada izquierda, alzado (Archivo Diputación Provincial de Badajoz), y fotografía de la misma, que daba frente a la avenida de Portugal. (Postal de la época)

En la fachada derecha, se recrearon dos monumentos, a la izquierda, en primer término, la fachada de la casa señorial de los Solís Ovando en Cáceres, conocida como la “Casa del Sol”, habiendo sido sustituida la puerta por una reja típica en este caso, con matacán defensivo sobre ménsulas, aspilleras en cruz, y escudo con un sol radiado y rodeado de ocho cabezas de lobos. A continuación, se copió un trozo del lienzo del muro del Monasterio de Yuste, donde murió Carlos V. En el ángulo, bajo el escudo del emperador, la inscripción mandada a tallar por su hijo Felipe II, proclamando el lugar donde falleció su padre el 21 de septiembre de 1558.

Fachada derecha. Alzado (Archivo Diputación Provincial de Badajoz), e ilustración, (Guía oficial de la Exposición Iberoamericana de Sevilla 1929-1930)

En la fachada posterior, que era de forma irregular, continuaba el muro del Monasterio de Yuste, y en el ángulo la reproducción del escudo Carlos V y la lápida que Felipe II mando esculpir con la leyenda en loa a su padre, a continuación, se representaba la puerta del convento de Santa Clara de Zafra, que servía para dar acceso a uno de los patios del edificio.

Formando ángulo con la citada puerta enrejada del convento, se elevaba la alta torre de la casa de los Golfines, que daba también al patio antes dicho, y en cuya esquina sobresalía matacán muy volado sobre ménsulas; continuaba esta fachada con un muro donde se había esgrafiado un escudo, copia del existente en el palacio del Comendador Hernando de Ovando. Coronando este lienzo de pared, se encontraban las arcadas de la galería cubierta que se inspiraban en el claustro mudéjar del Monasterio de Guadalupe. Terminaba esta fachada con la reproducción del primer cuerpo de la fachada lateral izquierda.


Alzado de la fachada posterior. (Archivo Diputación Provincial de Badajoz), e imagen de la misma tomada desde el Pabellón del Banco Central. (Ilustración del diario Nuevo Día)

El edificio tenía dos patios, uno con acceso desde la fachada principal, por el Arco de la Estrella, y otro en la parte posterior del edificio con puerta enrejada que copiaba la puerta del Convento de Santa Clara de Zafra, ambo patios tenían arcadas en sus galerías que se inspiraban en las del claustro del monasterio de Guadalupe.

En el primero se instaló un obelisco de cinco metros de altura realizado por Ramón Cardenal, realizado con bloques de cemento revestidos de piedra artificial, en el que se habían instalado un escudo en cada una de sus caras, y en sus bases unas cartelas de mármol con los nombres de personajes históricos extremeños. Este monumento lo cerraba una verja de hierro que lo rodeaba, y vino a sustituir a la estatua de Zurbarán que inicialmente iba a ser colocada en este emplazamiento.[13]

El segundo tenía en el centro una fuente gótica, reproducción de la existente en la catedral de Plasencia, siendo el brocal de ésta poligonal, con adornos de crucería en sus caras. A este patio también se asomaba la hermosa torre del palacio de los Golfines de Arriba, que se encuentra en Cáceres, y que antes hemos citado. La puerta de esta casa, había sido sustituida en este pabellón, por dos ventanas, manteniéndose el resto de la decoración de la fachada original. En la esquina se instaló el soberbio matacán volado sobre ménsulas muy salientes, a similitud de la torre de los Espaderos, en el segundo cuerpo de la torre se abría una ventana con arco conopial y se remataba todo el conjunto con una hermosa crestería calada, compuesta por grifos alados, enfrentado entre flameros y separados por jarrones.

Patio con la fuente copia de la catedral de Plasencia, y al fondo torre de los Golfines de Arriba y puerta con reja del convento de Sta. Clara de Zafra. (Ilustración diario Nuevo Día)

Mediante subasta, fue concedido al contratista sevillano Manuel Castellanos, la construcción del edificio por 118.305 pts., y para su decoración, a los empresarios extremeños Santabárbara y R. Vila por un importe de 53.000 pts., iniciándose los trabajos a mediados de septiembre de 1928 finalizándose, en marzo de 1929,[14] la fábrica del edificio; pero debido a retrasos en distintos detalles de acabado y decorativos, por parte de Santabárbara y Vila, el pabellón no estuvo totalmente terminado para iniciar el proceso de instalación del material expositivo, hasta septiembre de dicho año. [15]

En una reunión celebrada en el mes de junio en Mérida, por las comisiones provinciales de Cáceres y Badajoz, se tomaron varios acuerdos como el de fijar la fecha de inauguración del pabellón para el día de la Fiesta de la Raza, 12 de octubre; la realización de mapas descriptivos sobre diferentes aspectos de la región y su riqueza forestal, minera y agrícola; nombrar como delegado de los Comités extremeños y del pabellón a Ángel Rubio Muñoz-Bocanegra, solicitar al Ayuntamiento de Medellín los retratos de Pizarro y Hernán Cortés, y el estandarte de éste que fue obsequiado por el Gobierno de Méjico; desinar al delegado y a Adelardo Covarsi y Orti Belmonte para que procedieran a la instalación de los objetos a exponer, así como a dos señoritas para que prestaran servicio atendiendo al público, vestidas con los trajes regionales de Badajoz y Cáceres, además de invitar a todos los industriales de las provincias para que mostraran sus productos en los stands reservados por lo región en el Pabellón de Industrias Generales.[16]

Según Encarnación Lemus,[17] al tratar los problemas que ralentizaron el proceso para la terminación del pabellón, achaca éste a la desidia en resolver pequeñas dificultades propias de toda obra. Si bien la obra constructiva marcha a buen ritmo, no era así los acabados decorativos y ornamentales, que producía retrasos e interrupciones, como el mal acabado de la balaustrada de la escalera, o la adaptación del techo de uno de los salones del piso principal, consistente en un artesonado que copiaba al del palacio de Monsalud, que tuvo que ser simplificado, retrasando en cadena otras actuaciones como el empapelado, la instalación eléctrica, etc.

El programa inicial de exhibiciones, se centraba en una extensa muestra fotográfica de monumentos y pueblos de la región; un salón dedicado al traje regional; una importante aportación de Bellas Artes tanto histórica con lienzos, tallas, orfebrería, muebles y objetos arqueológicos, como de obras de autores de la época; además de guías y folletos turísticos.[18]

En el pasillo de entrada, las galerías de los patios y diferentes salones, se instalaron fotografías de todos los pueblos, lugares y rincones de Extremadura. Esta colección estaba formada por 400 fotografías bajo el título “Monumentos, obras de arte, paisajes, tipos y costumbres”. De ellas la mayor parte, 305, representaba motivos de la provincia de Badajoz, realizadas en su principalmente por el fotógrafo badajocense Fernando Garrorena Arcas, aunque también tomaron parte fotógrafos de la época como Trajano, Olivenza, Hermanos Carpintero y Bocconi. De la provincia de Cáceres solo se expusieron 95 de Javier García Téllez y Martín Gil.[19]






Distintas vistas tomadas por el fotógrafo Fernando Garrorena Arcas, para ser expuestas en el pabellón. (Archivo Diputación Provincial de Badajoz)

Por la prensa fue descrito interior del Pabellón, gracias a éstas publicaciones hemos podido reconstruirlo, apoyados además en unos croquis elaborados por Ángel Rubio, delegado del pabellón, que se conserva el Archivo de la Diputación de Cáceres, trazando el recorrido ideal que debían de seguir los visitantes, desde la entrada principal, en el Arco de la Estrella, hasta la salida, que podía ser tanto por la fachada posterior, a través la puerta que reproducía la del Convento de Santa Clara de Zafra, como por la misma fachada de la entrada principal, a través del arco ojival que recreaba el de la casa de Gonzalo Pizarro en Trujillo.[20]

Este hecho nos permitirá, aunque sea a grandes rasgos, enumerar los contenidos de cada una de las estancias en el orden en que se visitaban.[21]

Plano de la planta baja con la recreación del recorrido propuesto por Ángel Rubio.

La primera sala que encontraba el visitante una vez que accedía por el Arco de la Estrella y cruzaba el patio del obelisco hacia la izquierda, era la llamada “Sala de Zurbarán” que llamó la atención por su empapelado en color verde; en ella se exponían pinturas y esculturas de arte moderno, que contaba con la representación de los artistas extremeños del momento, algunos de los cuales tuvieron una activa participación en la organización del pabellón. Estas obras se distribuyeron tanto en este amplio salón como en la planta superior, en la “Sala de Morales”.

Entre las obras pictóricas merecen mencionar las del temperamental Eugenio Hermoso, con “Retrato de mi hija” y “Enamorada”; de Eduardo Acosta “Campesinos extremeños” y “La Zagala”; del pintor de los horizontes de la región, Adelardo Covarsi, se encontraba el muy elogiado “Aguiluchos” y “En la raya de Portugal”, este lienzo fue premiado con la Medalla de Oro de la Exposición, hoy pertenece a una colección particular de Badajoz, y así hasta veinte artistas que expusieron sus obras.

En el apartado escultórico, en el pabellón estuvo magníficamente representado por artistas del momento como Gabino Amaya con “Busto de mi mujer” y “Busto de mi hijo”; Juan de Avalos con “Periquene”; Pedro Navia con “Écija” e “Indolencia”; Ángel Zoido y los hermanos Regino y Aurelio Cabrera, entre otros.

Aurelio Cabrera, participó con la escultura en bronce de “Vasco Núñez de Balboa”, dos bustos de escayolas, el “Conde de la Torre del Fresno” y “Sr. Daniel de Cortázar”, así como una colección de treinta y nueve medallones en relieve de escayola de personalidades extremeñas, que actualmente se conservan el Museo de Bellas Artes de Badajoz.

Pero sobre todo con la escultura del pintor de Fuente de Cantos, Francisco de Zurbarán, que estaba previsto estuviera presidiendo la entrada del pabellón. Al parecer, según unas últimas investigaciones,[22] el principal promotor fue el profesor Enrique Real Magdaleno, que buscó financiación entre las colonias extremeñas de las ciudades que tuvieron alguna relación con el pintor, como también era Sevilla, a la que se les unió el Círculo Mercantil, el Ateneo y la Unión Gremial de la capital andaluza para la consecución de fondos.


Vistas de la Sala de Zurbarán, con muestras de arte moderno. (Ilustración de Correo Extremeño y Todocolección)

Precisamente la falta de estos fondos, impidió que la escultura en bronce del pintor extremeño se instalara en la entra, durante la celebración de la Exposición, aunque pudiera ser que se colocara una en escayola. No fue hasta el mes de mayo de 1932, cuando se consigue ejecutar, contando con la colaboración del Ayuntamiento hispalense para su instalación en el Parque de María Luisa, donde estuvo hasta 1950, que es trasladada a su actual emplazamiento en la Plaza de Pilatos. La escultura se eleva sobre pedestal trapezoidal en el cual se encuentran esculpidas en sus cuatro caras a Santa Casilda, el escudo de Fuente de Cantos, la Torre de Espantaperros de Badajoz y el Arco de la Macarena.

Existen dos copias de este modelo original, una que el autor en 1932 hizo donación al Ayuntamiento de Badajoz, situada en la Plaza de Cervantes, y en 1934 un tercer monumento, más sencillo, que fue erigido en Fuente de Cantos, pueblo natal del pintor.[23]

Aunque existió el proyecto, que no llegó a ejecutarse, de realizar una rotonda delante del pabellón, donde estuvieran instaladas las estatuas de los conquistadores extremeños Pizarro, Hernán Cortés, Pedro de Valdivia y Hernando de Soto, cuyas esculturas serían desmontadas de su emplazamiento en los pueblos donde estaban erigidas y trasladadas a Sevilla, siendo colocadas en unos pedestales iguales a los originales, siendo devueltas a su procedencia al finalizar la muestra.[24]

De esta Sala de Zurbarán, se salía nuevamente al patio del obelisco, donde se habían instalado, en una galería, vitrinas con exposición de productos industriales, como una muestra de lanas, trigos, aceites, pimentón cacereño, así como otros productos de la tierra y minerales. Para la exhibición de aceites se enviaron sesenta y una muestras de este producto en sus frascos de cristal de Bohemia. Los productos industriales se mostraron en vitrinas ubicadas tanto en las galerías del Patio del obelisco, como de la Fuente en sus dos plantas.

Una de las notas características del pabellón extremeño era la escasa presencia de muestras de la actividad económica regional, algo que se justificó por la falta de interés de los industriales invitados, haciendo por ello recaer todo el peso de la muestra en los objetos históricos, artísticos o etnográficos.

De regreso a este patio principal, en el que se había situado en el centro un obelisco cuyas características ya se ha comentado, se accedía al distribuidor de las escaleras de subida a la planta superior, situándose bajo estas, unas dependencias de servicios.

En las escaleras de acceso a la planta superior, se habían instalado varios cuadros de distintos autores, fotografías, así como un tapiz del siglo XVI, tallas en madera y un retrato de Pizarro.

Plano de la planta principal con la recreación del recorrido propuesto por Ángel Rubio.

Siguiendo el recorrido propuesto por Ángel Rubio, el visitante accedía a la planta superior, en la que se habían colocado bargueños, piezas de cobre, mapas de caminos vecinales y rutas turísticas de Cáceres y Badajoz, panoplias y una armadura de conchas de carey japonesa del siglo XVII. Se continuaba el recorrido por la “Sala de Morales” o “de los Escudos”, llamada así por albergaba los escudos de todos los partidos judiciales de la región. Estaba revestido el techo de un artesonado igual al de la casa del marqués de Monsalud, y en ella se exponía parte de las obras de arte moderno ya referenciadas;

Desde esta sala, y tras pasar por la parte superior del Arco de la Estrella, se accedía llamado “Salón de Historia”, que fue concebido para albergar los objetos de un mayor valor histórico y documentos como los originales de los fueros y cartas de la Reina Isabel la Católica; libros de época medieval y moderna de autores contemporáneos, piezas arqueológicas o de arte antiguo, joyas y mapas explicativos del significado del papel de Extremadura en la conquista y colonización de América. También se exhibieron una amplia colección de fotografías de monumentos y paisajes extremeños.

En ella se mostraban una colección utensilios prehistóricos, retratos antiguos de Pizarro y Hernán Cortés, como el titulado “Muerte de Pizarro”, de José Laguna, bustos romanos y figuras fenicias, así como de cerámicas, vidrios y monedas de distintas épocas. Había vitrinas con ejecutorias, privilegios rodados, actas de posesión y libros de ediciones antiguas.




Algunos de los objetos que se exhibieron en el pabellón extremeño. Mapa “Extremadura en América” realizado por Ángel Rubio. Escultura “Vasco Núñez de Balboa” y retratos en relieve de Aureliano Cabrera, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Badajoz, y el lienzo “En la raya de Portugal” de Covarsi.

Entre las obras de arte medieval y moderno, una mayoría de ellas procedían de la provincia de Badajoz, incluyendo piezas arqueológicas de los museos de Mérida y Badajoz, pero algunas otras eran originarias de la provincia cacereña.

Lienzos de Zurbarán, tablas de Morales y de su escuela, y otras de autores flamencos, componían la exhibición pictórica, en su mayoría eran aportaciones de particulares.

En el apartado de documentos históricos eran de destacar: El Privilegio de Carlos V concediendo mercado franco los jueves a Trujillo; la Carta de la Reina Dña. Juana para que se cumpla una Real Provisión sobre empréstitos pedidos al Obispado de Plasencia, o la Carta de Juan II quitando a Pedro de Zúñiga el Señorío de Trujillo fechada en 1441, entre otros muchos documentos y privilegios rodados que consideraron de mayor interés.

Una ausencia destacada, fue la del tesoro artístico del Monasterio de Guadalupe, que participó de una manera muy destacada en la Exposición, pero no en el pabellón extremeño, sino en el Palacio de Arte Antiguo.

En esta sala también se expusieron cuatro grandes mapas murales realizados baja la dirección del catedrático Ángel Rubio, Delegado del pabellón, relativos a los siguientes temas: “Extremadura en América” y “Extremadura en Filipinas” en el que se detallaban las correlaciones toponímicas entre Extremadura, América y Filipina; “Extremadura en Anahuac” y “Los extremeños en las indias. Siglo XVI”, con las rutas seguidas en sus expediciones por los conquistadores extremeños, cuyos datos fueron conseguidos tras una ardua investigación bibliográfica y de archivo. Estos trabajos y su presentación merecieron la Medalla de Oro de la Exposición.[25]

Tras pasar por una galería con arcos similares de los del claustro del monasterio de Guadalupe, donde se exponía una buena muestra de las ya citadas fotografías, se volvía a la caja de escaleras.

Una vez recorrida la planta alta, utilizamos las escaleras que nos conducen directamente al distribuidos y desde éste al frente a una reproducción de una cocina típica extremeña, sin duda uno de los principales atractivos del pabellón, que más sorprendieron a los visitantes. Se trataba de una cocina de campana de sabor popular, con objeto de imprimir al pabellón el sello de casa antigua con menaje y utensilios propios, objetos que en aquellos momentos aún eran de uso cotidiano en el entorno rural extremeño, se quería acercar al visitante a la esencia del alma del pueblo, y que reproducía fielmente una existente en Alburquerque; esta exhibición fue muy llamativa siendo recogida en multitud de imágenes, se trataba de recreación mediante maniquíes vestidos con trajes regionales y que figuraban como una escena campesina al calor del hogar. Las prendas fueron adquiridas por el pintor Covarsí y los maniquíes, once en total, modelados y vestidos por el escultor José Planes Peñalver. Las indumentarias eran las utilizadas normalmente en pueblos como Fuenlabrada, Herrera del Duque, Helechosa y Peñalsordo.

Como curiosidad diremos que, para dar más realismo y ambientar la cocina, no podía faltar la chacina extremeña, el entonces Comisario del pabellón Ángel Rubio solicitó que le enviasen: seis jamones, ocho quilos de chorizos castizos, seis lomos de a legua y ocho tortas del Casar, todo ello para decorar.


La cocina típica extremeña antes de las reformas que se hicieron a la campana de la chimenea. (Archivo de la Diputación Provincial de Badajoz). Y con los maniquíes ataviados con los trajes y los utensilios propios de las cocinas de la región. (Archivo ABC)

Realizadas las gestiones oportunas en Montánchez, se consiguió el envío de cuatro jamones por parte de un industrial. Esto traería no pocos quebraderos de cabeza, pues parece que no se respetó la condición de que fuesen “para decorar”, y en julio del año siguiente todavía estaba el industrial, reclamando el pago de los jamones, que nunca volvieron de Sevilla; se trataba de cuatro buenos jamones de Montánchez, con un total de 17 kilos y medio, que a razón de 7 pesetas el kilo más los portes, hacía un total de 140 pesetas que en septiembre de 1930 aún no había cobrado el empresario.[26]
El recorrido que Rubio había diseñado para los visitantes tenía continuación en la galería que se llamó “de la fuente”, porque daba directamente al patio donde se encontraba la fuente que reproducía la existente en la catedral de Plasencia.

Antes, había que pasar por el corredor que daba acceso al pabellón desde la puerta de la llamada “casa de Gonzalo Pizarro”, donde que se exponía la obra “Tipos cacereños”, de Eulogio Blasco y un banco de madera talla.

Una vez se llegaba a la galería de la fuente, se podían contemplar varios productos artesanales; se trataba principalmente de piezas de costura y bordados, elaboradas por artesanas de Fregenal de la Sierra y Villafranca de los Barros, además de los encajes de localidad de Acebo que causaron una excelente impresión entre los visitantes, y también en la familia real, hasta el punto de que alguno de estos encajes fue regalado a las infantas Cristina y Beatriz en el acto de inauguración del pabellón.

Tanto los encajes, como los bordados fueron expuestos en unas bellas vitrinas formadas por mesas de patas onduladas en forma de lira y tirantes de hierro forjado, que concluida la muestra primero pasaron al Museo de Cáceres para posteriormente se instaladas en el Museo Arqueológico de Badajoz.[27]

Las infantas Dª. Cristinas y Beatriz, y el infante D. Jaime, en su visita al pabellón, admirando las labores de encajes expuestas en la galería del patio de la fuente. (Fototeca Municipal de Sevilla- Archivo Serrano)

En este mismo lugar también se expusieron dos campanas de fundición de bronce, traídas desde Montehermoso, fundidas por Cesáreo Rivera.

Desde este patio de la fuente, se podía salir del pabellón, bien por la puerta que reproducía la del Convento de Santa Clara de Zafra, que se encontraba en uno de los ángulos de éste, ó bien volver sobre nuestros pasos y hacerlo a través del arco ojival que recreaba la puerta de la casa de Gonzalo Pizarro en Trujillo.

En el catálogo oficial se relacionan cuarenta y cuatro expositores, entre los que destacan la Comisión de Monumentos de Mérida que envió objetos de arte y la Caja Rural de Badajoz, que participo con los estudios de las Cajas Rurales. Otros productos fueron las lanas, los cereales y vinos de Badajoz y la magnífica colección de joyas de filigrana de oro de Ceclavín.

Multitud de cuadros, bargueños, esculturas antiguas, obras de arte y muebles, completaban la decoración de los salones, con vitrinas repujadas por Eulogio Blasco.

Como otras provincias españolas, Cáceres y Badajoz propusieron itinerarios turísticos que culminaban en Guadalupe, que fueron ofrecidos a los viajeros americanos, a pesar de la dificultad que ello entrañaba por la falta de vías de comunicación y alojamiento adecuados.

Además de esta demostración cultural expositiva, el Comité extremeño quiso que se incluyeran las actividades agrarias, ganaderas y manufactureras de la región de una forma más amplia, por lo que solicitó una sección completa en el Pabellón de Industrias Generales, siéndole asignada la núm. 10 de estas instalaciones, que se componía de veintiocho stands de 4 m2 cada uno, con una superficie de 100 m2., por 10.000 pts. en concepto de arriendo (100 pts./m2). Para ello se invitó a participar a los empresarios e industriales de la región, siendo muy pobre la respuesta de esto, incluso subvencionando su participación, lo que dio lugar a que en agosto de 1929 aún no se hubiera instalado ningún expositor, fijándose por el Comité de Sevilla el 10 de octubre como fecha tope para que se ocupara éste espacio o renunciara a él, dado el efecto negativo que producía. Finalmente, a últimos de septiembre, se consiguió que un puñado de industriales de La Vera, Almendralejos, Badajoz, Villafranca de Barros, Quintana de la Serena y Santa Marta, ocuparan parte de la instalación, aportando la exigua cantidad de 10 pts/m2 para el mantenimiento y los servicios de una señorita de atención al público y un agente comercial. [28]



Dos imágenes de la inauguración del Pabellón de Extremadura por el rey Alfonso XIII, a su entrada a través del Arco de la Estrella, (Mundo Gráfico) y en el patio de la fuente. (Correo Extremeño)

Aunque se acordó por las dos diputaciones inaugurar el pabellón el 12 de octubre,[29] por el simbolismo de esta fecha en el descubrimiento de América, al final hubo que retrasarla hasta el 30 de dicho mes, para que coincidiera la inauguración con la estancia de los Reyes en la ciudad; así en la mañana de ese día el Rey Alfonso XIII, con la asistencia de los infantes don Jaime, doña Beatriz y doña Cristina, el general Primo de Rivera, y de los Gobernadores Civiles y Presidentes de las Diputaciones y Alcaldes de Cáceres y Badajoz, además de los de Trujillo, Villanueva de la Serena, Almendralejo, Montanchez y otros de cabezas de partido.[30]

Dos días después, se produjo la visita de la Reina doña Victoria al pabellón, que fue acompañada de sus hijos, siendo recibida por el Delegado del pabellón, Ángel Rubio y el Alcalde de Trujillo, durante la misma admiró los magníficos lienzos de Hermoso, Covarsi y Blasco; en la sección de historia se detuvo largo rato en los mapas de los descubrimientos extremeños en América, así como en antiguos retratos de Pizarro y Hernán Cortés.[31]

Del 12 al 15 de mayo de 1930, a poco menos de un mes para la clausura, el Comité extremeño celebró la “Semana de Extremadura”,[32] consistentes en unas conferencias, la actuación de la Masa Coral Cacereña y una excursión a La Rábida, todo ello enmarcado dentro de los diferentes actos previstos pare el “Homenaje a los Descubridores y Colonizadores”,[33] que había organizado el Comité de la Exposición, y en el que Extremadura tendría un papel preeminente.

Las conferencias fueron impartidas en el Salón de Actos de la Plaza de España, por pintor Adelardo Covarsi, el día 12, bajo el tema “El arte extremeño”. El 13, intervino José López Prudencia, con el título “Extremadura y América”; y el 14 Justo López de la Fuente, con “La riqueza agropecuaria de Extremadura”, tras la cual, en el salón de espectáculos del cercano Pabellón de Portugal, se proyectaron cintas cinematográficas sobre paisajes, pueblos y riquezas artísticas de Extremadura, así como el documental patrocinado por el Comité de Badajoz, titulado “Extremadura, cuna de América” rodado por los realizadores Manuel Muñoz y Sigo. Para el día 15, se programó una excursión al Monasterio de la Rábida, donde tendría lugar el “Homenaje a los Conquistadores Extremeños”, con la asistencia a una sesión extraordinaria de la Sociedad Colombia de Huelva, y la inauguración, en ese especial lugar colombino, de una lápida en honor de los conquistadores extremeños de América.

Además de las conferencias, y del viaje al Monasterio de la Rábida, una de las aportaciones más destacada de la región, fue la actuación de la Masa Coral de Cáceres, formada por un centenar de voces, que dio dos conciertos. El primer, el 12 de mayo, se celebró en el Teatro de la Exposición, actual Lope de Vega, obteniendo la Masa Coral un gran éxito, pese a que días antes había pasado por el mismo escenario el Orfeón Catalán dejando un magnífico recuerdo.


Esquela publicitaria de la actuación de la Masa Coral Cacereña en el diario ABC. E imagen de la Coral en la puerta del pabellón extremeño en el concierto celebrado el día 13 de mayo. (Ilustración El Correo de Andalucía)

Este concierto se celebró a beneficio de la Asociación Sevillana de Caridad, y para erigir el Monumento a Zurbarán diseñado por Aurelio Cabrera, que hoy se conserva en la sevillana plaza de Pilatos. Tras la actuación, el Comité de la Exposición hizo entrega de una copa de plata a la Masa Coral, y al día siguiente se celebraría el segundo concierto en el exterior del pabellón, destinado para el protocolo oficial, aunque se congregó una multitud de personas en el lugar para asistir a la audición, repitiéndose el éxito clamoroso.

Clausurada la muestra el 21 de junio de 1930, el pabellón fue desalojado en julio, dejándolo al cuidado del mismo a un guarda hasta diciembre de dicho año, produciéndose las primeras actuaciones tendentes a la cesión de los terrenos municipales y del edificio por parte del Ayuntamiento de Sevilla, a través de personalidades extremeñas afincadas en Sevilla, como eran el rector de la Universidad Ramón Carande, el profesor de la Escuela de Comercio Enrique Real Magdaleno, el magistrado Francisco Alcántara, el ceramista Pedro Navia y el poeta López Martín, entre otros.[34]

Mientras tanto fueron presentadas diferentes solicitudes para la ocupación del pabellón, como las del Tauring Club y la del Servicio Meteorológico Nacional, para la cesión del edificio de forma gratuita, con el compromiso de su mantenimiento, y dejar espacios libres para exposiciones de productos extremeños y la utilización de éstos por miembros de la colonia de dicha región, siendo rechazadas cuantas peticiones eran presentadas en espera de que el consistorio hispalense cediera la propiedad de los terrenos.[35] Más tarde el Servicio Meteorológico Nacional, consiguió la cesión del pabellón comercial de la Casa Domecq, en el Parque de María Luisa.

En abril de 1931, coincidiendo con la Feria el pabellón fue habilitado como caseta, por la Comisión Gestora del monumento a Zurbarán, que tenía allí su sede, siendo alquiladas a la Comisión Liquidadora 700 sillas y 100 veladores de madera, por Enrique Real Magdaleno,[36] e inaugurándose en el mismo una exposición de pintura de Eduardo Acosta;[37] ocurriendo lo mismo con motivo de la celebración de la Feria de San Miguel, de ese año, aprovechando parte de las sillas que permanecían en el mismo desde la Feria de Abril.[38]

En la sesión de la Comisión Liquidadora del 23 de noviembre de 1931,[39] se leyó una solicitud presentada por Aniceto Muñoz Pérez, y remitida a la Comisión por el Ayuntamiento, en la que solicitaba habitar el Pabellón de Extremadura, siendo devuelta la petición al consistorio, debido a que el pabellón era propiedad de las diputaciones extremeñas. Pasado unos meses, en el mes de marzo de 1932,[40] nuevamente es tratada la petición de Aniceto Muñoz, que en ese momento habitaba el Pabellón de Castilla la Vieja y León, y que supuestamente ante la proximidad del derribo de este, rogaba se le autorizara habitar el pabellón extremeño, pero que por las mismas circunstancias anteriores, la Comisión, no podía tomar acuerdo alguno por no ser de su competencia. Finalmente, en la sesión del 15 de marzo, de la Diputación de Cáceres, autoriza a Aniceto Pérez a residir en el pabellón,[41] movida seguramente ante la falta de respuesta del Ayuntamiento hispalense sobre la propiedad del suelo y el incierto futuro del edificio.

Iniciada la Guerra Civil, el 9 de septiembre de 1936, el general Quipo de Llano, nombrado presidente de la Comisión Liquidadora del Certamen, solicitó a la Diputación de Badajoz la cesión al Ayuntamiento de Sevilla del edificio, siendo aprobada dicha petición. Debido al abandono y falta de mantenimiento, se produjo su ruina y derribo.[42]

Fragmento de la película "Extremadura Cuna de América" de 1929, realizada con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Diputación Provincial de Badajoz


NOTAS
[1] . Florencio, M. J. El precedente de la Exposición del 29. Suplemento especial para le Exposición Universal de Sevilla. En ABC, de Sevilla. 01 de marzo de 1990, p.2.
[2] . Lemus López, E. La Exposición Ibero-Americana a través de la prensa (1923-1929), (1987). Sevilla. Edita E.M. Mercasevilla S.A., p. 229.
[3] . Valadés Sierra, J.M. La aportación cacereña al Pabellón de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (1929). En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número III, pp. 1.811- 1880.
[4] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, pp. 47 - 53.
[5] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII . Fondos Exposición Iberoamericana. Libro de actas núm. 5 de la Comisión Permanente. Sesión del 20 de julio de 1928.
[6] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, p. 56.
[7] . Lemus López, E. La Exposición Ibero-Americana a través de la prensa (1923-1929), (1987). Sevilla. Edita E.M. Mercasevilla S.A., p. 229.
[8] . Ibídem.
[9] . Villar Movellán, A. Arquitectura del Regionalismo en Sevilla. 1900-1935. (1979). Sevilla. Edita Diputación Provincial de Sevilla, pp. 442 y 449.
[10] . Folleto EL DOCUMENTO DEL MES. Octubre de 2013. La Casa de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de 1929. Diputación Provincial de Badajoz. Área de Cultura y Deportes. Servicio de Archivo Provincial.
[11] . Anteproyecto de la Casa de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de 1929. Archivo Diputación Provincial de Badajoz. ES. 06015.ADPBA/DP.03.05.01.01.05//C01990.006.
[12] . El Pabellón de Extremadura en la E.I.A. de Sevilla. En Revista del Centro de Estudios Extremeños. Tomo IV. Mayo-Agosto 1930. Págs. 153 a 159.
[13] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, p. 98.
[14] . El pabellón de Extremadura en la E. de Sevilla. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 22 de marzo de 1929, p. 2.
[15] . A. M. S. Secc. XVIII . E.I.A. Expediente Pabellón de Extremadura (Casa de Extremadura). Rollo 712. Fotogramas del 504 al 540
[16] . Noticias de la Exposición Ibero-Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 03 de julio de 1928, p. 1.
[17] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, pp. 58- 59.
[18]. Ibídem. pp. 96 - 97.
[19] . Amaro Pacheco, S. Fondos/Colecciones fotográficas en el Archivo de la Diputación de Badajoz: Fernando Garrorena Arcas y Exposición Iberoamericana de Sevilla. En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número II, pp. 1.283-1.316
[20] . Valadés Sierra, J.M. La aportación cacereña al Pabellón de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (1929). En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número III, pp. 1.811- 1880.
[21] . Extremadura en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. En Correo Extremeño, de Badajoz. 31 de octubre de 1929. pp. 1, 3 y 8. Y del 01 de noviembre, p. 8.
En las páginas de este diario, se recogen minuciosamente las descripciones tanto del exterior como del interior del pabellón, enumerando las obras, objetos y fotografías que se exponían con indicación del autor y/o procedencia de las mismas.
Una descripción del pabellón de Extremadura. En Nuevo Día, de Cáceres. 30 de marzo de 1929, p. 8.
[22] . Lérida, Amelia F. El DNI de Zurbarán que el Ayuntamiento equivocó. En ABC, de Sevilla. 23 de enero de 2018.
[23].http://sig.urbanismosevilla.org/Sevilla.art/Monumentos/Fichas/Index.aspx?id=CAS_406. Consultado el 25 de enero de 2018.
[24] . Las provincias de Badajoz y Cáceres concurrirán decorosamente al magno certamen de Sevilla. En Nuevo Día, de Cáceres. 04 de julio de 1928, p.1.
Pabellón de Extremadura. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 07 de julio de 1929, p. 8.
[25] http://www.psoeextremadura.org/portal/index.php?option=com_flexicontent&view=items&cid=88:memoria-historica&id=4473:angel-rubio-munoz-bocanegra&Itemid=300. Consultado el 02 de julio de 2012.
[26] . Valadés Sierra, J.M. La aportación cacereña al Pabellón de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (1929). En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número III, pp. 1.811- 1880.
[27] . Ibídem. p. 1868. E información facilitada por Pilar Naranjo.
[28] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, pp. 126-127.
[29] . Extremadura en el Certamen Ibero-americano. En El Adarve. 20 de junio de 1929.
[30] . Inauguración del Pabellón de Extremadura. En ABC, de Sevilla. 31 de octubre de 1929, pp. 17-18
Inauguración del Pabellón de Extremadura y Aragón. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 31 de octubre de 1929, p. 8.
El Monarca inaugura los pabellones de Extremadura y Aragón. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 31 de octubre de 1929, p. 1.
Extremadura en el Certamen. En El Liberal, de Sevilla. 31 de octubre de 1929, p.1.
[31] . S.M. la Reina y los infantes en el pabellón de Extremadura. En ABC, de Sevilla. 02 de noviembre de 1929, p. 18.
[32] . La Semana de Extremadura en la E.I.A. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 08 de mayo de 1929, p. 5.
[33] . Además de los actos organizados para la “Semana de Extremadura”, las principales actividades del programa organizado para el “Homenaje a los Descubridores y Colonizadores, por el Comité de la Exposición, fueron una verbena, una cabalgata alegórica de la Historia del Descubrimiento y la Colonización, fuegos artificiales, una misa de campaña y un desfile militar.
[34] . ¿Qué se va a hacer con el Pabellón de Extremadura?. En Correo Extremeño, de Badajoz. 01 de julio de 1930.
[35] . Valadés Sierra, J.M. La aportación cacereña al Pabellón de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (1929). En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, Número III, pp. 1.811- 1880.
[36] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Contaduría. Rollo 736. Fotogramas 473 a 530.
[37] . Rodríguez Aguilar, Inmaculada C. La pintura sevillana (1900-1936) Arte y cultura en la prensa. (2000) Sevilla. Edita Secretariado de publicaciones de la Universidad de Sevilla, P. 269.
[38] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de acta núm. 1 de la Comisión Liquidadora. Sesión del 25 de septiembre de 1931.
[39] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de acta núm. 1 de la Comisión Liquidadora. Sesión del 23 de noviembre de 1931.
[40] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de acta núm. 1 de la Comisión Liquidadora. Sesión del 01 de marzo de 1932.
[41] . Boletín Oficial de la provincia de Cáceres. 30 de marzo de 1932, p. 2.
[42] . Lemus López, E. Extremadura y América: La participación regional en la Exposición Ibero-Americana de 1929. (1991) Mérida. Editora Regional de Extremadura, p. 151.

 


























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