INTRODUCCIÓN





Dedicatoria:
A mi abuelo José que, cogido a su mano y sin mediar palabra, me enseñó a través de los sentidos, que en Sevilla la primavera huele a incienso, a azahar, a romero y a juncia; el verano a jazmín y dama de noche, que la tristeza de la caída de la tarde suena a canto de vencejo, que al mirar al cielo se ve el azul profundo e infinito; y que al andar una y mil veces por las mismas calles, Sevilla se te mete en los huesos.
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INTRODUCCIÓN

LA GESTACIÓN DE UNA GRAN EMPRESA

CULMINACIÓN

OBRA CONSTRUCTIVA:
(En los epígrafes del INDICE DE TEMAS  de la columna de la izquierda se desarrollan los siguientes títulos)

- El Parque de María Luisa
- La Plaza de España
- La Plaza de América
- Los Pabellones Internacionales
- Los Pabellones Coloniales
- Los Pabellones Regionales
- Los Pabellones de las provincias Andaluzas
- Las construcciones e instalaciones oficiales
- Parque de Atracciones
- Los Pabellones Comerciales



INTRODUCCIÓN

Antes de empezar quisiera dejar claro, que el objetivo que se pretende con este trabajo es el de atraer y difundir entre el público general, el magno acontecimiento que fue la Exposición Iberoamericana, para lo cual se ha sintetizado lo publicado hasta la fecha por los grandes investigadores de la muestra, limitándome a recopilar datos de los distintos estudios que se relaciona, además de las investigaciones llevadas a cabo en diferentes archivos, y que creo dan una visión perfectamente clara y rigurosa de una parte relativamente reciente de la historia de Sevilla, que sin embargo durante un periodo de tiempo quedó sin ser investigada.

Gracias a la labor, de éstos, callada e ingente de investigación en multitud de fuentes consultadas han logrado que ese gran evento que fue la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929, llegue hasta nuestros días de una forma clara, e investigada desde todos los ángulos posibles, económico, social, político, periodístico, arquitectónico, etc. y su repercusión tanto el en entramado urbano como en la vida de la ciudad.

Por todo ello, partiendo de esta premisa, me puse a trabajar con ilusión, a fin de conseguir una visión lo mas sintetizada posible, por lo amplio y profundo de lo estudiado, pero no por ello menos veraz; dirigido a un sector, en el que yo me encuentro incluido, ávido de conocer aspectos importantes de la historia hispalense, y en especial sobre la Exposición, sin adjetivos, ni abreviaturas, como los sevillanos conocemos al Magno Certamen, de una forma amplia pero resumida por el número importante de publicaciones, artículos, conferencias, estudios académicos etc. que hasta la fecha han visto la luz, sin necesidad de tener que acudir a ellos.

Por lo cual mi labor, además de la de investigar en diferentes fuentes, ha sido la de recopilador de datos, ordenándolos cronológicamente, primando, como metodología para su confección, por orden de preferencia: hechos, datos y curiosidades; intentando que su lectura sea amena y el resultado convincente. Dirigido a un segmento de lectores no introducido en el ámbito académico, pero sí curioso por estos temas.

Quisiera por último puntualizar, que si una vez leído este torpe, pero ilusionado, trabajo quede siquiera el interés de profundizar más sobre el tema, para lo cual es imprescindible hacer acopio de las obras que se indican en la bibliografía y que son sin duda alguna fuentes en las que han de beber las futuras generaciones que quieran conocer con rigor lo que aconteció en esa etapa de la historia de la ciudad.


LA GESTACION DE UNA GRAN EMPRESA

En este apartado intento dar una visión global del porqué de la Exposición, antecedentes y motivos por los que cuajó esta idea y los acontecimientos que lo acompañaron.

Como bien dice Alberto Villar Movellán “en su origen las Exposiciones, como hecho romántico, surgieron de la base social; pesaban en ellas muchos mas las ideas que los medios para llevarlos a la práctica. Eran verdaderas gestas que se realizan con enormes dosis de entusiasmo”...” Y mas que romántica, quijotesca en el mejor sentido del epíteto: fue una extraordinaria locura para forzar la imperiosa cordura que significaba entrar en el siglo XX”.

La Exposición de 1929 es un hecho irrepetible, ya sea por las circunstancias que lo rodearon como por los avatares del propio Certamen. Por tal motivo habría que distinguir dos etapas. Una comprendida entre 1909 hasta 1925 y otra desde esa fecha hasta su culminación. Si bien habría que distinguir una tercera la “post-exposición” la cual no es mi intención tratar.

La primera de ellas, comprende el período que va desde el origen de la misma (1909), y sus antecedentes históricos hasta 1925; en el mismo se puede constatar la larga etapa de gestión municipal, con división de opiniones y continuos retrasos debido a la inestable situación tanto local, como nacional e internacional, así como por la falta de liquidez de los distintos Comités. Es la etapa de la Exposición Hispano-Americana al mando del Conde de Urbina.

En la segunda etapa cambia la denominación del Certamen por la de Ibero-Americana. Se inicia con la presidencia del Conde de Colombí, ya en este periodo el Gobierno Central asume con mas fuerza la dirección del mismo, tomándose ya decisiones permanentes: Emplazamiento definitivo, gestiones a nivel diplomático, así como una actividad constructiva sin precedente. Hay que destacar por su empeño en la conclusión de la Exposición a José Cruz Conde (1926-1930) por su apasionada personalidad convirtiéndose en la maquina que empujaría del resto.

He utilizado dos titulares de medios de comunicación, como homenaje a la prensa local por su decida participación y colaboración en los acontecimientos, quizás sin ella la Exposición podría haberse malogrado.


Un proyecto. POR SEVILLA Y PARA ESPAÑA. Exposición Hispano Americana en nuestra ciudad.

Con este título a toda plana y en portada de “EL CORREO DE ANDALUCÍA” de 26 de Junio de 1909, se inicia el largo proceso que después de dos décadas, y con no pocos esfuerzos, se convertiría en la plasmación material de una ILUSIÓN deseada y anhela por los sevillanos como fue LA EXPOSICIÓN IBERO-AMERICANA DE SEVILLA DE 1929.

Este titular resumía en pocas palabras, las pronunciadas por el Comandante D. LUIS RODRÍGUEZ CASO en los salones de la sede de la Capitanía General, con motivo de la entrega de un sable de honor, costeado por suscripción popular, como homenaje y reconocimiento al promotor de la Fiesta “España en Sevilla” celebrada del 22 de Abril al 3 de Mayo de 1908. Homenaje a este singular personaje, militar e industrial, por su perseverancia, imaginación y entusiasmo, que a pesar de la frialdad con que fueron recibidas sus palabras por las autoridades presentes, luchó con abnegación y ahínco por “una Exposición Internacional Hispano- Ultramarina, Exposición Internacional España en Sevilla o Exposición Internacional Hispano- Americana” fijando en principio como fecha de celebración dos años mas tarde.

El respaldo popular y de los medios de comunicación, sobre todo la prensa, no se hizo esperar, no en valde y según Narciso CIAURRIZ este convencimiento comenzó con motivo de la celebración de la “Exposición de Productos Sevillanos e Industrias Agrícolas, Vinícolas y Mineras” que permaneció abierta desde el 27 de Abril al 5 de Junio de 1905 y considerado como el más importante evento de estas características realizados hasta la fecha y que culminaría 3 años mas tarde con la celebración de la ya mencionada Fiesta “España en Sevilla” que supuso un rotundo éxito. Estos dos acontecimientos, en unión a los celebrados al final del siglo XIX, podemos considerarlos como los precursores de la futura Exposición Ibero-Americana.

La posibilidad de poder celebrar el Magno Certamen en Sevilla, fue el pretexto idóneo para despertar la conciencia de una ciudad aletargada en las vivencias de sus viejas glorias, carente de todo tipo de servicios y anclada en el pasado. Los ciudadanos en general y las fuerzas vivas, empresarios, partidos políticos, tertulias, en particular sabían de los beneficios que a la larga producían este tipo de acontecimientos, en especial la difusión de las nuevas corrientes arquitectónicas, los avances urbanísticos que se experimentan en las ciudades-sedes y en consecuencia el empuje producido en el desarrollo industrial de la zona, así como el intercambio comercial que se gesta en el seno de la misma.

Pero más concretamente, y en el caso de Sevilla, se esperaba con ilusión y como fin primordial el beneficio de la ciudad e incluso del país, a través de ésta. Con la fe ciega puesta en el sistema expositivo, nace esta idea como panacea del bien común, y definitivo respaldo para entrar en el siglo XX.

Un beneficio traducido en un intento solidario de todos los estamentos sociales para conseguir un progreso económico y cultural a semejanza de la edad de oro sevillana, que más adelante le será añadida también su vocación americanista. La consolidación del turismo como fuente de ingresos y acicate del lanzamiento de la ciudad que perduraría aún después del certamen. La necesidad urgente de una reforma urbana en profundidad, abriendo nuevos cauces de expansión a la ciudad, asfixiada por su estancamiento en el pasado, sin servicios públicos y carentes de soluciones, mejorando el deplorable aspecto en un corto plazo de tiempo.

Así mismo, y por inmaterial, no menos importante, el intento de defenderse de “la mala fama de Sevilla” en el resto de España, afín de erradicar la imagen tópica del folklorismo y la picaresca, lavando el honor local de las criticas generalizadas sobre la solo existencia en Sevilla de “cafés cantantes, tabernas y merenderos; jipíos flamencos, tangos y viejas ricas, gitanos y chulos, majas y matones”(1).
Acto de entrega al comandante Rodríguez Caso del sable de honor. (La Hormiga de Oro 10 de julio de 1909)

De todo lo anterior dio habida cuenta la prensa local, la cual censuró siempre el quietismo y la lentitud dominante de la ciudad, encauzando sus críticas en la mejora de la misma; convirtiéndose en portavoz y púlpito de las distintas tendencia, aplaudiendo o criticando a quien creía merecedor de las mismas, y sin ningún tipo de dudas fue la prensa local, la que izo precipitar los acontecimientos para alcanzar los objetivos de “reforma urbanística, fomento del turismo, recuperación del buen nombre de Sevilla, la creación de trabajo y riqueza mientras durasen las obras; y el inicio de una nueva etapa de esplendor que se esperaba obtener gracias a las nuevas energías y posibilidades materiales que la Exposición crearía”(2)

Desde que se hizo público el proyecto de la celebración de una Exposición Hispano- Ultramarina el 25 de Junio de 1909, fueron ocurrido una serie de acontecimientos que llenaron de desilusión y desánimos a los que tan fervientemente habían apoyado la celebración del Certamen; en un principio y a pesar de que el Gobierno prestó su apoyo, cuando se conoció el carácter hispano-americano, fue retirado alegando que la empresa pertenecía desde hacia un año a la Unión Ibero-Americana. Esta negativa tuvo una gran repercusión en la prensa, desde la cual se acusó al Gobierno de centralista y se realizaron protestas de todo tipo. Poco después una desgraciada campaña en el Rif y el desencadenamiento de los sucesos de la “Semana Trágica” en Barcelona acallaron el proyecto expositivo. A finales de 1909 parecía que nadie se acordaba del tema, por lo que cabe pensar que los compromisos contraídos tanto la prensa como la opinión pública y los políticos locales eran de dudosa autenticidad.


! ALERTA SEVILLANOS¡

Con este sugestivo título, Rodríguez Caso y sus contertulios, autodefinidos como “Comisión Iniciadora”, publicaron un suelto el 17 de Febrero de 1910, (EL LIBERAL Y EL CORREO DE ANDALUCÍA) en el que hacía pública la renuncia de la Unión Ibero-Americana a su proyecto, no oponiéndose a que en Bilbao se realizara una Exposición Anglo-Ibero- Americana. Asimismo daba cumplida cuenta del atropello sufrido al honor y a los intereses de Sevilla.

Nuevamente cambian los acontecimientos. Con la publicación del suelto antes mencionado; pero más que este extremo, es la presencia del nuevo Alcalde, el liberal Antonio Halcón, el que decide comprometer al Ayuntamiento con la Exposición; movilizando al pueblo en una gran manifestación ante Alfonso XIII de visita a la ciudad el 14 de Marzo de 1910, tras lo cual el Presidente del Gobierno José Canalejas dijo a un comisionado “el Rey se ha hecho muy sevillano”. De hecho Alfonso XIII visitó muy frecuentemente la ciudad, estando encariñada con ella, interesándose posteriormente por las obras de la Exposición influyendo en las tomas de decisión.

No obstante hubo de salvar la rivalidad bilbaína con encuentros, saldándose con la aceptación por Sevilla del traslado de la suya hasta 1914, al objeto de hacerla coincidir con al inauguración de la Corta de Tablada, sin embargo Bilbao no concedió nada a cambio, poco después tubo que renunciar a esta empresa por falta de medios. Este acuerdo con los bilbaínos, dio lugar a un bochornoso tira y afloja entre los políticos locales

A partir del 19 de Marzo de 1910 Sevilla contó con el permiso oficial y la promesa de una importante subvención estatal. Sin embargo aquí no terminan los problemas cuya envergadura pocos sospecharían en esas fechas.

Desde un principio el Certamen se politizó, zanjándose las rivalidades con un acuerdo entre los tres partidos políticos dominantes a la hora de nombrar los miembros del Comité Ejecutivo. A este respecto las criticas aparecidas en la prensa fueron muy duras; Vasseur Carrier lo advirtió así en “EL ULTIMO” del 15 de mayo de 1910.

“Deberán excluirse de la administración cuantas personas ostenten un cargo en el Gobierno, en el Estado o en el Municipio/.../ sobre todo aquí donde la política tiene generalmente el triste privilegio de ser sinónimo de trampa y mangoneo”


Y “EL CORREO DE ANDALUCÍA” decía así mismo:

“La Exposición nace acaparada por la política y con el sello del caciquismo”

La falta de liquidez del Comité ejecutivo supuso un gravísimo inconveniente, no adoptándose las soluciones precisas; asimismo el Ayuntamiento asumió importantes responsabilidades económicas, incluidas las de un posible déficit, sin que se estudiara la forma de hacer frente a los gastos, a fin de conseguir del Estado importantes ayudas económicas que invertiría en la ejecución de bellos y lujosos ensanches exteriores.

Superada ya las primeras dificultades, la Exposición empieza a caminar; hemos de tener en cuenta que las posibilidades económicas eran modestas, por lo que se exige un profundo estudio sobre los objetivos, sin olvidar el principio de que casco urbano y exposición van unidas.


LOS PRIMEROS PASOS

Con una subvención por parte del Gobierno de 3.000.000 de pts., pagaderas en décimas partes a partir de 1913, y cantidades aportadas por el municipio se inician las obras previa fijación del emplazamiento y proyectos iniciales, cuya convocatoria de concurso ganó Aníbal González el 26 de Septiembre de 1911.

Mientras tanto se iniciaron las primeras actuaciones urbanísticas en la ciudad: El nuevo Matadero, el ensanche del Barrio de Santa Cruz, la prolongación de la calle Júpiter, la demolición de los caños de Carmona y del ex-convento de San Pablo; Así como la reforma del Parque de Maria Luisa por J.N.N. Forestier.

Con la aprobación del Reglamento de la Exposición el 30 de Diciembre de 1912, se llegó a la conclusión que aún quedaba mucho por hacer, lo que produjo en primera instancia una serie de aplazamientos primero para 1915 después para 1916, debido a la ralentización sufridas por las obras en 1913 y el estallido de la 1ª Guerra Mundial en el verano de 1914.

El año 1914, se puede decir que es un año de inflexión sobre los acontecimientos expositivos, en él se produce la marcha del Alcalde Antonio Halcón (enero), el nombramiento del Conde de Urbina al frente del Comité, la apertura del Parque de Maria Luisa (Abril) y el estallido de la Guerra Europea. En este año el Gobierno Central autoriza al Ayuntamiento a emitir arbitrios especiales, con las lógicas protestas de los ciudadanos, al objeto de hacer frente a los gastos del Certamen y sus obras conexas. Permitiendo a la Corporación Municipal disponer de ingresos estables a fin de responder a las obligaciones contraídas.



Con estas medidas, durante los siguientes años se aprueban un gran número de iniciativas, La Plaza de España, la unión del Parque de Maria Luisa con el Prado de San Sebastián, el Aeródromo Militar de Tablada, la utilización de los Jardines de San Telmo, el Gran Hotel (Alfonso XIII), la alineación de gran número de calles, el monumento a Colón, el barrio León y la incorporación de terrenos de dominio público para el recinto del Certamen como el ensanche urbano.

Y los ojos de los sevillanos, ven como se inaugura el moderno Matadero (1915), la Plaza de América (1916), la plaza de toros Monumental en S. Bernardo (1918), el monumento a la Inmaculada Concepción (1918), la Base Aérea de Tablada (1920) y el nuevo edificio de Correos (1921).

Es la primera vez que Sevilla atrapa la atención del Gobierno, por que además de estas inauguraciones se produce una serie de acontecimientos culturales como: VII Congreso Nacional de Arquitectura (1917), Centenario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes (1917), II Congreso de Historia y Geografía Hispano-Americana (1919-1920), el IV Centenario de la llegada de Juan Sebastián el Cano (1922) y otros.

Son también estos años, en los que España está sumida en desajustes políticos y gran agitación social como la huelga de 1914 preludio de la petición por parte de la Unión de Comerciantes, de la suspensión de las obras en marzo de 1917, así como el aplazamiento del Certamen primero para 1921 después para 1923 y posteriormente a 1924.

En noviembre de 1922, se produce el nombramiento como Comisario Regio del Conde de Colombí en sustitución del Conde de Urbina a raíz de la implantación de la Dictadura, finalizando lo que el denominó la etapa organizativa e iniciándose la ejecutiva encaminada a la inauguración en 1927.

Pero en realidad aún no se disponía de planes concretos, de adecuados presupuestos y existían dificultades en el proyecto de emplazamiento.


La época Colombí se ha de entender como un periodo de transición, lastrado, por un lado, en rasgos de tiempos anteriores, aún el certamen se consideraba de ámbito local, y por otro se fue transformando lentamente independizándose del Ayuntamiento, siendo el gobierno el que asume preponderancia en los órganos directivos.

Es importante señalar que en esta etapa todo el esfuerzo sevillano se concentra en un único fin: que llegue a celebrarse el Certamen en la fecha prevista por encima muchas veces de no alcanzar las metas fijadas años atrás.

Desde el inicio se produjeron aplazamientos, primero para 1915 y después para 1916, debido a las paralizaciones sufridas en las obras, en las que hubo momentos que casi cesó su actividad, a consecuencia del estallido de la 1ª Guerra Mundial en 1914.

Durante un amplio periodo de tiempo (desde 1911 a 1925), la dirección de los proyectos, y la ejecución de las obras de la Exposición, estaban encomendadas a un Comité Ejecutivo encabezado por el Alcalde y miembros destacados del mundo empresarial, industrial y político de la ciudad. Siendo la norma general de dicha etapa, la falta de fijación de proyectos definitivos y los continuos cambios de ubicación y aplazamientos.

El advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera en 1923 trajo consigo, pocos años más tarde, el intento de reivindicarse como gobierno regenerador de la economía del país, legitimándose ante el concierto internacional, para lo cual rescató dos viejos proyectos hasta entonces casi en letargo, como eran la Exposición Ibero-Americana de Sevilla y la Internacional de Barcelona, esta última mucho más antigua que la sevillana, que se había empezado a fraguar en 1905 y que tampoco había llegado a cuajar.

Esta etapa de la dictadura primoriverista es primordial para entender la idiosincrasia del Certamen, en la que se quiso dar el último impulso para su celebración, pero no se trabajó para que la Exposición fuera el hito histórico que impulsara definitivamente la economía de la ciudad.


Así, el Estado relegó al gobierno municipal en la toma de decisiones, y asumió la dirección de la Exposición, y con ello, poniendo en práctica las políticas gubernamentales promovidas por éste, cuya intención no era otra que la de proclamar el carácter fundamentalmente artístico y de hermanamiento con los pueblos americanos del Certamen sevillano, dejando las iniciativas tanto industriales como comerciales para la Exposición de Barcelona.

Esta política dio como resultado que esta ocasión, excepcional para el desarrollo de la ciudad, solo fuera propicia para la industria local, con una endeble participación del sector empresarial nacional, y prácticamente nula a nivel internacional.

La participación la Muestra de las grandes empresas nacionales, se debió más al compromiso adquirido como proveedoras de las obras realizadas dentro del recinto, e incluso a un deber patriótico, que al interés comercial que la Muestra despertaba por sí misma.

No se trabajó para que la Exposición fuera el hito histórico que lanzara definitivamente la economía de la ciudad, reservándose este fin la Exposición de Barcelona. Mientras duró el Certamen se convirtió en el acicate de las industrias tradicionales sevillanas, provocó una gran demanda de mano de obra, produciéndose un proceso de inmigración hacia la ciudad de familias que se instalaban en chozas en el extrarradio, con los consiguientes problemas sociales que poco después de la Exposición se produjeron.


CANAL DE YOUTUBE EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA
CAPÍTULO 1
¿Qué fue la Exposición Iberoamericana? 



3 comentarios:

  1. Para los interesados en la Exposición Iberoamericana de 1929, les informo que entre el 13 y el 17 de septiembre de 2010 tendrá lugar un curso en la Universidad Internacional de Andalucía (Sede La Cartuja) sobre las exposiciones de 1929 y 1992. Así, se tratará el origen y desarrollo de ambos acontecimientos, además del presente de su legado. Para más información sobre la matrícula, les dejo el siguiente enlace: http://www.unia.es/component/option,com_hotproperty/task,view/id,512/Itemid,445/

    Gracias y saludos.

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    1. Gracias por sus palabras.
      Reciba un cordial saludo
      Juan José Cabrero

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