- Pabellón de Cuba



Vista lateral del Pabellón de Cuba. (Postal L. Roisin. Institut d’Estudis Fotografics de Cataluya

LA PARTICIPACIÓN CUBANA EN EL CERTAMEN

Tan solo habían pasado escasamente trece años desde que el 10 de diciembre de 1898, se firmara el Tratado de París, que ponía fin a la Guerra Hispano-Estadounidense y con ello al imperio español, liquidando las últimas posesiones de ultramar, entre ellas la isla de Cuba. Por ello cuando en 1911 el Ministro de Estado español, invitó al gobierno cubano a participar en el certamen Hispano-Americano, la respuesta de éste fue evasiva, solicitando más información antes de pronunciarse.

La participación de la República de Cuba en el Magno Certamen fue al principio bastante incierta pues, además de la proximidad de los hechos del 98, el país se encontraba con una preocupante inestabilidad política producida por la rivalidad existente entre los partidos liberal y conservador que había dado lugar a que, en 1906 los liberales acogiéndose a la enmienda Platt, solicitaran de EE.UU. la imposición de una administración militar, creando un ambiente poco propicio para la participación en un certamen, que proclamaba la unión entre los pueblos hispanoamericanos.[1]

No obstante, el gobierno cubano comprometió su participación, en la Exposición Internacional del Sesquicentenario celebrada en Filadelfia en 1926, y en la Exposición Nacional e Inter-antillana de Santiago, en la República Dominicana de 1927.

Pero la importante colonia española establecida en aquel país, se calculaba en medio millón los residentes en la isla, con una fuerte presencia en la economía, y las buenas relaciones que se mantenían entre ambos países,[2] hizo que, pasado unos años, la situación fuera más favorable para la concurrencia al certamen, y tras la reactivación de las invitaciones a los países extranjeros por parte del gobierno de Primo de Riveras, y con motivo de la visita a Madrid del Presidente de la Cámara de representantes cubana en el mes de agosto de 1925, a fin de iniciar las conversaciones para la firma del Tratado de Comercio entre ambos países, se le reitera el deseo del gobierno español de que Cuba concurriera a la Exposición.[3] Ese mismo mes, a petición del Secretario de Estado, en el Consejo de gobierno cubano, se acordó concurrir al certamen sevillano, así como la inclusión en el ante-proyecto de Presupuestos el crédito necesario.[4]

Pero un año más tarde, en agosto de 1926, el Ministerio de Estado español, informaba al Comité de la Exposición, de haber recibido una comunicación del Secretario de Estado de la República de Cuba, lamentando que la concurrencia de este país no se haría con un pabellón permanente, debido a las condiciones que imponía el ayuntamiento hispalense para la concesión de los terrenos,[5] apareciendo incluso en la prensa cubana la noticia de que el país no participaría en la Exposición Iberoamericana.[6]

Sin embargo algo debió cambiar, y en el mes de marzo de 1927, se supo, a través del Secretario de Estado Martínez Ortiz, que en los próximos presupuestos, se destinaría en el capítulo de gastos la cantidad de 50.000 pesos para la construcción y gastos de la representación de Cuba.[7] A mediados de mayo, el senador José Manuel Cortina presentó al Senado, un proyecto de Ley para la participación de dicho país en la muestra sevillana, con un crédito de 50.000 pesos (750.000 pts.), para la construcción del pabellón,[8] siendo aprobado dicho proyecto por la alta Cámara el 25 de dicho mes.[9]

Pudiera ser éste el motivo, el escaso presupuesto, por el que, según afirma Amparo Graciani,[10] se diseñara un primer proyecto de pabellón de carácter provisional realizado en madera cuyas ornamentaciones en fachada e interiores vendrían ya realizadas para ser colocadas directamente, siendo lo más destacado, la puerta de acceso de cuatro metros de altura, estando diseñado el edificio por los ingenieros del ejército cubano, el comandante Luis Hernández Savio y el capitán Alfonso González del Real y de la Vega, su auxiliar.

En junio, el Ministerio de Estado traslada un telegrama del Encargado de Negocios de España en La Habana, informando a la Comisión Permanente de la Exposición de la aprobación por Senado cubano, del proyecto de Ley, concurrencia que se haría con un pabellón permanente,[11] aunque la sanción definitiva por la Cámara de Representantes y su publicación en la Gaceta Oficial de la República se retrasaría hasta el 22 de diciembre.[12] El importe asignado, fue el mismo con el que se dotó a la representación cubana para la Exposición Internacional del Sesquicentenario de Filadelfia, celebrada el año anterior.[13]

Esta corta asignación, tuvo que ser ampliada, y en el mes de octubre de 1928, el presidente, el general Gerardo Machado Morales, firma un Decreto por importe de 30.000 pesos,[14] para gastos de la organización, que se sumarían a los 50.000 destinados a la construcción, liberados en el mes de diciembre del año anterior.

Aunque ciertamente la asignación presupuestaria para la representación cubana parece exigua, 80.000 pesos, hay que tener en cuenta que todos los materiales empleados para su construcción fueron enviados desde Cuba, tales como maderas, hierro, ladrillos, cemento, piedras, mármoles, etc., solo la cal y la arena se adquirió como compra local; además, los artesonados, balcones, balaustradas, mobiliario, expositores y demás elementos decorativos, algunos fueron donados y otros ejecutados en la isla, incluso en centros y talleres oficiales,[15] y la construcción de los edificios, fue llevada a cabo por personal del ejército, por lo que supuso un ahorro considerable no solo de materiales sino de mano de obra al evitar la contratación de una constructora, teniendo en cuenta los elevados costes de materiales y salarios de los operarios debido a la fiebre constructiva de ese momento.

Así justificaba el Comisionado General del pabellón, coronel Quiñones, el corto crédito asignado “Todos los industriales y productores nacionales, desean contribuir, proporcionando los medios de abaratar el costo de los materiales necesarios para la construcción del Pabellón de Cuba y si a esto se une la desinteresada cooperación de la poderosa Empresa de la Compañía Trasatlántica Española y la de todos los Ferrocarriles de la República, en lo referente al transporte, fácilmente se comprenderá que con un mínimo costo se podrá hacer que figuren suelos de nuestras canteras de las provincias oriental y occidental, mosaicos de las innumerables fábricas de toda la República, columnas de cantería, armazón de hierro, cemento, ladrillos, tejas, en fin todo, materiales cubanos, fabricados y preparados por obreros de Cuba, deseosos también de contribuir con su esmero al triunfo del país. Toda esta serie de cooperaciones, unas cedidas para que figuren a la vez que formando parte del edificio, como exposiciones y otras conseguidas al costo neto, por el deseo de sus productores en coadyuvar al triunfo de la obra emprendida, son los factores a que se hace referencia y que lograrán aumentar a más del doble el crédito de que se dispone”.[16]

Todos los materiales de ornamentación, maderas, piedras, mármoles, así como mobiliario, cuadros, y todos los productos que se iban a exponer, fueron transportados en barco desde Cuba,[17] por lo que el Embajador en Madrid, solicitó, y le fue concedida, la exención de los derechos de muellaje e impuestos de desembarque que se sumaba así a la liberación de las exacciones de toda clase de derechos de aduanas que tenían los materiales de construcción de los pabellones extranjeros, que había dispuesto por el gobierno español,[18] abaratando los costes de transporte. No era este tema menor, ya que para la construcción y decoración del pabellón se transportaron en barco, prácticamente todos los materiales y objetos, lo que redundaba en el ahorro de los costes de la representación. Solo en piedras de Capellanía se trasportaron 480 bloque y losas de mármol de la isla de Pinos; 11.500 m. lineales de maderas, más 3.000 piezas de cedro y caoba de cuba; 1.500 barriles de cemento, material sanitario, 400 cajones con mosaicos de madera, 400 bultos de obras de carpintería, sin contar el mueblaje del pabellón, cuadros, lámparas, etc., así como los objetos y stands que las casas comerciales trasladaron para ser expuestos.[19]

No obstante este esfuerzo en rebajar los costes no fue suficiente, y en el mes de enero de 1929, por decreto presidencial, a propuesta del Secretario de Hacienda, se asignan 42.000 pesos más con destino a la terminación del pabellón,[20] por lo que podemos concluir que el importe total asignado para la construcción y organización de la concurrencia cubana se elevó a 122.000 pesos, casi 2.000.000 de pesetas, más del doble inicialmente presupuestado.

A finales de mayo de 1927, toman posesión de sus cargos el coronel Enrique Quiñones Rojas como Comisionado General del Gobierno de la República de Cuba y el capitán Julián Martínez Castells como Agregado Auxiliar y Comercial,[21] que habían sido nombrados por el Ejecutivo cubano a propuesta del Secretario de Estado, Miguel Ángel Campa, gran impulsor de la participación de aquel país en la muestra iberoamericana, que repudiaba la injerencia extranjera en la política cubana. Días después, por Decreto, se les asignan 1.500 pesos para los gastos del evento, comenzando los comisionados los preparativos para la organización de la representación de aquel país,[22] cuya experiencia ya venía abalada, debido a que ambos militares habían ocuparon los mismos cargos de responsabilidad durante la Exposición de Filadelfia.

Las oficinas de los comisionados estuvieron situadas en el edificio habanero de “La Metropolitana”, en la esquina de las calles O'Reilly y Aguacate, en parte de los terrenos que desde los años coloniales ocupaba el Convento de Santa Catalina de Sena, y en ellas prestaban sus servicios el teniente Ramón Valls; el Jefe de Propaganda Francisco Meluzá Otero; el agente comercial Manuel Avellaneda, y como proyectistas los artistas Linares y José Hurtado de Mendoza, que realizaban los diseños de las distintas exhibiciones.[23]


Coronel Enrique Quiñones, Comisionado General del gobierno cubano, y el capitán Martínez Castells, agregado auxiliar y comercial del Comisionado. (Ilustraciones de la revista Comercio Internacional. Anuario 1928)

Debido a la premura de tiempo, a mediados de 1927 la Exposición tenía prevista su inauguración para el 12 de octubre de 1928, el diseño del pabellón cubano le fue encargado directamente a los arquitectos de aquel país Evelio Govantes Fuentes (1886-?), arquitecto Jefe del Departamento Municipal de Fomento de La Habana, y Félix Cabarrocas Ayala (1887-1961), ambos involucrados en el proyecto de construcción del Capitolio de La Habana, que aportaron su proyecto de forma desinteresada, y entendieron que, debido al carácter esencialmente histórico de la Exposición, este lo concibieron en estilo del primer periodo colonial cubano, al que acoplaron detalles que aún se mantenían de ese periodo en La Habana, Trinidad, Baracoa, Bayamo y Camagúey, al no disponer el país de estilo propio, incidiendo en la utilización de ricas maderas en artesonados, balcones, rejas y columnas torneadas, y piedras y mármoles para el porche y enlosados.[24]

Según Alicia García, “Hacia mediados de la década de los veinte estaba sólidamente establecida la sociedad Govantes y Cabarrocas. Participan en el concurso para la erección del Capitolio Nacional a cuyo proyecto aportaron soluciones definitivas, y entre 1922 y 1930 construyen algunas sobresalientes residencias....

El contacto de Govantes y Cabarrocas con la arquitectura cubana colonial tenía lugar por esos mismos años al estar al frente de la restauración de tres importantes edificios civiles: el Palacio de los Capitanes Generales, el del Segundo Cabo y el Templete, experiencia que deja profundas huellas en sus concepciones arquitectónicas.”[25]


Planta general de la Casa y Pabellón de Cuba (Ilustraciones de la revista Comercio Internacional. Anuario 1928), y boceto de la Casa de Cuba (Sevilla y la Exposición Ibero-Americana. Álbum Artístico)

Los planos del proyecto del pabellón, dibujados por Evelio Govantes y Félix Cabarrocas, estuvieron en posesión de los comisionados Quiñonez y Castells, a primeros de septiembre de 1927, siéndoles entregado al Secretario de Estado, para que posteriormente éste lo presentara al Jefe del Gobierno, general Gerardo Machado para su aprobación,[26] así el 23 de diciembre, es aprobado por la Permanente de la Exposición,[27] el proyecto del pabellón que habían diseñado los arquitectos cubanos.

Por parte de industriales del tabaco, hubo un intento de construir un pabellón independiente, llamado Salón del Tabaco, de unos 300 m2, en el que los fabricantes expondrían en stands sus labores, pero al final no llegó a realizase, ocupando un espacio similar dentro del pabellón de exhibiciones.[28]

El embajador García Kohly, en el mes de septiembre de 1927, reservó una parcela para la construcción del pabellón en los jardines de San Telmo, de unos 2.300 m2, entre los pabellones de Chile y Uruguay,[29] pero debido a la extensión del edificio, por la Secretaría de Estado se le informó de la necesidad de que la parcela debía de ser de al menos de 3.600 m2.[30] Finalmente, la Comisión Permanente le concedió a la República de Cuba una parcela de casi 5.000 m2, (70 x 70)[31] situada en la avd. Reina Victoria (actual de la Palmera), junto al Pabellón de la República Dominicana, de los cuales 2.000 m2 estarían edificados y el resto destinados a jardines en el que se proyectó cultivar plantas tropicales, entre ellas 25 palmeras imperiales, enviadas desde el país caribeño pero que, debido a las dificultades para su transporte, no se llegó a realizar.[32]

Plano del Sector Sur de la Exposición con indicación de la parcela asignada a la República de Cuba para la construcción de su pabellón en la avenida Reina Victoria. (Archivo Municipal de Sevilla)

Por Decreto de la presidencia de Cuba, de 22 de noviembre de 1927, se nombran en comisión de servicio a los ingenieros civiles y arquitectos, comandante Luis Hernández Savio y al capitán Alfonso González del Real y de la Vega, ambos destinados en la Sección de Ingeniería del Estado Mayor del Ejército cubano, el primero como director y el segundo como auxiliar, para que se trasladen a Sevilla a fin de iniciar las obras de construcción del pabellón, encomendándole su ejecución a miembros del cuerpo de ingenieros del Ejército al mando de los referidos militares,[33] produciéndose la llegada a Sevilla a medidos de diciembre.[34]

La entrega oficial de los terrenos estaba prevista se realizara el 1 de febrero de 1928, pero, debido a encontrarse enfermo el embajador, hubo que retar esta ceremonia hasta meses más tarde, iniciándose las obras durante los siguientes días a fin de no retasar más la ejecución del proyecto. [35]

Aunque en todas las referencias encontradas se indican que la construcción corrió a cargo de miembros del Ejército, debió contratarse a algunos obreros locales, ya que, durante la edificación, un trabajador domiciliado en Sevilla, tuvo un accidente.[36]

Casi a la par de iniciarse las obras, mientras supervisaba los primeros trabajos, se produjo el fallecimiento en Sevilla del capitán González del Real,[37] que fue sustituido por el teniente José María Heredia y Núñez,[38] que se incorporó a estas labores en el mes de julio,[39] quedando terminado el pabellón el 24 de abril de 1929.[40]

Con posterioridad, y ya restablecido de su enfermedad del embajador de Cuba en España, Mario García Kholy,[41] el 9 de junio de 1928, en un solemne acto, se produjo la entrega oficial de los terrenos a la que asistieron el embajador cubano, el Comisario Regio Cruz Conde y autoridades cubanas y sevillana.[42] Meses después del inicio de las obras, también cayó gravemente enfermo, por una afección pulmonar, el director encargado de la construcción, Luis Hernández Savio,[43] no obstante no se retrasó más la toma de posesión de la parcela asignada.

Con motivo de la estancia del embajador en Sevilla, al día siguiente, se celebró la ceremonia de descubrir una lápida que daba nombre como Plaza de Cuba, a la plaza situada delante del antiguo convento de los Remedios, convertido en Instituto Hispano-Cubano de Historia de América, donado por el millonario cubano Rafael González Abreu.[44]

Acto de la entrega de los terrenos para la construcción del Pabellón de Cuba. En la imagen de izquierda a derecha, Cruz Conde, coronel Quiñones, cardenal Ilundain, cónsul García Kholy, alcalde Díaz Molero y desconocido. (Ilustración revista Mundo Gráfico)

Momento en el que descubre la placa , que daba nombre a la Plaza de Cuba, por el cónsul García Kholy, junto a éste, el alcalde Días Molero y el Comisario de la Exposición Cruz Conde. (Ilustración revista Mundo Gráfico)

Antes de finalizar el año, también se unieron a los comisionados cubanos desplazados a Sevilla, el teniente de Artillería Ramón Valls, a cargo de la Comisión de Ornamentación, auxiliado en sus labores, principalmente de montaje de los elementos decorativos, muebles y estanterías de los expositores, Félix Callejas y Armando Maribona.[45]


EL PABELLÓN.

Este pabellón se componía de dos edificios uno permanente de 30 x 10 m. llamado Casa de Cuba, donde se situaba la fachada principal, y otro provisional de 40 x 40 m., en la fachada posterior, denominado pabellón de Exhibiciones.[46]


Vista aérea del pabellón, en el que se aprecian las dos construcciones, en la fachada el edificio permanente y en la zona posterior, el provisional. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Sánchez del Pando)

La Casa de Cuba o edificio permanente, tiene tres plantas de altura, dos de igual tamaño y la tercera más reducida, formada por un mirador, que daba más esbeltez al conjunto. Los autores la conciben en estilo colonial cubano, mezclando detalles exclusivos del barroco español con los elementos arquitectónicos más utilizados en la isla,[47] es decir pórtico de piedra, y rica carpintería tanto en el interior como en exterior con los típicos balcones cubanos, y que se destinaría, una vez terminada la muestra, a oficina consular, alojamiento de personal pensionado por el estado, y para contener una exposición permanente de productos nacionales.
Fachada principal del pabellón cubano, levantamiento realizado en 1983. (Ilustración revista Aparejadores)

La construcción se realizó en la parte permanente, mediante cimentación de zapata corrida de hormigón armado de poco espesor sobre el que se construyó muros también de hormigón armado, que daban apoyo a los muros de carga, éstos de fábrica de ladrillo en fachada; jácenas metálicas perpendiculares a la fachada principal y losas de hormigón armado. Las cubiertas central y laterales se ejecutaron en teja árabe sobre tablazón de madera de caoba.[48]

La planta es rectangular, formada, como bien indica Torres Martínez y Pérez Torres, por “tres cuadrados yuxtapuestos a los que superpone otro, central, cuyo lado es la mitad de la suma de los tres y que determina la dimensión del porche y la anchura del mirador”.[49]
El edificio permanente en construcción, foto publicada en el diario El Liberal el 24 de mayo de 1928.

El pabellón de Exhibiciones o edificio provisional, se acoplaba a la fachada posterior del edificio permanente. Era de planta cuadrada y su construcción se realizó en madera, con una sola planta de altura; en el centro se hallaba un patio rodeado por un claustro cubierta cuyo alero estaba soportado por pilares cuadrados de madera. En el interior, las cuatro galerías que lo componían, estaban diseñadas para ser ocupadas por las exposiciones de los productos nacionales, tabaco, azúcar, maderas, y de algunas de las Secretarías del gobierno.

Este edificio se acoplaba sin más en la parte posterior del permanente, sin relación alguna con su estilo y volumen, muy distinto a otro caso similar como es el pabellón de Portugal, donde la parte provisional conjugó perfectamente con el edificio permanente, siendo significativo que, aunque aparece dibujado en el plano de planta de pabellón, no así en el boceto del alzado de éste firmado por Govantes y Cabarrocas, en la zona trasera de la Casa de Cuba.


A primeros de abril, ya estaba terminada la cimentación, así como la instalación de la estructura de hierro,[50] manufacturada por American Steel of Cuba, que había sido donada por Celestino Juaristi, y enviada desde Cuba para ser colocada en el pabellón.[51] En junio la estructura de hormigón del edificio permanente prácticamente estaba concluida, solo pendiente de la colocación de las placas del tercer piso, iniciándose a partir de entonces las delicadas obras de decoración.[52] A finales de noviembre estaba prevista la finalización de la construcción del Pabellón de Exhibiciones y la colocación de las losas en el patio así como la instalación de la Virgen de la Caridad del Cobre, y en el edificio permanente solo quedaba por instalar los magníficos techos de madera.[53]
Representación cubana visitando las obras del pabellón durante su construcción. (Ilustración revista Mercurio. diciembre 1928)

En el mes de diciembre, con motivo de la estancia de S.M. el Rey Alfonso XIII en la ciudad,[54] realizó una serie de visita a las obras de los pabellones americanos, siendo acompañado en el caso del de Cuba por el Delegado del pabellón coronel Quiñones y el arquitecto encargado de las obras comandante Hernández Savio, mostrándole los planos de los edificios y las fases en que se encontraban la obras, siendo obsequiado don Alfonso, con una caja de tabacos, elaborado especialmente por la firma Partagás, con el escudo real en la vitola y un rico estuche de carey.


S.M. el Rey Alfonso XIII, durante su visita a las obras del pabellón cubano en el mes de diciembre de 1928. (Imágenes la revista La Hormiga de Oro y de la web de Todocolección)

Al año de iniciarse las obras, en el mes de febrero de 1929, el pabellón provisional de exhibiciones se encontraba totalmente terminado, y la Casa de Cuba exteriormente ya se había concluido, quedando pendiente solo algunas obras en el cuerpo superior. Interiormente, se estaba empezando a instalar los stands para las diferentes exhibiciones, como las de Tabaco, decorado con motivos de hojas de dicha planta; Sanidad, Enseñanza y de distintas firmas comerciales, realizadas en diversos estilos, que habían sido diseñadas por el artista José Hurtado de Mendoza.[55] La oficina de Propaganda e Información a cargo de Francisco Meluzá Otero, también se encontraba ya instalada en el pabellón, estando prevista la terminación de las obras para el 30 de marzo.[56]

Durante ese mes, se terminó la decoración del Salón del Tabaco, a cargo del delegado artístico del pabellón Hurtado de Mendoza; también se había finalizado la construcción del porche de entrada y se encontraban muy avanzado la colocación de los techos,[57] habiendo finalizado la instalación del artesonado del vestíbulo.[58]


Detalle de los trabajos de carpintería realizados por los artistas gallegos afincados en Cuba, Rogelio González y Luciano Gesto, que se desplazaron hasta Sevilla para su instalación. (Imágenes publicadas en la revista Eco de Galicia)

A un mes de la apertura de la muestra, se trabajaba denodadamente en terminar los detalles ornamentales que aún faltaba, como los zócalos de madera de ácana, la colocación del barandaje de caoba y peldaños de las escaleras, así como la terminación de la pintura de la última plana y la instalación de las ventanas y cristaleras. Ya se encontraba abonada la tierra y cimentada las calles del jardín, quedando pendiente la colocación de la Fuente-surtidor, y se trabajaba activamente en la colocación y montaje de los stands comerciales, que ya venían construidos desde Cuba, y que cada firma había confeccionado sus muebles en diferentes estilos rompiendo la monotonía del conjunto debido a la diversidad de formas.[59]

El edificio principal, que contaba de dos plantas y mirador, obedeciendo su composición al esquema clásico de villa y cuyos elementos son característicos de la arquitectura cubana, evocando una típica residencia señorial criolla, del más puro estilo colonial cubano, en el que se mezclan el barroco español con algunas características del país.

El porche de entrada, formado por una gran arcada construida con piedras traídas de las canteras cubanas de Jaimanitas y Capellanías, la misma que sirvió para levantar las murallas, la Catedral y los castillos de Punta y de la Fuerza, se inspira en los conocidos portales de las Casas del Dolz del siglo XVIII. Las rejas realizadas en ricas maderas nacionales, son una copia de las existentes en el histórico convento de Santa Clara, donde se encontraba ubicada la Secretaría de Obras Públicas del gobierno cubano, y a izquierda, sobre el muro del porche, se situó una lápida en bronce, en la que daba testimonio de la realización de la Casa de Cuba durante la presidencia del general Machado, actualmente se ha instalado otra en el mismo lugar de la Junta de Andalucía.




Vista general de la fachada del pabellón con la fuente-surtidor a la izquierda, e interior del porche realizado con piedras de las canteras cubanas de Jaimanitas y Capellanías. (Archivo del autor). Balcones y rejas realizados en maderas nobles de las fachadas del pabellón. (Archivo del autor). Placa de bronce original. (Ilustración Diario de la Marina)

También procedente de ese convento, es la fuente surtidor que se encuentra en los jardines, a la izquierda del edificio principal, que es copia de la allí existente, llamada La Samaritana, está datada en 1546, y fue no solo la primera fuente pública de Cuba, sino de América, y que en un principio se proyectó instalarla en el patio central del pabellón provisional o de exhibiciones.[60]

Los balcones forman uno de los principales elementos decorativos del pabellón, recordando las características balconeras cubanas del siglo XVIII. Todas las piezas construidas con madera, como balcones, artesonados, rejas, frisos y balaustradas, fueron realizadas con maderas nobles como el caobam, dagame, sabicú, júcro, sangre doncella, yaba, roble, nogal cuje, majagua, ácana, jocuna, etc., repitiendo modelos existentes en cuba, desarrollados a partir de temas de la arquitectura sevillana y canaria.

Las cubiertas eran de teja árabe, sobre maderamen exterior de cedro y el cemento utilizado, fue el exclusivo traído de la fábrica cubana de El Morro. Los pavimentos que no estaban cubiertos de mármoles cubanos, se hizo con baldosas hidráulicas diseñadas por los arquitectos autores del pabellón, conservándose las originales en el mirador, fabricadas por Rodríguez Jiménez, y parte de la primera planta, en la que se mezclan motivos heráldicos con otros de estilo grutesco.


Baldosas hidráulicas originales instaladas en el mirador y en la primera planta. (Archivo del autor)

La república cubana presenta ciertamente un valioso pabellón, aunque con cierto complejo de inferioridad, debido a que la comisión del citado país, defendía que no tenían un “estilo nacional”, por lo que reúne lo más lujoso que se podía ofrecer en materiales de construcción, dándole un aire colonial al edificio.

La distribución del edificio principal era sencilla,[61] en el acceso se sitúa el porche, elemento este típico para protección contra la luminosidad de la isla caribeña, con elementos de la arquitectura cubana, como las inspiradas en las columnas de una de las casas solariegas de la catedral de La Habana y las ventanas de Camagüey, protegidas por rejas de maderas torneadas. Las gradas y el piso del pórtico están cubiertos por mármoles cubanos, y sobre el portal se sitúa una amplia terraza que da amplitud a los salones de la primera planta.

Escudo de la República de Cuba, tallado en mármol, sobre el dintel de la puerta principal. (Archivo del autor)

En la planta baja, tras la puerta de acceso de 4 m de altura, se aloja el gran vestíbulo, de unos 10 m. de lado, situándose en la parte lateral izquierda, y tras una doble arcada en piedra, arranca la gran escalera que da acceso al primer piso, en este lugar, y en una hornacina, se encontraba un busto de José Martí, conocido como “El apóstol de la Independencia de Cuba”, fue realizado por Lucía Bacardí Cape (Mimí), bajo el que estaba grabado el siguiente lema “Para mi, la Patria nunca será triunfo, sino agonía y deber”, y que actualmente se encuentra situado en la rotonda que da acceso al Instituto Hispano Cubano de Historia de América, donado por el Consulado de Cuba y la Junta de Andalucía.


Ángulos izquierdo y derecho del vestíbulo. A la izquierda el arranque de la escalera y a la derecha Salón Habana, para recepciones. (Ilustraciones revista Mercurio)


Estado actual del ángulo izquierdo del vestíbulo y detalle del artesonado. (Archivo del autor)

A la izquierda de la escalera y completando el ala izquierda, se dispusieron algunas salas y dependencias auxiliares para las oficinas de la Comisión Oficial, que una vez clausurada la muestras, se convertirían en la sede del consulado cubano en Sevilla. También se instaló las exhibiciones de la Secretaría de Instrucción Pública, prensa cubana y del libro, con una biblioteca con más de cuatro mil volúmenes de autores cubanos sobre temas de dicho país, así como las exhibiciones que este departamento presentó en las Exposiciones de Filadelfia y Santo Domingo, ampliadas y mejoradas, divididas en dos Salones, el de Instrucción con miniaturas y reproducciones en yeso de los grandes centros culturales, escuelas urbanas y rurales y trabajos de las Escuelas y Artes y Oficios,[62] y el de Bellas Artes, con una exposición de autores cubanos contemporáneos, cuyas obras fueron seleccionadas por un tribunal, siendo estos artistas y las obras expuestas las siguientes:[63]


Busto de José Martí realizado por la escultora cubana Mimí Bacardí cuando estuvo instalado en el pabellón, y en su actual emplazamiento frente al Instituto Hispano Cubano. (Revista Mercurio y archivo del autor)

En pintura, Víctor Aguilar, “Paisaje”; Arturo Baxter Font, “Retrato de mi madre” y “Cangrejos moros”; Rafael Blanco Estera, “Autorretrato”; Hipólito Canal Rifall “Mangos”; María Capdevila Casas, “Entrada del puerto de la Habana” y “Caserío cubano del siglo XVI”; Enrique Caravia Montenegro, “Miryam” y “Naturaleza muerta”; Enrique Crucet y Willermes, “Convento de Santa Clara” y “Convento de Santa Clara”; Rosario Cuervo Sánchez, “Del viejo Santiago”; Concepción Ferrant Gómez, “Granados en flor”; Blanca González Simó, “Vendedor de pollos”; Eugenio González Oliva, “Retrato doctor Campa” y “Joven guatemalteca”; Juan Emilio Hernández Giro, “Embalse”, “Bacardí”, “Boniato”, “Cuba” y “Combe de Chambolle”; Fernando Legido Picado, “Padres de la patria” y “Cabeza de negrito”; Ramón Loy González “Legadora” y “Confidencias”; Armando Maribona Pujol “Cubana 1830” y “Reposo”; Aurelio Melero Fernández de Castro, “Puerto de la Habana”; Guillermo Mencier Villa, “La ola” y “Cartas”; Ángel Porro (fallecido) presentado por su hermana Elía de Mora “Los beijes” y “La mañana”; Leopoldo Romañach Guillén “Vendedor de estatuas”, “Soñadora”, “El voto”, “Desnudo”, “Juventud” y “Aguadora”; Domingo Ramos Enríquez, “Abril florido” y “Paisaje villaclareño”; Emilio Rivero Melín, “Platanar”; Antonio Rodríguez Morey, “Quietud” y “Día de verano”; Agustín Rodríguez Valdés, “Morada campesina”; Antonio Sánchez Araujo, “Bougainville” y “Paisaje”; Gerardo Tejedor Cuervo, “Paisaje”.

En escultura, Teodoro Ramos Blanco, “El esclavo” y “La cruz”; Esteban Betancourt Díaz de Rada “La ninfa del Almendares”; Esteban Valderrama de la Peña, “Campesinos cubanos”; Benito Paredes Conde, “Cabeza negro” y “Cabeza estudio”, y Ernesto Navarro Betancourt, “El peso de la ley” y “Lina”. Además, otros artistas enviaron sus trabajos para decorar los salones del pabellón.

Ocupaba un sitio de honor, la colección del patriarca de la pintura colombiana Leopoldo Romañach Guillén, por la que consiguió un primer premio del Jurado de Recompensas.[64] Se completaba la decoración con mobiliario realizado con maderas cubanas expresamente fabricados para el pabellón.


El escultor Moisés Huerta junto a su obra, el busto del general Machado. (Imagen publicada en el periódico Diario de la Marina)

A la derecha del vestíbulo, se situaba el Salón Habana, cerrado por una bella reja de madera tallada, espacio preparado como auditorio, para recepciones. actos solemnes y espectáculos, estaba presidido por el busto del presidente de la República general Machado, ejecutado por el escultor español Moisés Huerta Ayuso, que tuvo una notable actividad en la isla durante aquellos años,[65] y cuya decoración, artesonado y moblaje, realizados con maderas cubanas, corrió a cargo del Ayuntamiento de La Habana.[66]

Con el fin de ser proyectada en este salón, y en cines cubanos, en el mes de marzo de 1929, por Decreto presidencia, se autorizó a Valentín Rivero Ruiz, impresionara una película propagandística con el título “Cuba, sus riquezas y sus bellezas”, en la que recogiera la actividad y progreso que había alcanzado aquella república, con la participación destacada de los departamentos de Obras Públicas e Instrucción, estando previsto su envío a España en el mes de agosto, y posteriormente a otros países.[67] No obstante, no se ha podido confirmar si se llegó a realizar esta película.

La primera planta la constituía un gran salón en el que se encontraban las exposiciones de los organismos oficiales como Obras Públicas, con maquetas, fotografías, acuarelas y planos de obras públicas acometidas en la isla, con una maqueta de la Universidad y del nuevo edificio del Capitolio, que se estaba construyendo en La Habana, así como del Balneario de San Miguel de los Baños. De los departamentos de Guerra y Marina, se mostraron fotos y gráficos de la Marina de Guerra y de la composición de los cuerpos militares, así como del armamento, campamentos y maniobras.

La Sección de Hacienda, exhibió una colección de monedas cubanas desde la época colonial, y las de Inmigración y Sanidad, fotografías, planos de los adelantos de sus respectivas áreas.

Gran Salón de la primera planta. (Ilustración revista La Esfera)

Para la Sección de Comunicaciones, el Estado Mayor del Ejército,[68] a través de la Sección de Ingenieros, confeccionó un enorme mapa en relieve de Cuba, de 10 m. de largo por 4 m. de ancho, donde se apreciaban todos los detalles orográficos de la isla, dividido en 36 secciones, para su traslado posterior desde la isla, realizado por los tenientes Miguel Lessassier Martínez y Leandro González Serviá, utilizando los planos cartográficos del Ejército, donde se mostraba el relieve de las cordilleras montañosas, a escala en pies 1:125.000 en horizontal y 1:25.000 en vertical, destacando el Pico de Turquino de la Sierra Maestra, diferenciando los distintos accidentes, ríos, ciudades, líneas de ferrocarril, teléfono y telégrafos, carreteras, etc., mediante adecuados colores. También se indicaban las centrales azucareras, los puertos y zonas de cultivo. También se le instaló un sistema de alumbrado que permitía ver todos los detalles en la luz natural del día.

Según algunas informaciones, un tren en miniatura recorría el mapa, y mediante un mecanismo especial hacía funcionar los coches y al llegar el tren a una provincia se encendía una luz roja señalando el lugar de llegada, a la vez que una lluvia de postales, con vistas panorámicas de la provincia correspondiente, caían.

El Rey Alfonso XIII, contemplando el gran mapa en relieve de Cuba, durante su visita al pabellón. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano)

Este mapa, debido al gran espacio que ocupaba, se ubicó en la entrada del Pabellón de Exhibiciones, instalándose una galería elevada alrededor para que los visitantes lo pudieran apreciar mejor.

Además del Salón de Comunicaciones, el de Gobernación, presentaba un proyecto de presidio modelo en construcción y las sociedades regionales españolas, mostraron por medio de miniaturas, planos, fotografías y gráfico, el desenvolvimiento y desarrollo en aquel país.

El mobiliario, así como una numerosa sillería, de gran valor, fue realizado en los talleres de la Fortaleza de La Cabaña, por personal militar,[69] con diseño del capitán Martínez Castells, con las más preciosas maderas cubanas, y de gran interés histórico, como las maderas empleadas que sirvieron de base a cañones de la fortaleza, con más de trescientos años, o las del muelle de Caballería que, después de permanecer más de un siglo en agua salada, no les había afectado la corrosión. También se utilizó la madera llamada sabicú, que por su extraordinaria fortaleza es similar al hierro, y en el sillón presidencial se veía la firma del general Gerardo Machado. Algunos de estos asientos, debido a su densidad, no eran posible levantarlos un solo hombre.

También se decoró este espacio con una colección de obras cedidas por artistas cubanos, enmarcando los ventanales con maderas de cedro, y las vidrieras con cristales emplomados de vivos colores característico de las viviendas criollas.

El acceso al mirador se efectuaba a través de una escalera secundaria que partía de esta planta, en la que se puede contemplar un magnifico mascaron de madera tallada coronado por un farol que parece el fanal de un viejo galeón, realizado por los carpinteros gallegos, afincados en Cuba, Rogelio González y Luciano Gesto.


Vistas del mascarón de madera tallado, durante la Exposición, y en la actualidad. (Imagen de la revista La Vie d'Italia e dell'Amercia y del archivo del autor)


En el desarrollo de dicha escalera, se hallaba, en una hornacina, el busto de fray Bartolomé de las Casas, del artista sevillano, José Lafita,[70] y que actualmente se encuentra en la hornacina situada sobre el dintel de la puerta principal del Instituto Hispano Cubano de Historia de América, en la plaza de Cuba.[71]





Arranque de la escalera secundaria de acceso a la segunda planta (revista Mercurio). Hornacina en el segundo tramo de la escalera con el busto de fray Bartolomé de las Casas, ejecutado por José Lafita (Diario de la Marina), y en su actual ubicación en la hornacina sobre el dintel de la puerta del Instituto Hispano Cubano. (Archivo del autor)


Al llega a la segunda planta, lo primero que atrae a la vista, es le extraordinario artesonado de estilo colonial que se realizó mediante la combinación de dieciséis tipos de maderas preciosas, entre ellas las caobas más caras como son las llamadas de clavo, canutillo y de agua.

Además del artesonado del techo, en esta estancia, que se denominó Salón Colón, se podía admirar unas magníficas columnas y balaustradas de maderas talladas, de la misma calidad, y en el centro de la sala una artística urna que encerraba arena procedente de la playa de Porto Santo, donde según la tradición, fue el primer lugar de tierras americanas que pisó Cristóbal Colón; esta urna, junto a toda la documentación relativa a este hecho histórico y numerosas ilustraciones y fotografías de otros lugares colombino, tras la Exposición, fue entregada al presidente de la Real Sociedad Colombina de Huelva, José Marchena, por el entonces Comisionado del pabellón Julio Martínez Castells, por acuerdo del Ayuntamiento de la ciudad cubana de Baracoa, para que fuera instalada en el convento de La Rábida.[72]

También se podía contemplar una curiosa selección de monedas desde la época colonial hasta ese momento. Completaban la exposición de esta salón-mirador, una serie de fotografías con distintas vistas de paisajes y monumentos de la República de Cuba.



Vista general del salón mirador durante la Exposición (web Todocolección) y estado actual, y del artesonado del techo. (Archivo del autor)



Detalles de las columnas del mirador (Archivo del autor), y urna con arena de la playa de Porto Santo (revista La Esfera)


Imagen aérea donde se aprecia la ubicación del Pabellón de Exhibiciones en la zona posterior de la Casa de Cuba. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Sánchez del Pando)

El pabellón de Exhibiciones, de carácter provisional, se encontraba edificado en la parte trasera del edificio principal, y su altura era igual al de la planta baja del pabellón permanente, debiendo ocupar toda la parte posterior de la parcela, como se puede apreciar en la foto aérea. El acceso a este edificio era a través de una puerta existente en el gran vestíbulo situada en el mismo eje de la puerta principal; este edificio sería desmontado una vez concluida la Exposición.

Decoración exterior del Pabellón de Exhibiciones. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Sánchez del Pando)

La decoración del exterior de este edifico era sencilla, con limpias paredes, que eran recorridas horizontalmente por huecos para ventilación e iluminación del interior, de forma rectangular, y sobre los que se situaban los únicos elementos decorativos, consistentes de sencillas pilastras coronadas por jarrones y medallones que alojaban los canalones de desagües de la cubierta, situados entre estos, todo ello realizados suponemos que en escayola.

El pabellón provisional o de Exhibiciones, estaba compuesto por un patio central típico camagüeyano, circundado por galerías corridas. Los postes rectangulares que sostiene el tejado de la galería eran sencillos en apariencia, como es costumbre en las mansiones campesinas que representaba, pero con tanto o más valor que columnas de mármol o jaspe, ya que servía de muestrario de la gran variedad de las ricas maderas que se encuentran en la selva cubana. En una de las paredes del patio estaba instalado un pequeño retablo cerámico con la Virgen de la Caridad del Cobre, del ceramista sevillano Manuel Vigil-Escalera,[73] alumbrado por un farol, también se exponía en el patio una volanta o calesa, coche de caballo muy utilizado en la Habana por la clase alta durante el siglo XIX, se completaba con horcones de maderas y tinajones típicos que le daban sabor criollo al patio.

Patio central del Pabellón de Exhibiciones, típico criollo. (Archivo del autor)

En el centro del patio se proyectó la instalación de una reproducción de la fuente-surtidor pública existente en el convento de Santa Clara, pero debido a una remodelación de este, para darle una aspecto más bello y típico, al final se instaló en el exterior del pabellón a la izquierda de la fachada de la Casa de Cuba.[74]


Retablo cerámico con la Virgen del Cobre realizado por Vigil-Escalera, y aspecto del patio en el que se aprecian las columnas que soportan el alero del tejado y la volanda o calesa situada en una esquina. (Ilustraciones de la revista La Esfera)

En las cuatro galerías de este pabellón, se asentaron las exposiciones de las Secretarías de Agricultura, Hacienda, Comercio y Trabajo, donde se mostraban variadas muestras del desarrollo alcanzado en los distintos departamentos, situándose en la entrada al pabellón de exhibiciones, dos grandes paneles pintados por Pastor Argudín, con alegorías de vegetación tropical y de estos productos, por encargo de la Secretaría de Estado, que la crítica de la época los consideró como “novísima visión decoradora”.[75] En total en el pabellón se instalaron 633 expositores.[76]

Aprovechando su estancia en la ciudad, Pastor Argudín, se instaló una exposición de sus obras en los salones de la Sociedad Económica de Amigos del País, que fue muy concurrida, entre los ilustres visitantes se encontraban el infante don Carlos, la hija del presidente de Cuba y el embajador cubano García Kohly, siendo adquirida, la mayoría de la exposición para la Escuela de Bellas Artes de Sevilla a petición del pintor Gonzalo Bilbao.[77]

En los mismos salones, pero el mes anterior, el pintor cubano Domingo Ramos, que participaba con dos de sus obras en el Salón de Bellas Artes del pabellón, “Abril florido” y “Paisaje villaclareño”, que habían sido muy elogiadas por la crítica,[78] también aprovechó su estancia en la ciudad, para inaugurar una exposición con sus trabajos en los que predominaban los paisajes, cubanos, mallorquines, asturianos y andaluces.[79]

En la Sección de Agricultura, se expuso una maqueta de la granja escuela agrícola de Juan B. Jiménez en la provincia de Santa Clara, con todos los detalles, incluido los lugares donde se encontraban plantados los diferentes árboles frutales.

El Salón del Azúcar[80] se proyectó para ser uno de los principales atractivos del pabellón, por ser precisamente el principal producto industrial de aquel país, y haberse abierto las puertas del mercado español a raíz de la reciente firma del Tratado Comercial entre ambos gobiernos. Se situó en la galería norte ocupándola totalmente, en superficie de unos 400 m2 en el suelo y más del doble, 850 m2, en pared.

Para que las representaciones de los productores concurrentes fuera uniforme, se destinaron los cuatro laterales del Salón, con sacos abiertos, diversas muestras, fotografías y estadísticas que mostraran el sistema de fabricación y producción. En el centro se levantó una pirámide y en medio de esta, se situó el Mundo en movimiento, flotando sobre un mar de azúcar.

Maqueta de la granja-escuela agrícola de Juan B. Jiménez en Santa Clara. (Archivo del autor)

Al fondo del Salón, se proyectó situar una central azucarera en miniatura,[81] que ocupaba unos 8 m2. realizada en acero y construida en los talleres de la Armería Nacional, de tal forma que permita ver los más mínimos detalles, y que funcionaría ante los visitantes como lo hacen en las grandes fábricas desde la entrada de la caña, el proceso de extracción, cocido del jugo, la elaboración de la meladura y el grano, la separación de la miel en las centrifugadoras y el envasado en sacos. De fondo se colocaría una escenografía pintada y debidamente iluminada donde se verían los campos de caña con todas las manipulaciones que se realizan, y tanto el campo de cañas como la central se verían con iluminación de día como de noche.

También se realizó una película donde se recogía la recolección de la caña y todo el proceso de fabricación del azúcar, su manufactura y sus diversos usos, que sería proyectada en el pabellón.

El Salón del Tabaco, fue montado a propuesta de la Unión de Fabricantes de Tabacos e industriales destacados de este sector productivo como Torres Gener, Francisco Fonseca, Calixto Rodríguez, Compañía Cubana de Cigarros, etc.

Este salón ocuparía unos 300 m2, del pabellón de exhibiciones, instalándose en el centro una reproducción en miniatura de una vega y una fábrica, en el que se mostraba el proceso de cultivo y elaboración de esta planta en todos sus aspectos. Alrededor, expuso cada fabricante en sus stands, los productos y elaboraciones, estando diseñados estos por reputados artistas, que debían ser aprobados previamente por la Comisión de Ornamentación.[82]

Más de una veintena de casa tabaqueras tenían sus vitrinas y expositores con alegorías repartidas por el Salón. En uno de ellos se exhibía un enorme puro de 2,60 m. de longitud, 40 cts. de diámetro y 55 kg. de peso, y el mas pequeño de tan solo 3 milímetros, de la fábrica de Fonseca, cuya producción se destinaba a ser regalada entre el público.[83]

El stand montado por la firma tabaquera Romeo y Julieta, fue decorado artísticamente por José Hurtado de Mendoza, el cual realizó un enorme escenario romántico que reproducía las murallas y jardines de Verona, así como el balcón donde se desarrolló la escena que da nombre a la marca, “Romeo y Julieta”, y ante las verjas se instalaron unas arcas talladas que simulan ser las tumbas de los célebres amantes.[84]

La instalación de la casa Torres Gener Hermanos, “GENER”, tenía forma de templete de mármoles y bronces en cuyo interior se encontraba una artística vitrina de bronce y cristal, donde se exponían sus famosos tabacos, cigarros y picaduras.[85]


Stands con el tabaco más grande del mundo, de la casa Fonseca. Decorado de la firma Romeo y Julieta que reproducía las murallas de Verona (periódico ABC), y el templete instalado por la fábrica Torres Gener Hermanos. (Ilustración de La Vanguardia).

En el Salón de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, se presentó un método científico para combatir el mosquito del paludismo, así como fotografías de vaquerías, establos, centros de salud y material sanitario de fabricación nacional, con lo que se quería presentar como la nación mejor organizada sanitariamente, habiendo estado su instalación científica a cargo del doctor Ángel Izquierdo y artística por el señor Alsina, siendo inaugurado este salón con motivo de la Semana de Cuba con la asistencia de numerosos invitados especialmente profesionales médicos.[86]

Stand de la casa productora de tabacos Hery Clay and Bock & Co. Ltd. (Ilustración revista Mercurio)

El Salón de licores y alcoholes e industrias varias, mostraba en escenarios en miniatura la actividad en las destilerías de alcoholes; también en éste se instalaron la fábrica de cerveceras “La Tropical”, en la que aparecían dos copias de la Giralda, ante una fuente, y otra torre formada con botellas de esta marca. Otra sería “La Polar”, y una de hielo con osos blancos y una composición de bloque de hielo, con lo que quería significar que dicha fábrica producía diariamente una cantidad de hielo igual a tres veces el volumen de la famosa torre sevillana.

También estuvieron presente industrias como la de perfumería, conservas alimenticias, pieles, carey, producción de cemento, etc., así como los Servicios Telegráficos y Postales, con una colección de sellos cubanos, con emisiones desde la época colonia, la intervención norteamericana y la república, siendo el más interesante expuesto un sello de la reina Isabel II que tenía un cuarto de sobrecargo,[87] y los Marítimos y de Ferrocarriles, estos últimos con una locomotora hecha en tricomía con un juego de luces simulaba la marcha.

La provincia de Matanzas, estuvo magníficamente representada por industriales y comerciantes que exhibieron productos muy variados, como alcoholes, rones y licores, calzados y productos de piel, como los cueros de caimán, carey, cera virgen, esponjas, etc.[88]

La dirección de la decoración del pabellón corrió a cargo del pintor, escenógrafo y artista plástico José Hurtado de Mendoza, que fue el autor de todos los proyectos de instalaciones para los exhibidores, y que a su vez contó con la colaboración de los pintores cubanos Abela, Argudín, Loy Mantilla y Maribona, que realizaron murales con temas cubanos de las seis provincias plasmando sus principales industrias. Así La Habana estaba representada por las fábricas; Pinar del Río, por el tabaco; Matanzas, por los textiles; Santa Clara por el azúcar; Camagüey por el ganado y Oriente por los minerales.[89]

Hurtado de Mendoza, también decoró la sala de Las Palmas de Gran Canarias, del pabellón canario de la Exposición, ya que este artista de vanguardia, nació en Madrid, era sobrino nieto de Benito Pérez Galdós, vivió su juventud en Canarias y la mayor parte de su vida en Cuba.[90]

Vista general de una de las galerías del Pabellón de Exhibiciones, en la que se pueden apreciar los distintos stands instalados por las casas comerciales cubanas. (Ilustración de la revista La Vie d'Italia e dell'America)

También se cuidó la iluminación eléctrica del pabellón, que fue ejecutada por los ingenieros electricistas del Ejército, y diseñada por los autores del pabellón Govantes y Cabarrocas, tanto interior como exterior. Para el edifico permanente, el alumbrado se realizó de acuerdo con el carácter de cada salón, con lámparas de estilo clásico, y para el patio criollo, se utilizaron elementos típicos de la época colonia.[91]

Stand de la Cía. de Jarcia de Matanza S.A. (Ilustración revista Mercurio)


Todos estos trabajos en madera, además de los stands de exhibiciones para las Secretarías de Comunicaciones de sus secciones marítima, eléctrica, aérea, postal y ferroviaria , fueron realizados en los talleres que la Comisión cubana tenía en La Habana,[92] dirigido por el teniente Ramón Valls. Los stands fueron diseñados por José Hurtado de Mendoza y decorados por el pintor Linares Otton, realizados con ricas maderas cubanas y de variados estilos, desde el clásico hasta las nuevas formas y líneas aparecidas en la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925, que se remataban con pinturas al óleo de los lugares donde el producto expuesto se cultivaba o elaboraba. En estos mismos talleres, se confeccionaron todos los trabajos en madera, desde los artesonados hasta los balcones, ventanas, escaleras, soportales, etc. Fue tal el trabajo desarrollado por los operarios que, afín de tener terminado estos, se solicitó autorización para la realización de horas extraordinarias por las noches.[93]

LA INAUGURACIÓN DEL PABELLÓN.[94]

En la mañana del 10 de mayo, al día siguiente de la solemne inauguración en la Plaza de España de la Exposición Iberoamericana, SS.MM. los Reyes don Alfonso y doña Victoria Eugenia, acompañados de las infantas Beatriz y Cristina y de los infantes Alfonso de Borbón y Alfonso de Orleans, y séquito, así como del presidente del gobierno general Primo de Rivera y seis de sus ministros, visitaron los pabellones de Portugal, Colombia, Brasil y Cuba; a su llegada a éste, fueron recibidos por el embajador de aquel país en España García Kohly; el delegado especial del gobierno cubano, Jefe del Estado Mayor del Ejército el general Alberto Herrera; los delegados del pabellón coronel Quiñones y capitán Castells, el arquitecto constructor comandante Hernández Savio, el cónsul en Sevilla Carballar, miembros de la delegación cubana y de la colonia de aquella isla en Sevilla.

S.M. el Rey Alfonso XIII durante el acto de la inauguración del pabellón. (Ilustración revista Mundo Gráfico)

Antes de entrar en el edificio, en cuyo exterior se hallaban instaladas en dos mástiles las banderas de España y Cuba, la Banda de Música Municipal y la del Regimiento Soria 9, interpretaron el himno de Bayano y la Marcha Real. Seguidamente se inició la visita empezando por el vestíbulo donde se hallaba instalada una exposición de bellas artes con cuadros de autores contemporáneos entre los que destacaban los del pintor Leopoldo Romañach, habiendo gustado al soberano el titulado “La convaleciente” de este artista, y un retrato de América Rodríguez realizado por Armando Maribona,

Desde este lugar pasaron, por la puerta del fondo, al pabellón de Exhibiciones visitando el departamento de Comunicaciones, haciendo parada en el stand de la Cía. de Jarcias de Matanza, por ser las que utilizaba don Alfonso en sus balandros; después pasó al Salón del Tabaco donde le fue regalado al monarca un espléndido estuche repleto de distintos tipos de cigarros, con la dedicatoria, “Elaboración especial para el Rey de España con motivo de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla”, siéndoles entregado también otros estuches al general Primo de Rivera y al embajador de Cuba.

Mientras, la Reina doña Victoria, acompañada del Comisario del pabellón coronel Quiñones, visitaba las instalaciones de maderas, perfumes y las reproducciones en cera de distintas frutas, manifestando su gusto por el mango y el jabón de Hiel de Vaca, que le fueron regalados. También el Rey expresó su deseo de probar el vino de piña siéndole enviada varias botellas para su degustación.

La Reina Victoria Eugenia visitando el pabellón acompañada del Comisionado, coronel Quiñones. (Revista Mercurio)

Contemplaron también el gran mapa en relieve de la isla, las comunicaciones de ferrocarriles y la reproducción de la granja en miniatura de Santa Clara. Posteriormente se trasladaron al edificio permanente de la Casa de Cuba, visitando el Salón de recepciones situado en la primera planta, con la admirable decoración de muebles y sillas, sorprendiéndole que un sillón llevara la firma del presidente de la república general Machado, siéndole regalado al monarca por el embajador. También llamó la atención el mascarón de la escalera, rematado por un farol, que decía reproducía el de la proa de la carabela Santa María.

En el Salón Colón, situado en la planta mirador, fue observada la urna que contenía la arena de la playa de Porto Santo en Baracoa, que según la tradición fue donde desembarcó Colón, terminando aquí la visita, rindiéndoles los mismos honres que a su llegada.


El Rey Alfonso XIII, acompañado del Cónsul García Kohly; el delegado especial del gobierno cubano, el general Alberto Herrera; los delegados del pabellón coronel Quiñones y capitán Castells y miembros de la delegación caribeña durante la visita al gran mapa en relieve de la isla y a los stands comerciales de las industrias generales. (Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano)

Con motivo de esta visita, S.M. el Rey, expresó su deseo de felicitar a una serie de industriales cubanos por las artísticas presentaciones de sus productos y manufacturas,[95] como las tabaqueras “Partagás”, “Larrañaga”, “Gener” y “Romeo y Julieta”; la cervecera “La Tropical”; Sidra de Piña Vélez, chocolates “La Estrella”, material náutico Cía. de Jarcia de Matanzas S.A., etc.


LA EXPOSICIÓN.

Desde el mismo día de la inauguración del pabellón cubano, y durante el desarrollo del certamen, fue uno de los más visitados, en alguna fuente cifra este número en 500.000, aunque creemos que es exagerado,[96] pues además del atractivo de sus exhibiciones, en la población había un cariño especial hacia este país, por el contacto que aún mantenían familias de ambas orillas del atlántico, dado el poco tiempo que había transcurrido desde su emancipación de la metrópolis. Así el público no cesaba de visitar ambos edificios, encontrando en las galerías del edificio de exhibiciones los productos cubanos de gran calidad que se manufacturaban en aquella isla con una decoración típica, en los salones del Tabaco y Azúcar, se repartían cigarros y cigarrillos, y bolsitas de azúcar a los visitantes, los cuales también podían admirar las maderas, los licores y cervezas, dulces, esponjas, carey, tejidos, minerales, mantequillas y un largo etc., de todo lo allí expuesto.

En el edificio permanente o Casa de Cuba, se encontraban las exhibiciones oficiales, entre los que más llamaron la atención fueron el de la Secretaría de Comunicaciones, divididas en postales, ferroviarias, marítimas y aéreas, instaladas en variados stands, y la Secretaría de Agricultura expuso una interesante muestra de minerales cubanos, que también gustó muchos.[97]

El pabellón fue visitado por personalidades de la época, como el entonces exvicepresidente de la República de Cuba Carlos de la Rosa y el Secretario de Estado Rafael Martínez Ortiz.[98] La infanta doña Isabel, más conocida como “la chata”,[99] y los asistentes a diferentes congresos que con motivo de la Exposición se celebraron en Sevilla, como el II Congreso Nacional del Comercio Español en Ultramar, así como las alumnas de los colegios de maestras de Madrid y Barcelona, los obreros pensionados del Instituto Nacional de Previsión, el grupo de periodistas hispanoamericanos que se habían desplazado a Sevilla, o los marinos del buque de guerra sueco Oscar II.

La difusión que se hizo en Cuba del certamen sevillano fue muy importante, siendo el "Diario de la Marina" el principal periódico que abanderó esta campaña de propaganda, insertando continuamente información en sus páginas. Su director José J. Rivero, visitó la Exposición, expresando que había gran entusiasmo por la muestra, habiendo enviado a uno de sus redactores para que se encargara de la información de la inauguración y del desarrollo del certamen, y que para satisfacer los deseos de muchos cubanos, que ardientemente anhelaba visitarlo, se organizó un concurso cuyo premio era el viaje a Sevilla por cuenta del periódico.[100]

Visita de miembros del Congreso de Comercio en Ultramar al pabellón. (Periódico Diario de la Marina)

Así mismo, también tuvieron lugar en el pabellón una serie de festejos y visitas, como la acontecida el 20 de mayo, días después de la inauguración del pabellón, con motivo de una doble celebración, por una parte XXVII aniversario del nacimiento de aquella República, y la investidura para un segundo mandato como presidente del gobierno cubano del general Gerardo Machado Morales, que consistió en una comida ofrecida por el ministro Consejero de la Embajada de Cuba, Manuel Pichardo, celebrada en el Salón de Actos, servida por el restaurante Pasaje de Oriente, a la que asistió una amplia representación de la legación y de la comisión cubana así como algunos invitados españoles entre los que se encontraban la marquesa de Arguelles y el vizconde de los Remedios, Rafael González de Abreu y López-Silvero, que habían nacido en Cuba.[101]

Como continuación a la celebración de la jura del presidente de la República de Cuba, al día siguiente, la marquesa de Arguelles, María Josefa Argüelles Díaz, cubana de nacimientos, organizó un “asalto” al pabellón, congregando en este una numerosa concurrencia de lo más selecto de la alta sociedad sevillana, con animado baile a cargo de una orquesta que interpretó parte de sus piezas del repertorio cubano, siendo servido un buffet por el restaurante del Casino, terminado a altas horas de la madrugada.[102] Esta fiesta se puede considerar como la primera social que se celebró en uno de los pabellones americanos.

Comida ofrecida en el pabellón, a un grupo de la colonia cubana con motivo de las celebraciones del 20 de mayo.

Grupo de personalidades visitando el pabellón, entre ellos la marquesa de Arguelles y el vizconde de los Remedios, nacidos en Cuba, posando en la terraza del mismo. (Imágenes publicadas en el periódico Diario de la Marina)

Al mes siguiente, y con motivo de un concurso de belleza organizado por el diario sevillano “El Liberal”, la reina y damas de dicho concurso, acompañadas de un nutrido grupo de acompañantes, realizaron unas visitas a algunos pabellones americanos, siendo agasajados en el cubano, en el que se encontraba una amplia representación de dicho país, con un lunch.[103]

En el mes de diciembre, en el pabellón de Chile,[104] tuvo lugar un original concurso en el que compitieron distintas marcas de cervezas de las repúblicas americanas, cuya iniciativa se produjo en una de las reuniones de los delegados de los países concurrentes, a causa de una amistosa disputa sobre la bondad de las diversas clases de cervezas, que en varios países americanos exponen en sus respectivos pabellones, surgiendo la idea de celebrar un pequeño concurso.

El jurado estuvo compuesto por el delegado norteamericano, señor Zimmerman, y el alto empleado señor Haertoogs; el secretario del Patronato Nacional de Turismo, señor González Valdés, y los señores Resa y Lafita, representantes de la “Associated Press” y de la prensa local.

Las cervezas de diferentes marcas, que concursaron eran de Argentina, Venezuela, Méjico, Cuba y Chile. Tras la cata a ciegas, la mayoría de los votos fueron para la cerveza cubana de “La Tropical”, y el segundo puesto lo obtuvo la cerveza chilena de Valdivia.

Periódicamente, los comisarios de los países concurrentes realizaban visita a los diferentes pabellón, celebrándose la correspondiente al pabellón cubano, el 22 de marzo de 1930,[105] durante la cual se reunieron en Salón Colón del piso alto, acordando hace una visita a La Rábida, el 27 de dicho mes, en homenaje a Cristóbal Colón, donde se desplazaron todos los comisarios extranjeros, acompañados de la prensa local y americana, siendo recibidos en el histórico monasterio, por los padres Ángel Ortega y Fidel Maidagán, con los que realizaron una detenida visita tras la cual se celebró una sesión de homenaje al descubridor, y a propuesta del comisario cubano Martínez Castells, se acordó que todos los comisarios americanos, plantasen un árbol en La Rábida como recuerdo de aquellos pueblos en homenaje a Colón, comprometiéndose traer de Cuba un árbol llamado ceiba, de duración secular, siendo plantados con tierras de todos los países de América y de Portugal.


LA SEMANA DE CUBA[106]

Los actos de mayor relieve, tuvieron lugar con motivo de la Semana en honor de esta república, que se celebró del 10 al 14 de octubre de 1929, aunque en un principio se había solicitado que fuera la semana anterior, la del 4 al 10, que sin embargo fue ocupada por Portugal.[107] Con motivo de esta celebración, meses antes, se había barajado la posibilidad de la visita oficial del presidente cubano, pero ante algunos impedimentos surgidos para realizar este viaje, envió a su hija Landelina (Nena) para que le representara, como muestra de afecto y consideración al pueblo español.

Llegada a Sevilla de Landelina Machado, hija del presidente de la República de Cuba, para presidir la Semana Cubana, junto al embajador. (Ilustración revista Mundo Gráfico)

El día 9, víspera de la semana cubana, el embajador García Kohly, organizó una reunión en el pabellón con un importante grupo de miembros de la colonia cubana, en esa noche tan especial para los cubanos en que a las doce, se pronunció el “Grito de Yara”, que conmemoraba el inicio del proceso independentista cubano de la metrópolis, que tuvo lugar entre el 9 y el 10 de octubre de 1868, tras la interpretación del himno nacional cubano y de las proclamas, se organizó un baile amenizado por el sexteto nacional cubano de Juan de la Cruz.

En la mañana del primer día, tuvo lugar el izado de las banderas de España y Cuba en los altos mástiles situados en los laterales de la fachada principal; la española lo hizo la hija del presidente cubano Nena Machado de Gau, acompañada por el embajador García Kohly, a los acordes del himno de cuba, y la cubana, por la esposa del embajador acompañada por el gobernador militar de Sevilla, general Barreto, mientras se interpretaba la Macha Real, a la vez que se rendían honores por fuerzas del Ejército y la Armada española. A continuación, se celebró una recepción oficial en el Salón de Actos, presidida por el embajador y la hija del general Machado, a las autoridades sevillanas, con asistencia de numerosos miembros de la colonia cubana de la ciudad y de las delegaciones de las repúblicas americanas presentes en el certamen. Tras el discurso del embajador, se obsequió a los asistentes con un cóctel de ron Bacardí, amenizándolo la banda del Regimiento Soria 9, que había rendido los honores en el izado de banderas.
Recepción ofrecida en el pabellón con motivo de la Semana de Cuba, en el centro la hija del general Machado. (Ilustración Diario de la Marina)

Esa noche, se dio un banquete de gala en el Hotel Alfonso XIII, y posteriormente se celebró un baile en el pabellón con la intervención de tres orquestas una de ellas cubana, un sexteto, y grupo de baile cubano.

Y por parte de la Compañía de Camila Quiroga, que se encontraba actuando en el Teatro de la Exposición, se puso en escena, en homenaje a Cuba, la obra "Tiempo muerto" del autor de aquella nacionalidad Jorge Manach.[108]

El segundo día, 11 de octubre, por la noche, tuvo lugar en el pabellón cubano, un concierto a cargo del eminente pianista cubano José Echaniz, que interpretó composiciones de Chopin, Manuel de Falla y Ernesto Halffter, así como de autores cubanos como Cervantes, Sánchez de la Fuente y Lecuona, dando a conocer algunas obras de estos compositores. Posteriormente tuvo lugar una cena ofrecida por el embajador a las representaciones de los países participantes en el certamen y a las autoridades locales.

El día 12 de octubre, con motivo de la Fiesta de la Raza, se celebró una Cabalgata Histórica, organizada por el Comité de la Exposición, en la que participó un grupo de cubanos en el que se incluía “la volanta”, el clásico vehículo criollo, con una señorita que representaba a Cuba, y una carreta, tirada por bueyes, con personal de la delegación cubana. En la cena organizada ese día por las representaciones americanas, que fue presidida por el infante don Carlos, en representación del Rey, ocupó un puesto de honor la hija del presidente Machado.

Baile ofrecido en el pabellón de Cuba con motivo de la semana de aquel país. (Ilustración Diario de la Marina)

Por su parte el embajador cubano, con motivo del solemne acto del Día de la Raza, pronunció un discurso en el teatro de la Exposición, en el que resaltaba la importancia de la Fiesta de la Raza, para posteriormente intervenir José María Pemán, que trató sobre el acercamiento lírico entre las naciones hermanas, terminando el acto con una alocución del general Primo de Rivera.


La “volanda” o calesa situada en el patio del pabellón, con las hijas del coronel Quiñones, y una carreta típica cubana, tomaron parte en la Cabalgata Histórica organizada con motivo de la Fiesta de la Raza. (Ilustraciones revista Mercurio)

Al día siguiente, por la tarde, el embajador, la hija del presidente Machado y la comisión cubana en pleno, visitó la carabela Santa María, siendo recibidos por el teniente de navío Julio Guillén Tato, y posteriormente se llevó a cabo la recepción en el pabellón, al infante don Carlos, con su esposa e hijos, acompañados de los gobernadores civil y militar, cuerpo diplomático y consular y numerosa representación de la alta sociedad en el pabellón, recorriéndolos detenidamente, organizándose un baile en el Salón de Actos, a los acordes del sexteto del maestro Meléndez, sirviéndose en el patio criollo un lunch.

Por la noche, el Comité de la Exposición y las autoridades sevillanas, devolvieron las atenciones recibidas por la comunidad cubana, obsequiando al embajador y a la delegación de aquel país una cena con baile en el Casino de la Exposición, con una numerosa presencia de cubanos que se habían trasladado a Sevilla para estar presentes en estos actos.

El último día por la tarde, el embajador García Kohly, asistió a la colocación de la primera piedra del monumento a Juan Sebastián Elcano, en la Plaza de Cuba, próximo al Instituto Hispano-Cubano, en el mismo lugar donde desembarcaron después de la circunnavegación de la tierra. Y posteriormente, se ofreció un concierto en el pabellón a cargo de la soprano Ofelia Nieto, y por la noche, en el mismo lugar, la marquesa de Arguelles organizó un baile.

El infante don Carlos y familia visitando el pabellón, acompañado del embajador cubano. (Ilustración revista Mercurio)

El potenciar el aspecto musical propio de la isla caribeña fue muy importante, construyéndose en los jardines del pabellón un lugar apropiado para las actuaciones de conjuntos cubanos de baile y cante,[109] trayéndose distintos grupos cubanos, como el Sexteto Nacional Cubano de Juan de la Cruz, que vino para tomar parte en la Semana de Cuba, o conjuntos de danzarinas, orquestas y cantantes que, aprovechando la estancia en Sevilla, actuaron en el recinto de la Exposición, como en la fiesta que se celebró en el Pabellón Sanlúcar, para agasajar la visita de los infantes don Jaime, doña Beatriz y doña María Cristina, hijas del Rey Alfonso XIII, y el infante don Carlos, o en la fiesta organizada en el Pabellón de Perú. [110]

El Sexteto Nacional de Ignacio Piñeiro, también se trasladó a Sevilla para participar en la Exposición, permaneciendo en España durante tres meses realizando grabaciones y diferentes presentaciones, de aquella estancia en nuestra tierra quedó la canción “Suavecito”.[111]

Sexteto nacional de Ignacio Piñeiro. (blog de Arsenio Rodríguez Quintana)

También como curiosidad habría que destacar un hecho delictivo ocurrido en el pabellón cubano, como fue el robo de dos monedas de oro de veinte pesos y otras ocho de diez, cinco, dos y un peso, que se encontraban en una de las vitrinas que el departamento de Hacienda tenía instalada, por Rogelio Bernaldo Alfonso, de treinta y tres años de edad, natural de La Habana, y empleado del pabellón, que tras ser detenido, manifestó que había cometido el hurto por hallarse enfermo y falto de recursos, siendo arrestado y puesto a disposición judicial.[112]

El seguimiento en la isla de todo lo relacionado con la Exposición Iberoamericana, y en general con lo que acontecía en España, era muy importante, tanto es así que, el contratista de obras cubano Silvestre Delgado, auxiliado por su hijo Alfredo, estudiante de arquitectura y experto delineante, con el que colaboró Agustín Gómez, confeccionaron una maqueta de la Exposición sevillana en miniatura,[113] de tres metros y medio de ancho, a escala 1:100, en la que se reproducían, sobre el plano de la Exposición, sus avenidas, arbolado y monumentos, los edificios y pabellones permanentes, como la Plaza de España, los pabellones de la Plaza de América, y los americanos de Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile, Cuba, Méjico, Estados Unidos, Perú Uruguay y Marruecos; el de Agricultura, Casino y Teatro, Parque de María Luisa, y un gran número de detalles, todo ello realizado con gran fidelidad en maderas cubanas de gran calidad, caoba y cedro, interviniendo más de cuarenta empleados, durante seis meses, para su confección. Para su realización se emplearon planos de planta y alzados, dibujos y fotografías estereoscópicas de todos los edificios, llevadas a Cuba por el redactar del “Diario Español” Ángel de Gregorio.

Esta Exposición de Sevilla en miniatura, estuvo expuesta en un salón en La Haba decorada por el artista Adolfo Galindo, cobrándose una entrada de 10 céntimos de peso, siendo visitada por más de 22.000 personas, entre ellas el general Machado, el alcalde de la capital y miembros del gobierno cubano, estando previsto su traslado e instalación en Nueva York para posteriormente recorrer algunas capitales americanas, mostrándose también imágenes de la Exposición de Barcelona, y proyectándose las películas de inauguración de ambas exposiciones.

A primeros de noviembre de 1929, llega a Sevilla el capitán de Artillería del ejército cubano, Ricardo Armenteros, como nuevo Comisionado auxiliar,[114] a fin de sustituir al capitán Julio Martínez Castells, que al mes siguiente se haría cargo del pabellón como Comisionado genera, produciéndose la partida del coronel Enrique Quiñones León, el 17 de diciembre, por haber terminado su misión representativa al frente del mismo.[115]


LOS PREMIOS.[116]

Terminadas, a mediados de marzo de 1930, las sesiones del Jurado Superior de Recompensas de la Exposición, éste otorgó al pabellón de Cuba su más alta distinción el Gran Premio, además de concederle 132 grandes premios, 6 diplomas de honor, 341 medallas de oro, 320 de plata y 230 de bronce y numerosas menciones honoríficas, siendo las exhibiciones instaladas en los Salones del Tabaco y del Azúcar, las que obtuvieron mayor número de premios, también fue reconocida la instalación oficial de Sanidad y Beneficencia, la de las provincias de La Habana y Camagüey, así como las exposiciones de ron y cervezas, consiguiendo estar la representación cubana entre los primeros puestos de los premiados de la concurrencia internacional.

Diploma correspondiente al Gran Premio otorgado por el Jurado Superior de Recompensas de la Exposición. (Fototeca Ministerio de Cultura. Archivo Ruiz Vernacci)

Entre los muchísimos expositores comerciales y particulares, podemos destacar las recompensas que recibió el Ejercito y miembros de este, por la confección del mapa en relieve, especialmente a los tenientes Lessassier Martínez y González Serviá; al Cuerpo de Artillería por los muebles fabricados que decoraron el pabellón, y el de Veterinaria, así como el general Alberto Herrera por su colaboración en el evento y a Ofelia Rodríguez de Herrera por el proyecto para un hospital para esposas de militares.

También lo fueron los carpinteros Rogelio González y Luciano Gesto por los trabajos extraordinarios de carpintería realizados, balaustradas, columnas, balconadas, mascarón de la escalera, artesonados, etc., las empresas tabaqueras de Larrañaga, Gener, Partagás, Cifuentes, Caruncho, Fonseca, la Asociación de Almacenistas y Cosecheros de Tabacos, etc.

El Balneario San Miguel de los Baños; la exhibición odontológica del Dr. José María Reposo; Pons, Cono y Cía. por artículos sanitarios; la fábrica de muebles Ramón Escourido Hermanos; Diario de la Marina; y en el apartado cultural las partituras musicales de los maestros Delfín y Molina Torres, la colección de libros de Antonio Sánchez Bustamante y los escritores Carlos Trelles Gavín y Carmela Nieto, y una larga relación de artistas plásticos como el ya mencionado Pastor Argudín o José Antonio Bencomo.




LA CLAUSURA

Clausurada la muestra, el edificio provisional fue derribado, siendo vendido el material principalmente las maderas con que fue construido, las columnas de caoba del patio y los formeros para armaduras,[117] facilitándose también, de forma desinteresada, por el Comisario Martínez Castells, la caoba necesaria para la ejecución del Santísimo Cristo de la Santa Vera-Cruz de la localidad sevillana de Dos Hermanas, que realizaría el imaginero Miguel González Migolla.[118]

Mientras, se procedía al desalojo del pabellón, con el embalaje de los objetos, mobiliario y stands que se encontraban en él, y que serían unos repatriados por sus propietarios y otros vendidos en la ciudad, para evitar los gastos de transporte.

Para el traslado de los cuadros, escultura y obras de arte que se habían expuesto en la sala de Bellas Artes y en los distintos salones, se contrató a la agencia de transporte internacional suiza “Gustavo Guggenhubl”, para que se hiciera cargo del embalaje, custodia, seguros y embarque a La Habana, consignándose una partida en los presupuestos de los años 1931 al 1933, para atender estos gastos, sin embargo, el gobierno cubano empezó a demorar los pagos del seguro, almacenaje, fletes, etc., quedando almacenados en la agencia de transporte, al parecer por un enfrentamiento entre el presidente, general Machado, y el coronel Quiñones, que había actuado como Comisionado del pabellón.

Transcurrido todos los plazos y prórrogas concedidas por el gobierno español para proceder al envío de todos los objetos a sus países de origen, en 1934, aún permanecían sin ser enviados, agravándose esta situación a causa de la congelación de los créditos cubanos en España, debido a unos impagos a proveedores, por lo que las últimas noticias a este respecto que se tienen son que, a finales de 1939, las relaciones diplomáticas entre ambos países habían vuelto a la normalidad, estando prevista una rápida solución en el envío de las obras artísticas que estuvieron expuestas en el pabellón, aunque al año siguiente aún no habían sido trasladadas, desconociendo cuando se produciría éste hecho.[119]

Tras la muestra en el edifico permanente se instaló unas oficinas comerciales del gobierno cubano, una residencia para artistas pensionados por dicho gobierno, una exposición permanente de productos de aquel país, y las oficinas del consulado de Cuba.[120]

Mientras ocurría todo esto, en 1933, un grupo de desconocidos arrojó gasolina a la puerta trasera del pabellón con la intención de provocar un incendio que, debido a la rápida intervención del conserje, fue sofocado. Este hecho se consideró como una protesta contra la política dictatorial del general Machado, y el asesinato de un estudiante español.[121]

El Consulado de Cuba permaneciendo en él varias décadas, hasta que en 1983, es cedido al Ayuntamiento y para dar cabida al Patronato Municipal de Vivienda, germen de ENVISESA, la empresa constructora VICON S.A., bajo la dirección del arquitecto Francisco Torres Martínez y auxiliado por el aparejador José Pérez Torres, inician las obras de restauración y rehabilitación del pabellón finalizando en el mes de marzo de 1985, primando en la reforma el establecer un equilibrio entre la recuperación del edificio primitivo, respetando sus características arquitectónicas, y la necesidad de ubicar en el mismo la sede el mencionado organismo, restaurándose las maderas del edificio con caoba cubana, cedro del Líbano, etc.[122]

Debido al insuficiente espacio del edificio existente, para albergar el Patronato, se hizo necesario la construcción de un adosado en la parte posterior, de 400 m2. en el lugar donde se encontraba erigido el edificio provisional.

En 1990, es adquirido el edificio por la Junta de Andalucía para instalar en él la Delegación del Gobierno, siendo utilizada parte de la parcela para instalaciones deportivas del contiguo Instituto de Enseñanza Secundaria Herrera, y en 2008 hasta la actualidad pasó a ser sede de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional y Desarrollo.



La última intervención, tuvo lugar en 2014, por la empresa HELIOPOL, que actuó solamente sobre las maderas exteriores del edificio.

En definitiva, es destacar en este pabellón su estética colonia, que nos transporta a las grandes mansiones caribeñas y americanas, la riqueza de la carpintería, tanto por las maderas nobles utilizadas, como por la elaboración y colocación, sin olvidar los magníficos balcones formados por columnas salomónicas torneadas y el mascaron tallado de la escalera, y las piedras y mármoles traídos desde la isla.

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NOTAS.-
[1] . Rodríguez Bernal, E. Historia de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929. (1994) Sevilla. Edita Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, p. 105.
[2] . Lemus López, E. La Exposición Ibero-Americana a través de la prensa. (1987) Sevilla. Edita E.M. Mercasevilla, p. 237.
[3] . El Presidente de la Cámara de Representantes en Madrid. En Diario de la Marina, de La Habana. 07 de agosto de 1925, p. 1.
[4] . Se acordó en el consejo de secretarios, la asistencia a la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 13 de agosto de 1925, p. 1.
[5] . Archivo Municipal de Sevilla. Sección XVIII. Exposición Iberoamericana. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 2. Sesión del 01 de septiembre de 1926.
[6] . Cuba no participará en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 03 de septiembre de 1926, p. 26.
[7] . La concurrencia de Cuba a la Exposición de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 31 de marzo de 1927, p. 4.
[8] . Cuba en la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 19 de mayo de 1927, pp. 1 y 12.
[9] . El crédito de $ 50.000 para el pabellón de Cuba en Sevilla fue aprobado ayer. En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de mayo de 1927, pp. 1 y 12.
[10] . Graciani García, A. La participación internacional y colonial en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. (2010) Sevilla. Edita Universidad de Sevilla y Ayuntamiento de Sevilla, Departamento de Publicaciones, p. 383.
[11] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 3. Sesión del 09 de junio de 1927.
[12] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 4. Sesión del 03 de febrero de 1928.

Un crédito de $ 50.000 para el pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 23 de diciembre de 1927, p. 32.
[13] . Tropas americanas asistirán al homenaje a las victimas del Maine. En Diario de la Marina, de La Habana. 21 de enero de 1926, pp. 1 y 19.
[14] . Treinta mil pesos son destinados al pabellón de Cuba en la gran Exposición Ibero-Americana. En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de octubre de 1928, p. 12.
[15] . Los materiales con que se ha construido el pabellón en Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de noviembre de 1928, p. 24.
[16] . Cuba se apresta de una manera brillante a hacer buen papel en la gran Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 29 de julio de 1927, pp. 1 y 12.
[17] . Para el pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 27 de enero de 1928, p. 2.
[18] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 4. Sesión del 04 de mayo de 1928.
[19] . Estos datos han sido obtenidos de distintos artículos:
Para el pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 23 de febrero de 1928, p. 4.
Maderas y efectos para el pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 04 de julio de 1928, p. 32.
500 barriles de cemento lleva el M. Calvo para el pabellón de Cuba en la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 28 de abril de 1928, p. 2.
Cemento cubano. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de septiembre de 1928, p. 2.
Maderas y efectos para el pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 04 de julio de 1928, p. 32.
Cuatrocientos huecales de mosaicos para el pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 19 de julio de 1928, p. 14.
Para el pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de octubre de 1928, p. 10.
Los correos españoles. En Diario de la Marina, de La Habana. 28 de octubre de 1928, p. 29.
El delegado de Cuba en la Exposición Ibero-Americana se trasladará en breve a Sevilla. . En El Liberal, de Sevilla. 12 de enero de 1928, p. 1.
[20] . El Pabellón de Cuba. Crédito de $42.000 para la terminación de esas obras. En Diario de la Marina, de La Habana. 13 de enero de 1929, p. 2.
[21] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 3. Sesión del 22 de julio de 1927.
Pabellón que Cuba hará en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 01 de junio de 1927, p. 1.
[22] . Verdugo Álvez, N. Una ceiba en La Rábida: propuestas colombinas del delegado cubano Julián Martínez Castells en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929). En Naveg@mérica. Revista electrónica editada por la Asociación Española de Americanistas. 2017, n. 19, p. 5.
[23] . El doctor Campa en las oficinas de la gran Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de noviembre de 1927, p. 1.
[24] . Cuba se apresta de una manera brillante a hacer buen papel en la gran Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 29 de julio de 1927, pp. 1y 12.
[25] . García Santana, A. El Neocolonial “a lo cubano” de Govantes y Cabarrocas: El Pabellón de Cuba de Sevilla y Xanadú de Varadero. En Arquitectura y Urbanismo, Col. XXXII, nñum. 1/2010
[26] . Los planos del pabellón cubano en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 08 de septiembre de 1927, p. 2.
[27] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 4. Sesión del 23 de diciembre de 1927.
[28] . Cuba en Sevilla. El Pabellón del Tabaco. En El Liberal, de Sevilla. 17 de diciembre de 1927, p. 1.
[29] . Separado el terreno para el pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 20 de septiembre de 1927, p. 1.
[30] . Se pide más terreno para el pabellón e Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 22 de septiembre de 1927, p. 1
[31] . Mora Arenas, V. El avance de la provincia de Sevilla desde el 13 de septiembre de 1923. Sevilla (1929). Edita Gómez Hnos. pp. 177-178.
[32] . Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 24 de junio de 1927, p. 30
[33] . El proyecto del pabellón cubano en la Exposición Ibero-Americana. En Diario de la Marina, de La Habana. 22 de noviembre de 1927, p. 6.
[34] . El pabellón de Cuba en la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 16 de diciembre de 1927, p. 1.
[35] . En la semana próxima empezaran los trabajos de cimentación del pabellón de cuba. En El Liberal, de Sevilla. 04 de febrero de 1928, p. 1.
Los terrenos para la construcción del pabellón de Cuba. En El Adelanto, de Salamanca. 01 de febrero de 1928, p. 8.
[36] . Crónica de Sucesos. En El Liberal, de Sevilla. 21 de julio de 1928, p. 4.
[37] . Murió en Sevilla el Capitán de Artillería Cubano, Delegado Especial Sr. González del Real. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de febrero de 1928, p. 1.
De la muerte del arquitecto auxiliar del pabellón cubano en la Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 11 de febrero de 1928, p. 1.
[38] . Embarca en estos días el ingeniero auxiliar de las obras Tte. Heredia. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de junio de 1928, p. 16.
[39] . El Pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 12 de julio de 1928, p. 30.
[40] . El Pabellón de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 25 de abril de 1929, p. 6.
[41] . El embajador Kohl convalece en Tánger. En Diario de la Marina, de La Habana. 03 de marzo de 1928, p. 32.
[42] . La exaltación de Cuba, su literatura y ambiente con motivo de la entrega del terreno para su pabellón en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de junio de 1928, p. 32.
Estancia en Sevilla del Embajador de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 10 de junio de 1928, p. 4.
[43] . El pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 01 de junio de 1928, p. 32.
Se encuentra gravemente enfermo el arquitecto director de las obras del pabellón cubano Sr. Hernández Savio. En Diario de la Marina, de La Habana. 30 de mayo de 1928, p. 1.
[44] . La Plaza de Cuna en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de junio de 1928, p. 28.
[45] . Distinguidos pintores cubanos decoraran el pabellón en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de noviembre de 1928, p. 24.
[46] . El pabellón de Cuba en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla. En El Liberal, de Sevilla. 23 de diciembre de 1927, p. 1.
[47] . El pabellón de Cuba en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 21 de diciembre de 1927, p. 2.
[48] . Torres Martínez, F. y Pérez Torres, J. EL PABELLÓN DE CUBA. En Aparejadores, núm. 20. diciembre de 1986, p. 25.
[49] . Ibídem, p. 23.
[50] . Noticias de la Exposición de Sevilla, En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de mayo de 1928, p. 5.
[51] . La Nota Oficial del Consejo de Secc. Celebrado ayer a las 11 a.m. En Diario de la Marina, de La Habana. 09 de febrero de 1928, p. 32.
[52] . Está terminada toda la estructura del edificio. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de junio de 1928, p. 16.
[53] . Gran actividad en las obras que se realizan en Sevilla para la Exposición. En Diario de la Marina, de La Habana. 28 de noviembre de 1928, p. 3.
[54] . D. Alfonso visitó el pabellón de Cuba en la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 08 de diciembre de 1928, p. 22.
Conferencias extractadas. En El Liberal, de Sevilla. 08 de diciembre de 1928, p. 3.
El pabellón de Cuba en Sevilla es elogiado por el Rey Alfonso. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de enero de 1929, p. 22.
[55] . Pabellón de Cuba de la Exposición Ibero-Amerciana. En El Liberal, de Sevilla. 26 de febrero de 1929, p. 2.
[56] . El pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de febrero de 1929, p. 24.
[57] . Estado de la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 05 de marzo de 1929, p. 21.
[58] . El pabellón de Cuba en la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 03 de marzo de 1929, p. 1.
[59] . El Pabellón de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 16 de abril de 1929, p. 3.
[60]. Pabellón de Cuba de la Exposición Ibero-Amerciana. En El Liberal, de Sevilla. 26 de febrero de 1929, p. 2.
[61] . Para la descripción de los contenidos de estas salas, se obtenido la información de:

El pabellón cubano en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 12 de octubre de 1927, p. 4.
El pabellón cubano en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 21 de diciembre de 1927, p. 2.
Sanidad y la Exposición. En Diario de la Marina, de La Habana. 05 de enero de 1929, p. 7.
Un plano de la granja escuela de Santa Clara para Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 15 de febrero de 1929,p. 26.
La maquetta de San Miguel de los Baños para la Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 09 de marzo de 1929, p. 12.
[62] . El Pabellón de Cuba. La Enseñanza Oficial. En El Liberal, de Sevilla. 18 de diciembre de 1927, p. 1.
[63] . Una carta del Cnel. Enrique Quiñones Rojas. En Diario de la Marina, de La Habana. 18 de agosto de 1934, p. 8.
Noticias de la Exposición Ibero Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 23 de enero de 1929, p. 1.
Noticias de la Exposición Ibero Americana. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 18 de enero de 1929, p. 1.
[65] . Sáenz de Gorbea, X. Escultura y escultores vascos (1875-1939). En Ondare. 23, 2004, 91-138, p. 115.
[66] . La Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de diciembre de 1927, p. 3.
[67] . Una película de propaganda. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de julio de 1929, p. 12.
Los estudios hechos en centros no oficiales no pueden ser válidos. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de julio de 1929, p. 17.
La película editada por Obras Públicas. En Diario de la Marina, de La Habana. 03 de agosto de 1929, p. 13.
[68] . En terminación el mapa de Cuba en relieve que confecciona el Ejército con destino a Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 12 de julio de 1928, p. 2.
El mapa monumental en relieve de esta isla. En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de octubre de 1928, p. 13.
El gran mapa de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 27 de febrero de 1929, p. 28.
[69] . Los muebles del pabellón de Cuba en la Exposición de Sevilla, serán construidos en los talleres de La Cabaña. En Diario de la Marina, de La Habana. 24 de marzo de 1928, p. 14.
La Jura de Bandera. En Diario de la Marina, de La Habana. 25 de enero de 1929, p. 3.
[70] . Fotografía con el busto de fray Bartolomé de las Casas. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de julio de 1929, p. 55.
[72] . La urna de arena de Puerto Santo. En Diario de la Marina, de La Habana. 19 de julio de 1930, p. 19.
Documentos colombinos cedidos a La Rábida. En La Opinión, de Madrid. 19 de julio de 1930, p. 3.
[73] . Vigil-Escalera Pacheco. F. (1997). Manuel Vigil-Escalera y Díaz. Pintor Ceramista 1885-1938. Tesis Doctoral inédita. Capítulo V, ficha 2.448.
[74] . Pabellón de Cuba de la Exposición Ibero-Amerciana. En El Liberal, de Sevilla. 26 de febrero de 1929, p. 2.
[75] . Pastor Argudín en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 17 de noviembre de 1929, p. 45.
[76] . Resumen de la labor realizada para la concurrencia de Cuba a la gran Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 29 de junio de 1930, p. 32.
[77] . Una Exposición. En El Liberal, de Sevilla. 27 de septiembre de 1929, p. 3.
La señora Landelina Marchado hija del………… En El Liberal, de Sevilla. 15 de octubre de 1929, p. 1.
Felicitando a la Secretaría de Estado. En Diario de la Marina, de La Habana. 18 de marzo de 1930, p. 14.
[78] . Los paisajes de Domingo Ramos. En El Liberal, de Sevilla. 21 de agosto de 1929, p. 1.
[79] . Se inaugura la exposición del paisajista cubano Domingo Ramos. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 18 de agosto de 1929, p. 1.
[80] . El Salón del Azúcar que presenta el pabellón de Cuba será uno de los principales atractivos de la grandiosa Exposición Ibero-Americana. En Diario de la Marina, de La Habana. 03 de febrero de 1928, p. 11.
[81] . La reproducción en miniatura de un central azucarero figurará en la exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 24 de diciembre de 1927, p. 1.
[82] . El Salón del Tabaco será uno de los principales de nuestro pabellón en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 17 de septiembre de 1927, pp. 1 y 12.
[83] . Ecos… En La Tierra, de Huesca. 12 de abril de 1929, p. 1.
Sevilla espera a los cubanos. En Diario de la Marina, de La Habana. 07 de junio de 1929, p. 24.
[84] . Excmo. Sr. D. José Rodríguez “Pepín”. En ABC, de Madrid. 22 de octubre de 1929, p. 8.
[85] . Éxito de “GENER” EN Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de mayo de 1929, p. 17.
[86] . Las Semanas de las Repúblicas asistentes al Certamen Ibero-Americano. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 28 de agosto de 1929, p. 1.
[87] . Una buena colección de sellos cubanos a Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de junio de 1929, p. 9.
[88] . El pabellón de Cuba en la Exposición Ibero-Americana. En El Liberal, de Sevilla. 28 de diciembre de 1927, p. 2.
[89] . Distinguidos pintores cubanos decoraran el pabellón en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de noviembre de 1928, p. 24.
[91] . Las instalaciones eléctricas que Cuba hará en su pabellón. En Diario de la Marina, de La Habana. 15 de diciembre de 1927, p. 24.
[92] . Constituirán un orgullo para Cuba los bellos trabajos que para nuestro pabellón en Sevilla se hacen con maderas del país. En Diario de la Marina, de La Habana. 16 de julio de 1928, p. 14.
Los productos que Cuba lleva a la Exposición. En Diario de la Marina, de La Habana. 26 de octubre de 1928, p. 13.
[93] . Es necesario trabajar en horas extraordinarias para terminar el pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 06 de octubre de 1928, p. 16.
[94] . Para la confección de la crónica de la inauguración del pabellón cubano por SS. MM. los Reyes, han servido de fuente los siguientes diarios:
El de la República de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 11 de mayo de 1929, p. 1.
En el pabellón de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de mayo de 1929, p. 1.
En el pabellón de Cuba. Varias elaboraciones……. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 11 de mayo de 1929, p. 1.
Visita de los Reyes y su séquito al Pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de mayo de 1929, p. 1.
Un cuadro de Maribona. En Diario de la Marina, de La Habana. 18 de julio de 1929, p. 7.
La inauguración del pabellón de Cuba en Sevilla por el Rey….. En Diario de la Marina, de La Habana. 05 de junio de 1929, p. 13.
El monarca español en la Casa de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 08 de junio de 1929, p. 26.
[95] . Un radiograma de J.M. Castells. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de mayo de 1929, p. 1.
La exhibición de Romeo y Julieta. En Diario de la Marina, de La Habana. 14 de mayo de 1929, p. 1.
La industria de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 17 de mayo de 1929, p. 17.
[96] . Resumen de la labor realizada para la concurrencia de Cuba a la gran Exposición de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 29 de junio de 1930, p. 32.
[97] . El pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 09 de junio de 1929, p. 32.
[98] . Sevilla espera a los cubanos. En Diario de la Marina, de La Habana. 07 de junio de 1929, p. 24.
[99] . Grata visita al pabellón cubano. En Diario de la Marina, de La Habana. 22 de noviembre de 1929, p. 24.
[100] . El director del "Diario de la Marina" en Sevilla. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 02 de julio de 1929, p. 1.
[101] . En el pabellón de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 23 de mayo de 1929, p. 3.
La fecha del 20 de mayo, celebrada es celebrada en Sevilla de un modo fastuoso. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de junio de 1929, p. 10.
[102] . Una fiesta en el pabellón de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 20 de junio de 1929, p. 6.
La gran fiesta de la marquesa de Arguelles en el pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 23 de mayo de 1929, p. 24.
Suntuosa fiesta social efectuada en el pabellón de Cuba de Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 09 de junio de 1929, p. 7.
[103] . De nuestro Concurso de Belleza. En El Liberal, de Sevilla. 24 de mayo de 1929, p. 6.
[104] . Un té y un concurso de cervezas americanas. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 06 de diciembre de 1929, p. 6.
[105] . Los comisarios americanos en el pabellón de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 23 de marzo de 1930, p. 5.
[106] . Programa general de la Semana de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 06 de octubre de 1929, p. 10.
La semana de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 11 de octubre de 1929, p. 1.
La semana de Cuba. En El Liberal, de Sevilla. 12 de octubre de 1929, p. 5.
La recepción – El baile. En El Liberal, de Sevilla. 15 de octubre de 1929, p. 1.
Programa de la semana de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 08 de octubre de 1929, p. 1.
Ayer dio comienzo la Semana de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 11 de octubre de 1929, p. 1.
Recepción en el pabellón de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 15 de octubre de 1929, p. 5.
La Semana de Cuba. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 08 de octubre de 1929, p. 2.
Una fiesta intima en el pabellón de Cuba. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 10 de octubre de 1929, p. 1.
La fiesta de anoche en el Pabellón de Cuba. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 11 de octubre de 1929, p. 2.
Recepción en el pabellón de dicha República. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 11 de octubre de 1929, p. 8.
En la Plaza de Cuba se coloca la primera piedra del monumento a Elcano….. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 15 de octubre de 1929, p. 8.
Concierto de José Echaniz en el Pabellón de Cuba. En Diario de la Marina, de La Habana. 17 de noviembre de 1929, p. 38.
De modo brillante ha comenzado la Semana de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 11 de octubre de 1929, p. 24.
El pabellón de Cuba en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 12 de octubre de 1929, p. 28.
Informe oficial sobre la Semana de Cuba en la Exposición sevillana. En Diario de la Marina, de La Habana. 24 de noviembre de 1929, p. 17.
En el pabellón cubano, Recepción en honor de los infantes. En ABC de Sevilla. 15 de octubre de 1929, p. 25.
[107] . A.M.S. Secc. XVIII. E.I.A. Libro de actas de la Comisión Permanente núm. 6. Sesión del 15 de marzo de 1929.
[108] . Teatro de la Exposición. Actuación de Camila Quiroga. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de mayo de 1929. p. 2
[109] . Cuba. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 01 de junio de 1929, p.2.
[110] . Programa de la Semana de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 08 de octubre de 1929, p. 1.
La fiesta de anoche en el Pabellón de Cuba. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla, 11 de octubre de 1929, p. 2.
En el Pabellón Sanlúcar. En El Liberal, de Sevilla. 05 de noviembre de 1929, p.4
Notas de una fiesta en el pabellón del Perú. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 02 de noviembre de 1929, p. 1.
[111] . Cuba participó en Sevilla en la Exposición Iberoamericana de 1929. El blog de Arsenio Rodríguez Quintana. https://arseniorodriguezquintana.blogspot.com/2017/02/cuba-participo-en-sevilla-en-la.html Consultado 08.06.2023
[112] . Las cosas que pasan. En El Liberal, de Sevilla. 03 de diciembre de 1929, p. 5.
[113] . La Exposición en miniatura será llevada por toda Hispano América. En Diario de la Marina, de La Habana. 25 de marzo de 1928, p. 9.
Noticias de la Exposición Ibero Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 20 de abril de 1929, p. 1.
[114] . Nuevo comisionado auxiliar de Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 10 de noviembre de 1929, p. 1.
[115] . El coronel Quiñones a Cuba. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 18 de diciembre de 1929, p. 1.
[116] . El Gran Premio de la Exposición de Sevilla para Cuba. En El Debate, de Madrid. 21 de marzo de 1930, p. 3.
Cuba obtuvo en la Exposición muchos premios. En Diario de la Marina, de La Habana. 21 de marzo de 1930, p. 32.
La relación de entidades, empresas y personas que obtuvieron alguna recompensan proceden fundamentalmente de los artículos aparecidos en Diario de la Marina, de La Habana, durante diferentes días.
[117] . Esquela publicitaria. En El Liberal, de Sevilla.19 de octubre de 1930, p. 6.
[118] . Dos Hermanas. De hermandades. En El Liberal, de Sevilla.21 de diciembre de 1930, p. 5
[119] . Cuadros de los pintores cubanos en Sevilla. En Diario de la Marina, de La Habana. 10 de agosto de 1934, p. 3.
Una carta del Cnel. Enrique Quiñones Rojas. En Diario de la Marina, de La Habana. 18 de agosto de 1934, p. 8.
La Cancillería busca una solución al asunto de los créditos congelados con España. En Diario de la Marina, de La Habana. 07 de noviembre de 1939, p. 3.
Las artes plásticas como parte de los festejos turísticos……….. En Diario de la Marina, de La Habana. 02 de abril de 1940, p. 6.
[120] . El pabellón de Cuba después de la Exposición. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 23 de mayo de 1930, p. 1.
[121] . Prenden fuego al Pabellón de Cuba en Sevilla. En La Voz de Asturias, de Oviedo. 11 de febrero de1930, p. 11.
[122] . ATRIUM. Fichas pabellones del 29: Cuba y Santo Domingo.








3 comentarios:

  1. Restaurado por el Ayto de Sevilla donde ubicó ala empresa de la vivienda municipal ( emvisesa ) y posteriormente desde el trece de enero de 1990 fue instalada la Delegacion de Gobernacion de la Junta de Andalucia innaugurada como tal en Mayo del mismo año.siendo el Delegado D.Francisco Morilla Vera y Presidente de la Junta de Andalucia D.Jose R, de la Borbolla
    Siendo el

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  2. ?No fue utilizado posteriormente este pabellón para Maternidad?

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    1. El pabellón que fue utilizado como Maternidad, fue el Pabellón de Méjico.

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