- El Sector Sur de la Exposición.



Cuando tratamos la ubicación de la mayoría de los pabellones comerciales, hacemos referencia a su situación en el llamado Sector Sur de la Exposición, matizando continuamente el carácter especial que tenían estos terrenos, respecto a los situados en el Sector Norte del recinto exposicional, debido a que prácticamente la totalidad de este último sector, lo comprendían predios propiedad del Ayuntamiento hispalense, que habían sido puestos a disposición del Comité de la Exposición, mientras que los situados más allá de las Delicias de Arjona, eran parcelas cedidas o alquiladas por particulares y por la Junta de Obras del Puerto, en la mayoría de los casos, y en menor proporción adquiridas por el Cabildo Municipal, a fin de realizar proyectos de ensanches de la ciudad hacia esa dirección, una vez clausurada la Muestra.

El largo y complejo proceso en el establecimiento definitivo del emplazamiento de la Exposición, estudiado por tan prestigiosos autores como Alberto Villar Movellán, Víctor Pérez Escolano, Encarnación Lemus López, Manuel Trillo de Leyva, Eduardo Rodríguez Bernal y Amparo Graciani García, hacen innecesario abordar nuevamente este tema, que por otro lado está suficientemente compendiado por Rodríguez Bernal en su obra Historia de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929. [1] No obstante haremos ahora un resumen lo más sintetizado posible, pero lo suficientemente claro, para que cuando nos refiramos a estos terrenos, tengamos una idea sencilla de los distintos terrenos y propietarios que lo conforman, y como se fue gestando la elección de estos para que formaran parte del emplazamiento del recinto de la Exposición.

Los primeros emplazamientos.

Lo constreñido del espacio destinado para emplazamiento del Certamen, produjo desde sus inicios la necesidad de ampliarlos si se quería que éste tuviera la magnitud deseada. El largo proceso para la elección del emplazamiento definitivo, empieza desde el mismo momento de la presentación del proyecto expositivo por Rodríguez Caso, el 25 de junio de 1909, en el que ofrecía dos alternativa sobre los terrenos que creía serían necesarios para ubicar las instalaciones de la Muestra. 

La primera de ellas se situaba en el Prado de San Sebastián y Paseo de Catalina de Rivera, para las grandes construcciones, y el Parque de María Luisa, la Huerta de Mariana y los Jardines de las Delicias de Arjona, como anexo para las instalaciones especiales, que caso de ser necesario se podría ampliar en los terrenos situados más allá de Prado y las Delicias. La segunda opción, la situaba en las tierras de labor existentes en uno y otro lado del Paseo de la Palmera, para las grandes construcciones, y los Parques y Jardines antes citados para las construcciones especiales.

En ambos casos, la fijación del emplazamiento desde el primer momento se situaba preferentemente en los terrenos al sur de la ciudad, por otro lado lógica, si tenemos en cuenta que hasta esa fecha era la zona reservada al esparcimiento, utilizadas para exposiciones en alguna otra ocasión y destinada al ensanche de la ciudad, además de contener el Parque de María Luisa y otras zonas ajardinadas adyacentes. Poco más tarde, Luis Rodríguez Caso, consideró como más conveniente la segunda opción, en la que crearía una espléndida avenida, desde las Delicias hasta la Palmera, donde se instalarían los pabellones Americanos, como una grandiosa “Avenida de las Naciones”.

El Cabildo Municipal, puso a disposición de la Comisión Gestora los terrenos del Parque de María Luisa, la Huerta de Mariana, Las Delicias Viejas y el Naranjal de la Bella Flor. Y es a partir de ese momento como distintas propuestas de ofrecimiento de terrenos empiezan a plantearse. La primera en hacer su aparición, fue la posibilidad de permutar el Palacio de San Telmo, por un nuevo seminario diocesano, que aunque no llegó a realizarse, si se pudo contar con los jardines del palacio como parte del recinto exposicional, primero cedidos para más tarde ser adquiridos, como veremos más adelante.

El primer plano de emplazamiento general de la Exposición, que fue aprobado por la Comisión Gestora, en 1910, diseñado por Rodríguez Caso, Quesada Denis y el conde de Aguiar, a fin de cumplir con las exigencias del gobierno para el reconocimiento oficial del Certamen, comprendía, además de los terrenos antes mencionados, el Palacio de San Telmo y sus jardines, e incluso una parcela en la margen derecha del Canal de Alfonso XIII. Pocos meses después se reciben dos nuevas ofertas de terrenos para el emplazamiento, una por parte del marqués de Nervión en su cortijo de Maestrescuela, y otra en la Huerta de San Sebastián junto al Prado, propiedad de José Zambrano.

Primer plano de la Exposición diseñado por la Comisión Gestora en 1910. (Ilustración Revista La Exposición)

Convocado el concurso de arquitectos para la confección del plano general de la Exposición en 1911, en sus bases solo se incluían los terrenos autorizados por el Ayuntamiento, excluyéndose el Paque de María Luisa, cuyo diseño ya le había sido encargado a Forestier, y la obligatoriedad de respetar el arbolado existente, con lo cual se reducía sensiblemente el espacio disponible, con un exiguo presupuesto de tan solo 3.000.000 pts. 

En este plano general de emplazamiento diseñado por Aníbal González, ganador del concurso,[2] lo primero que llama la atención, es el inmenso espacio central que ocupaba el Parque de María Luisa, sin utilizar, y los tres sectores en que dividía la zona del recinto. El central con el acceso principal desde la zona del Prado, a la derecha los Jardines de San Telmo para los pabellones provinciales y americanos, y por último el tercer sector a la izquierda, en los terrenos de la Huerta de Mariana, la actual Plaza de América, con el Stadium y dos pabellones permanente.

El anteproyecto que presentó Fermín del Álamo, incluyó la “Calle de los Estados Americanos” como sistema de distribución de los pabellones internacionales, éste llevaba años realizándose en las exposiciones internacionales. Aunque no resultó ganador el proyecto, esta solución urbanística fue muy recurrente como enlace entre diferentes terrenos expositivos, como solución a posibles ampliaciones, que fue adoptada incluso por Aníbal González, años más tarde, en varias de las modificaciones del emplazamiento que realizó, de cuyo desarrollo surgiría el Sector Sur, aunque se abandonaría la idea instalar en ese espacio los pabellones de los países participantes. El tema de La “Avenida de los Estados Americanos”, ha sido ampliamente tratado en la obra de Amparo Graciani.[3]

Plano general de la Exposición ganador del Concurso de arquitectos de 1911, realizado por Aníbal González. (Ilustración Revista La Exposición)
El anteproyecto ganador de Aníbal Gónzalez, solo fue el primero de los muchos proyectos de emplazamiento considerados “definitivos”, que se irán sucediendo. Entre otros factores que favoreció este cambio lo podemos encontrar, en la intención de beneficiarse del uso el Palacio de San Telmo, sustituyéndolo por alguno de los pabellones permanentes proyectado, así como la intención de ocupar terrenos de la Junta de Obras del Puerto, junto al Canal de Alonso XIII, en su margen izquierda, propiciaron que en el 25 de mayo, tan solo ocho meses después de aprobar el primer proyecto, se diera el visto bueno uno nuevo, que incluía un nuevo espacio hacia el Sur mediante una avenida donde se situaría los pabellones americanos, en “Avenida de los Estados Americanos”, con la posibilidad de poderla alargar cuanto se quisiera dependiendo de las necesidades de participación de los países. Es la primera ocasión en que se empieza a dibujar lo que sería el Sector Sur de la Exposición.

En este plano, el cambio de ubicación del Stadium, situándolo junto a una gran plaza de acceso, hace que se configure definitivamente los que sería el primer hito constructivo de la Exposición, la Plaza de Honor, después conocida como Plaza de América. Poco después, se volvió a cambiar la situación del Stadium, llevándolo la Huerta del Carmen, en el Sector Sur. Estos continuos cambios de emplazamiento fueron habituales durante todo el proceso organizativo de la Exposición, sin que se concretara nada en serio, pues lo aprobado en una sesión, en la siguiente era modificado.

Plano de emplazamiento aprobado el 25 de mayo de 1912. (Ilustración Revista La Exposición)

Perspectiva del plano de emplazamiento de 25 de mayo de 1912, con indicación de lo que sería el Sector Sur. (Ilustración Revista La Exposición)
El Gobierno concedió capacidad expropiatoria mediante la Ley de 1914, pues como era lógico, los terrenos que fueran utilizados para el recinto exposicional, una vez clausurada la Muestra, reverterían después al Ayuntamiento, por lo que esta Ley podía considerarse fundamental, para poder efectuar los ensanches externos que la ciudad necesitaba, por lo que el Consistorio intensificó su actividad con la intención de adquirir suelo, presentándose varias ofertas de venta de terrenos por particulares, demostrando que existía un gran interés por parte de la propiedad privada para beneficiarse de la inversión pública, mediante la dotación de infraestructuras, sin arriesgar su capital.

Motivado por el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, los nuevos proyectos quedaron en suspenso, y las obras dentro del recinto se circunscribieron a la construcción de los pabellones de la Plaza de América y la Plaza de Espala ya iniciadas. Es de aquella época la oferta presentada en los terrenos de Tabladilla situados en el lado izquierdo de la avenida Reina Victoria, dirección Cádiz, propiedad de los hermanos Camino y Genaro Parladé, con una superficie de unos 500.000 m2 al precio de cuatro pesetas en metro, que tras largos y fuertes enfrentamientos entre los diferentes partidos, con un subyacente interés económico particular, fue rechazada a finales de 1918.

La siguiente oferta, fue presentada por la marquesa de Nervión, sobre unos terrenos con una superficie de 180.000 m2 al precio de 2,75 pts el metro, en el Cortijo de Maestrescuela. Esta propuesta fue rechazada debido a la lejanía con respecto a la ubicación de la Exposición y el inconveniente añadido de estar separada del resto por las vías del ferrocarril.

Con la finalización del conflicto europeo, nuevos ánimos se apoderan del Comité, y es entonces en la Memoria presentada por Aníbal González, Moliní y Rodríguez Caso, en 1918, en la que se analizaba posibilidad de ampliación del recinto en tres espacios diferentes, como eran los de Tabladilla, la Dehesa de Tablada y terrenos de la Junta de Obras del Puerto, siendo elegida la opción de la ancha franja de 200 m. de anchura que discurría paralela a la Corta de Tablada, propiedad del Puerto de Sevilla. 

Después de no pocas discusiones dentro del seno del Comité y del Ayuntamiento, sobre la conveniencia o no de esta decisión, sobre estas opciones, que dilataron en el tiempo la toma de un acuerdo definitivo, en la sesión celebrada por el Comité el 16 de abril de 1921 [4], se prueba levantar en los terrenos de la Dehesa de Tablada, de propiedad comunal, las instalaciones deportivas, y solicitar oficialmente la cesión de los terrenos situados junto a la Corta de Tablada, previa petición de autorización de la dirección de la Junta de Obras del Puerto de Sevilla, para posteriormente iniciar los trámites pertinentes en Madrid.

El 14 de mayo fue firmado el pliego de condiciones que autorizaba al Comité Ejecutivo ocupar temporal y transitoriamente parte de los terrenos de la margen izquierda del Canal de Alfonso XIII,[5] y en él se indicaba la superficie cedida, que consistía un franja de terreno paralelo al canal con 200 m de anchura hasta el Depósito nº 3 que estaba previsto construir, continuaba 800 m. de largo pero con solo 140 m. de ancho hasta llegar al talud del Canal, abonando un canon de 3.000 pts. anuales. 

Entre las condiciones, se incluía como plazo máximo de ocupación el 30 de junio de 1926, y caso de que llegado el 30 de junio de 1923, no se hubieran comenzado las obras, quedaría sin efecto dicha autorización [6]

El 30 de noviembre de 1921, [7] el Secretario del Ayuntamiento, pone en conocimiento del Comité Ejecutivo, que en la sesión celebrada en el Consistorio, el 11 de dichos mes, se trató el ofrecimiento hecho para la ocupación temporal y gratuita de terrenos situados en la llamada Huerta de los Remedios, en Triana, de 300.000 m2 propiedad de la empresa Los Remedios S.A. y 100.000 m2 de Daniel Herrera Ortiz, durante cuatro años, con la condición de que una vez pasado el plazo marcado, ó al término de la Exposición, los propietarios volverían a ocupar sus terrenos, sin tener que indemnizar ni abonar importe alguno por las instalaciones que se hubieran efectuado en dichos terrenos.

El inconveniente de esta propuesta radicaba en que terreno inundable, y lo aislado de esta zona respecto a la ciudad y la Exposición, aunque se tenía prevista la construcción de un puente, el que más tarde se convertiría en puente de San Telmo. El Ayuntamiento aceptó en principio este ofrecimiento, supeditándolo a que la construcción del puente se realizara antes del 30 de septiembre de 1922.

Nuevamente enfrentamientos políticos lo hacen fracasar, siendo acusada la Sociedad Los Remedios de especuladora, pues al parecer los propietarios exigían la urbanización de las dos calles de acceso hasta los terrenos cedidos, con la instalación de alcantarilla, alumbrado y pavimentación, además de quedar exenta la Sociedad de pagos de impuesto municipales durante veinte años. Definitivamente es desechado este proyecto por el Ayuntamiento al no haberse iniciado la construcción del puente de San Telmo en el mes de octubre de 1922. [8]

A pesar de tener firmado el acuerdo de cesión de terrenos con la Junta de Obras del Puerto, éste parece que quedó en suspenso, debido a este último intento fracasado de acuerdo con la empresa Los Remedios, en los terrenos de Triana.

Emplazamientos 1922-1924

Con el nombramiento de Fernando Barón, Comisario Regio, se toman nuevos impulsos presentando una propuesta innovadora, que ya había sido ensayada en las exposiciones belgas, consistente en unir la ciudad con la Exposición. Para lo cual, según este proyecto el Certamen empezaría en La Campana, con una portada, que continuaba en línea recta hasta la Puerta de Jerez, mediante una gran vía en cuyo trazado se encontraban las calles Velázquez, Tetuán, Plaza de San Fernando y de la Constitución, Cánovas del Castillo y Cardenal González. En su recorrido pasaba por el Ayuntamiento, la Catedral y el Archivo de Indias, quedando estos monumentos integrados dentro de la Muestra, constituyendo este espacio el nuevo Sector Norte. El central lo compondrían los Jardines de San Telmo, el Parque de María Luisa, y el Sector Sur los terrenos cedidos por la Junta de Obras del Puerto, donde se instalarían las representaciones industriales y comerciales, el salón del automóvil, y al final la exposición agrícola y ganadera.

A pesar de no llevarse a cabo este proyecto, debido a las grandes dificultades que conllevaba la ejecución del trazado Campana-Puerta Jerez, por el número de expropiaciones y el alto precio para su consecución, además de una fuerte oposición para el derribo del Convento de Santo Tomás, sede del Gobierno Militar de la Provincia, es preciso resaltar, como ya se trata y se le da contenido al Sector Sur.

Debido a estos acontecimientos, se decide modificar el anterior plano de 1918, con pocas variantes, pues no se contemplaba el referido Sector Norte, por su inviabilidad, pero si un mayor desarrollo de la franja paralela al Canal de Alfonso XIII, que llegaba hasta el cauce del rio Guadaira.

Por ello se vuelven a reanudar las conversaciones entre el Conde de Colombí y Fernández Palacio Presidente de la Junta de Obras del Puerto, a finales de 1922 en el que a pesar de que ambas partes se hallaban de acuerdo, la falta de decisiones y los continuos aplazamientos para la inauguración del Certamen, ocasionaron que el acuerdo de cesión de la Junta de Obras del Puerto se prolongara sin que se firmara.

No obstante el Comité seguía ocupándose del plan general del emplazamiento de los pabellones americanos encargándole al arquitecto general de la Exposición el diseño de un nuevo plano en el que se reflejaran la situación de los distintos pabellones internacionales y otras instalaciones. Así en 1923[9] redactó el proyecto de la Avenida de los Estados Americanos y ya en 1924, la confección del plano general de emplazamiento de la Exposición, que incluía la citada avenida, dando uso a este enclave aunque no con la configuración de terrenos definitivo.

Plano de la avenida de los Estados Americanos en el Sector Sur y su distribución 1923. (Archivo Municipal de Sevilla)
Plano del emplazamiento aprobado en 1924. (Archivo Municipal de Sevilla)
Pero no fue hasta el de 22 de Agosto de 1924,[10] cuando se aprobara dicha cesión por Real Orden. No obstante como se verá más adelante, estos terrenos seguían siendo insuficientes.

En el contrato se especifica la finalización de dicha cesión para el 31 de diciembre de 1930, se hubiera o no celebrada la Exposición, quedando en propiedad de la Junta de Obras de Puerto, las obras e instalaciones que se hubieran realizado en el terreno cedido y no se hubieran derribado, así como los caminos y vallas de cerramiento, e instalaciones subterráneas como alcantarillado, agua, alumbrado, arbolado, etc., prohibiéndose expresamente la construcción de edificios para viviendas. Así mismo, la Junta determinaría las instalaciones existentes en ese momento que debían ser trasladadas a otro lugar y el levantamiento y nueva colocación de las vías del ferrocarril que circulaban por el terreno a ocupar, cuyos gastos correrían por cuenta del Comité, además del canon por ocupación de terrenos por importe de 3.000 pts. anuales.[11]

En la Memoria del proyecto de urbanización de la Avenida de la Raza, redactado por Aníbal González el 23 de enero de 1924,[12] dice que el emplazamiento era de forma regular aunque con un predominio un poco exagerado en el aspecto longitudinal, cuya unión al resto de terrenos de la Exposición, se realizaría a través de la plaza de acceso al Puente de Alfonso XIII al final de la Avenida de Moliní. La franja de terreno que compondría la avd. de la Raza tendría una longitud de unos dos kilómetros, cuya anchura tendría dos partes, los primeros 1.000 m. con un mínimo de 188 m., y el resto con una anchura máxima de 264 m., con un área total de 458.500m2.

Al trazar la avenida, la sitúa en el centro de la primera parte del terreno, prolongándola hasta la desviación del Guadaira, distribuyendo plazas de distinto trazado en todo su desarrollo, para facilitar el tránsito del público tanto a pié como en vehículos. Así en la entrada instala una plaza elíptica de 280 m de eje mayor por 180 m en el menor, ocupando los terrenos de la antigua Huerta del Carmen, siendo su único fin, el de servir de acceso para el público y vehículos en momentos de gran afluencia.

Después de un sector de avenida de 260 m., se instalaría una plaza cuadrada de 140 m. de lado, que se dedicaría al comercio y a la industria, para continuar con una nueva sección de vía de 180 m. que daría acceso a una nueva plaza octogonal de 40 m. por cada lado, llamada de Portugal. A partir de esta plaza se encontraban la segunda parte de los terrenos de la Junta de Obras del Puerto, de unos 1.000 m. que tenían más anchura, y que dividía en dos, en la primera situaba en el centro una plaza circular de 150 m. de diámetros, donde se situaría la plaza y la Avenida de los Estados Americanos, y la segunda correspondía a un gran espacio libre de forma rectangular de 420 X 120 m., con un paseo central de 16 m., que estaría ocupada por expositores dedicados a la agricultura y la ganadería.

Es decir, este emplazamiento se destinaría para la instalación de los pabellones de los diferentes Estados Americanos y Portugal, así como el Pabellón de Productos Comerciales e Industriales de Exportación, el Salón del Automóvil, la Exposición Agrícola y Ganadera, además de diferentes instalaciones oficiales y particulares.

Con ello dejaba marcada las líneas generales sobre la ubicación de las distintas representaciones, si bien, años más tarde se varió la situación de los pabellones internacionales, que se situaron en los Jardines de San Telmo y Paseo de las Delicias, mientras que se mantuvieron El Pabellón de Productos Comerciales, que sería el futuro Pabellón de Industrias Generales para la Exportación, y el Pabellón de Maquinaria, sustituiría al Salón del Automóvil que no llegaría a construirse. 

Uno de los inconvenientes de estos terrenos, aunque no el único, eran su acceso, pues situados paralelo al Canal de Alfonso XIII y los almacenes y muelles del Puerto, solo tenían como vía principal la avenida de Moliní, pudiendo situar una entrada secundaria desde la avenida Reina Victoria (actual de la Palmera), dejando entrever la necesidad de poder utilizar los terrenos de particulares situados entre este emplazamiento, y los de esta última avenida para disponer de nuevos accesos.

El otro inconveniente, también iba aparejado a su situación, pues debido a las obras de la Corta, las tierras sobrantes se situaron es esta zona, sobre todo en la segunda parte del emplazamiento, lo que produjo que el terreno estuviera compuesto de montañas de tierra de arcilla mojada, con bastante desnivel en algunos sitios, que hacía necesaria su nivelación mediante desmontes y terraplenes con costosos movimientos de tierras, así como posibles problemas de cimentación para los edificios.[13]

Gracias a una inversión prevista de 3.000.000 de pts., el Ayuntamiento pudo, a partir de noviembre de 1924, llevar a cabo la ampliación de terrenos prevista para la Exposición, que atendiendo a las indicaciones del Comité, se centraron en los Jardines de San Telmo, la Huerta de San José y terrenos adyacentes situados en la avenida Reina Victoria, propiedad de los hermanos Camino.

Los terrenos de los Jardines de San Telmo, propiedad del Arzobispado, tenían una extensión de casi 65.000 m2 siendo valorado en 1.700.000 pts., a algo más de 26 pts. el metro cuadrado. La Huerta de San José, era propiedad de los hermanos Villalonga, y tenía una superficie de 38.821 m2, habiéndose acordado el precio aproximado de 15 pts./m2, resultando importe total de 560.000 pts. También se adquirió una parcela lindante con la Huerta de San José, de 15.146 m2, propiedad de los hermanos Camino, por el mismo precio que la anterior, por valor de 22.204 pts. Estas propuestas de adquisición fueron aprobadas por el Consistorio el 24 de Noviembre de 1925.

Mientras tuvieron lugar todas estas negociaciones de adquisiciones y concesiones temporales entre diferentes propietarios, en marzo de 1924, se acuerda contactar con Jean-Claude Nicolas Forestier, para que realice el diseño de los jardines del Sector Sur.[14] A partir del proyecto redactado por Aníbal González para la Avenida la Raza, Forestier diseña y organiza jardines y zonas verdes que nos recuerda al Parque de María Luisa. Una gran vía es el elemento de nexo entre ambos extremos del espacio a intervenir, situando al principio, una plaza de grandes dimensiones que dará lugar con el correr de tiempo, a la Plaza de los Conquistadores, y en extremo opuesto un espacio semicircular. En esta gran vía central se instalarán la mayor parte de los edificios, rodeados por composiciones geométricas, bordeadas por doble hilera de naranjos que permitan visualizar los pabellones e instalaciones que se levante.[15]

Proyecto de Jean-Cloude Nicolas Forestier para el emplazamiento del Sector Sur (1924). (Archivo Municipal de Sevilla).
El proyecto de Forestier, es aceptado en el mes de septiembre, desplazándose su autor a la ciudad para estudiarlo sobre el terreno; para ya a principios de 1925 con unos retoques de Aníbal González, redactar un nuevo plano que es aprobado por el Comité el 28 de mayo de 1925, situando en la gran plaza cuadrada los pabellones regionales, y el extremo opuesto se deja para las exposiciones industriales, agrícolas y ganaderas, manteniendo la plaza elíptica como elemento de unión entre la avenida de Moliní y la avenida de la Raza.

Perspectiva del proyecto de Forestier para los jardines del Sector Sur. (1924). (Archivo Municipal de Sevilla).
Proyecto de Aníbal González para el Sector Sur, donde traslada el diseño de jardines que realizara Forestier. (Archivo Municipal de Sevilla)
Unos meses antes, el 29 de mayo,[16] fue acordada la incorporó mediante arrendamiento a los terrenos de la Exposición, una parcela de los Hermanos Camino de 159.000 m2, con una fachada de 93 m. en la avenida Reina Victoria, que tendría vigencia hasta el 31 de diciembre de 1930, por 2.385 pts. anuales, con derecho a beneficiarse de las obras que se realizaran bajo el rasante.

Plano General de la Exposición aprobado el 28 de mayo de 1925.
La gran cantidad de terreno en el que se desarrollaba el recién aprobado proyecto del Sector Sur, y la consiguiente compra de suelo, lo hacían inviable, lo que unido a las críticas que se alzaron en el seno del Comité, además de una polémica surgida con el Ayuntamiento, hizo replantearse estas cuestiones, acordando reducir sensiblemente el área de actuación, con nuevos planteamientos que dieron como resultado otro plano aprobado por Consistorio Municipal el 15 de julio de 1925.

El él se aprecia una sensible reducción de los terrenos de este sector, respecto al plano anterior, en el que se incluía la parcela lindante con la Huerta de San José, los terrenos de la Junta de Obras del Puerto y la avenida Reina Victoria, propiedad de los hermanos Camino, a la que nos hemos referido antes.

El resultado de esta nuevo trazado del Sector Sur es irregular, y la ordenación desafortunada, reduciéndose prácticamente a espacio comprendido entre la plaza elíptica, la avenida de la Raza y la gran plaza cuadrada 

Plano de emplazamiento de la Exposición aprobado por el Ayuntamiento de Sevilla el 15 de julio de 1925. (Archivo Municipal de Sevilla)
De la cantidad restante de la partida de los 3.000.000 de pts., unas 470.000 pts, más 128.414 pts. del presupuesto extraordinario del Ayuntamiento, fueron utilizadas para la adquisición de una parcela de casi 60.000 m2, al final de la avenida Reina Victoria, en la rotonda de la Palmera, para construir el Stadium, propiedad también de los hermanos Camino, por un importe total de 598.414 pts. El objetivo de situar el ese lugar tan alejado del resto del recinto de la Exposición, el Stadium, era el hacer desplazar a los visitante hasta ese punto del Sector Sur, y se encontrara animada por el público.[17]

Ya en esta última fase de la ejecución de la Exposición, que abarca desde 1925 a su inauguración, se van perfilando la distribución definitiva de algunas instalaciones dentro del recinto, como ya se ha dicho, las construcciones de los países iberoamericanos se sitúan en el Sector Norte desde la Glorieta de San Diego a la avenida de la Reina Victoria (la Palmera), donde se situaron los pabellones de Cuba y Santo Domingo; desplazando las instalaciones provisionales al Sector Sur.

La última incorporación de terrenos en este Sector, se realizó a escaso dos meses de la apertura del Certamen, cuando el Comisario Regio, solicitó autorización para utilizar durante su celebración y hasta seis meses después de clausura de la Muestra, el resto de terrenos que seguían siendo propiedad de Hilario y Basilio Camino, 377.313 m2 de forma gratuita, y sin condiciones, a lo que accedieron.

Así pues, estos terrenos alquilados a los hermanos Camino, unidos a los cedidos gratuitamente, más los adquiridos por el Ayuntamiento de la Huerta de San José, la Glorieta de la Palmera, y los ocupados temporalmente en terrenos de la Junta de Obras de Puerto de Sevilla, junto a la Corta de Tablada, dieron lugar a lo que se llamó Sector Sur de la Exposición, donde se concentraría la mayor parte de las representaciones comerciales e industriales de la Muestra, iniciándose ya en 1925 las primeras obras de urbanización parcial de esta zona, cuyo proyecto había sido redactado por Aníbal González en julio de 1924.

En la Memoria, se indica que la zona afectada era la llamada Explanada de las Naciones Ibero-Americanas, que más tarde daría lugar a la Plaza de los Conquistadores, la construcción de la avenida de la Raza y el acceso y unión con la avenida Reina Victoria. Estas obras consistían principalmente en el movimiento de tierras, desmontes y terraplenes, apisonado del terreno, construcción de arrecifes, instalación de la red de alcantarillado, pozo de recogida de aguas de lluvia y cerramiento del terreno.[18]

Proyecto complementario de urbanización de la Avenida de la Raza (1927). (Archivo Municipal de Sevilla)
La construcción definitiva de la Avenida de la Raza, arteria principal de distribución del Sector Sur y de enlace, junto a la de Moliní, con el Sector Norte de la Exposición, fue adjudicada al destajista Emilio Panduro, el 28 de marzo de 1927,[19] iniciándose las obras días más tarde, con un presupuesto inicial de 199.123,25 pts., que tras diferentes ampliaciones complementarias, llegaría alcanzar las 255.254,64 pts, con un plazo de terminación que finalizaba el 30 de noviembre de dicho año.

Plano General de la Exposición Iberoamericana, con indicación de la superficie ocupada por el emplazamiento del Sector Sur, en relación con el Sector Norte. (Plano impreso por A. Padura).
Tras este prolongado y complicado proceso en la configuración de este espacio llamado Sector Sur, por otro lado habitual en todo lo concerniente con la Exposición Iberoamericana, cuyo largo recorrido comienza en el lejano proyecto diseñado por Aníbal González en 1912, hasta su ejecución se aprecia como en el resultado final, fueron cayendo uno tras otros los numerosos proyectos de emplazamiento.

Como resumen decir, que el Sector Sur, ocupó el espacio existente entre la avenida Reina Victoria, actual de la Palmera, hasta el cauce del río Guadaira (Estadio Benito Villamarín) y el Canal de Alfonso XIII. Formado por un triángulo rectángulo muy alargado, en el que su hipotenusa era la avenida Reina Victoria (la Palmera) con una longitud aproximada de unos 1.300 m. desde la Glorieta de Méjico hasta el Estadio; esta avenida nexo de comunicación con el Stadium, tan alejado del resto de construcciones, daba como resultado un espacio situado lejos de las otras zonas del recinto de la Exposición, y sin una visión clara de unidad.

El otro lado del triángulo lo formaba la avenida de la Raza, que fue el eje de unión entre las distintas zonas del Sector, como lo había diseñado Aníbal González, pero al modificar la estructura que éste había diseñado, la ordenación de los distintos sectores, no fue acertada quedando desarticulada, y más aún si tenemos en cuenta que el diseño de cada uno de estos sectores, fue proyectado por diferentes autores, Vicente Traver realizó la Plaza de los Conquistadores y Pedro Sánchez Núñez la Exposición de Ganado. 

En él se concentró el mayor número de pabellones comerciales, los cuales no estaban sujetos a las normas estilísticas oficiales marcadas por la organizadora. La margen derecha de la avenida de la Raza, fue ocupada por las instalaciones de las grandes empresas nacionales y pabellones industriales regionales, edificios en su mayoría de gran envergadura que apoyados en la amplitud de la avenida, se podía disfrutar de una aprciable perspectiva de estos.
Plano Sector Sur con la parcelación de esta zona. (Archivo Foral de Navarra)
En la margen izquierda de dicha avenida, se ubicó el Parque de Atracciones, con todo tipo de aparatos e instalaciones para la diversión, que incluían dos restaurantes, uno con forma de pagoda china con una alta torre visible desde gran distancia, y otro de gran capacidad llamado Gran Brasserie. 

Siguiendo la margen derecha de la avenida de la Raza, tras los pabellones comerciales, se encontraban dos construcciones de marcado estilo industria, que desde un principio se construyeron para posteriormente ser utilizadas como almacenes del Puerto de Sevilla, en concreto se trataban de los almacenes de mercancías números 4 y 5, que fueron pagados a medias entre le Junta de Obras del Puerto y el Comité de la Exposición, con derecho a ser utilizados durante el tiempo que durara el Certamen.

Estas naves de más de 7.000 m2 cada una, albergaron las Galerías Comerciales Extranjeras, dentro de las cuales se situó el Salón de Aeronáutica Nacional, y el Pabellón de Industrias Generales. Frente a ellas se encontraba la Plaza de los Conquistadores, la que años atrás había sido la gran Plaza de las Naciones Americanas, y que tras el traslado de las representaciones iberoamericanas al Sector Norte, fue reutilizada como Plaza de las Regiones, y es donde se situaron los pabellones regionales y de las provincias andaluzas. 

En el rasante superior de la Plaza de los Conquistadores, que tenía acceso desde la avenida de la Raza, se situaron dos pabellones idénticos, llamadas Galerías Comerciales Nacionales, de estética neobarroca, que dominaba la bella perspectiva de la amplia plaza, donde se mezclaban los diferentes estilos de las instalaciones construidas por la regiones españolas y las provincias andaluza, teniendo como telón de fondo en Pabellón de Turismo, y tras éste, en una avenida que tiempo después se convertiría en la estudiantil avenida Reina Mercedes, el exótico Barrio Moro, y otros pabellones regionales y comerciales.

Al norte de la Plaza de los Conquistadores, se situó una amplia zona eminentemente comercial, donde se mezclaban los pequeños pabellones de particulares, con los construidos por los organismos oficiales de agricultura y ganadería, con una amalgama de estilos dispares. Esta zona se extendía desde la propia avenida de la Raza, hasta las traseras de los pabellones de Cuba y Santo Domingo, que tenían fachada a la avenida de la Palmera.

Y al sur de esta plaza, el enorme Pabellón de Maquinaria, con más de 11.000 m2, que albergaba todo tipo de maquinaria tanto industrial como agrícola. Tras este pabellón había un amplio espacio en el que situó en Campo de Polo. Y frente a éste, se ubicó la extensa Exposición de Ganado, con un gran número de boxes para caballos, gallineros, corrales y todo tipo de instalaciones para alojar ganado. Al sur de la Exposición de Ganado, casi tocando el cauce del río Guadaira, el Stadium, con fachada a la Glorieta de la Palmera, que daría nombre a la avenida.

Vista aérea del área ocupada por el Sector Sur, tomada desde Heliópolis. (Fototeca Municipal de Sevilla)
Epílogo.

Desde 1927 el Ayuntamiento había fijado sus ojos en estos terrenos del Sector Sur, propiedad de los hermanos Camino, para trasladar la Feria de Abril a dicho emplazamiento, por considerar pequeño el espacio que ocupaba en el Prado de San Sebastián, y sobre todo con las miras puestas en la posibilidad de la venta de estos terrenos del Prado, para la construcción de viviendas y los consiguientes beneficios para las maltrechas arcas municipales, consiguiendo que en 1928 el gobierno declarara expropiables estos terrenos.[20]

Incluso se realizó un ensayo general al celebrarse la Feria de 1930, la llamada Feria de la Exposición, en la prolongación de la avenida de Venezuela, actual Reina Mercedes, en el tramo comprendido entre la esquina del Pabellón de la Maquinaria y los hotelitos del Guadalquivir, los actuales chalets de Heliópolis, en medio de los espacios ocupados por el Campo de Polo y la Exposición Ganadera, utilizándose estas instalaciones para la feria de ganado.

El 31 de diciembre de 1930, fecha en que debía ser devuelta a sus propietarios la parcela arrendada, el Ayuntamiento presentó su propuesta a los hermanos Camino, sobre la superficie de 377.313 m2 por un importe total de 4.000.000 pts. (10,60 pts/m2). Esta valoración o justiprecio, había sido previamente acordada el 7 de agosto, por una comisión formada por el Cardenal Arzobispo de Sevilla, Eustaquio Ilundain; el marqués de Cavalcanti, Capitán General de la 2ª Región, y el Presidente de la Audiencia, Francisco Fabié.[21]

Mientras se negociaban estos términos entre las partes, se amplió el arrendamiento de los terrenos cuatro meses más, con la condición de que al concluir el plazo, si no se hubiera verificado la venta, serían indemnizados con 25.000 pts.

Paralelamente a esto, el Ayuntamiento adquirió el inmenso Pabellón de Maquinaria por 110.000 pts., que había sido sacada a concurso de derribo por la Comisión Liquidadora, [22] y que paralizó dicho concurso para evitar la destrucción de estas instalaciones, con la intención de ser utilizado durante el periodo de la Feria de Abril, para dar cabida a ferias de muestras de maquinaria industrial y agrícola, y darle durante el resto del año, distintos usos como parque de automóviles, almacén de efectos de fiestas, etc.,[23] cuando el recinto de la Feria estuviera ya instalada en estos terrenos.

A pesar de que el 2 de enero, el Ayuntamiento aprobara un presupuesto extraordinario de 5.000.000 pts. y suscribiera un préstamo por dicho importe con el Banco de Crédito Local de España, con la proclamación de la República y el cambio de gobierno en la Corporación Municipal, el 19 de junio de 1931, una comisión aconsejó desistir de la compra a ese precio. No tomándose la decisión en firme de anular la compra hasta el 28 de junio de 1935, comunicando a la Comisión Liquidadora de la Exposición que debía devolver los terrenos.

Pero al final los terrenos se compraron y no solo la superficie indicada anteriormente, sino que se llegaron a los casi 400.000 m2, y al mismo precio de 10,60 pts/m2, y fue cuando la Comisión Gestora del Ayuntamiento Municipal nombrada tras el alzamiento nacional, llegó a un acuerdo con los propietarios el 22 de octubre de 1936, destinando estos terrenos a viviendas económicas.[24]


NOTAS:
[1] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929 (1994) pp. 141-180. Para la introducción del proceso para la elección de emplazamiento de la Exposición, se ha seguido la información aportada en el Capítulo V . “La labor constructiva: Emplazamiento, Pabellones y Proyectos, de la citada obra, que a su vez resume los estudios llevados a cabo desde distintas aspectos autores como Alberto Villar Movellán, Víctor Pérez Escolano, Encarnación Lemus López, Manuel Trillo de Leyva y Amparo Graciani García. 
[2] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición….. p. 153. El Comité Ejecutivo lo declaró vencedor del concurso el 26 de Septiembre de 1911, siendo nombrado Arquitecto Director el 3 de octubre. 
[3] .- Graciani García, A., La Participación Internacional y Colonial en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 (2010). pp. 49 a 52. 
[4] .- ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA. SECCIÓN XVIII. Exposición Iberoamericana. Rollo 688, Caja 75, fotogramas 58 a 61 
[5] .- Ibidem. Fotogramas 46 a 48 
[6] .- Ibidem. Condición 2ª 
[7] .- Ibidem. Fotogramas 26 y 27. Oficio de la Secretaría del Ayuntamiento de Sevilla, Negociado Obras Públicas. Nº 1036 
[8] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición….. pp. 183 y 184 
[9] .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 687, Caja 74, fotograma 79. Acuerdo de la sesión celebrada el 9 de julio de 1923. 
[10] .- A.M.S. SECCIÓN XVIII. Exposición Iberoamericana. Rollo 721, Caja 100, fotogramas 152 a 193. 
Ibidem. Fotogramas 179 a 186. La escritura de este acuerdo se firmó el 5 de junio de 1925, en la notaría de Manuel Díaz Caro, entre el Presidente de la Junta de Obras del Puerto José María Ibarra Gómez y el Alcalde de Sevilla Agustín Vázquez Armero. 
[11] .- Ibidem. Fotogramas 187 a 191. 
[12] .-A.M.S. SECCIÓN XVIII. Exposición Iberoamericana. Rollo 708, Caja 80, fotogramas 490 a 505 
[13] Graciani García, A. La participación internacional y colonial…p. 57 
[14] .- A.M.S. SECCIÓN XVIII. Exposición Iberoamericana. Rollo 687, Caja 74, fotogramas 80. Acuerdo de la sesión de la Comisión Permanente de 5 de marzo de 1924, ratificado por el Comité el 16 de junio. 
[15] .- Villar Movellán, A. Arquitectura del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). (1979) Diputación Provincial de Sevilla. pp. 419-421 
[16] .- A.M. S. Exposición Iberoamericana. Rollo 734, fotogramas 602 a 606. Acuerdo de compra por el Ayuntamiento de los 159.000 m2 de terreno propiedad de los hermanos Camino. 
[17] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición….. pp. 193 y 194 
[18] .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 685, Caja 71, fotogramas 142 a 148. 
[19].- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 708, Caja 80, fotogramas 450. 
[20] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición….. pp. 195 y 196 
[21] .- Los terrenos del Sector Sur de la Exposición. ABC (Sevilla) 14 de agosto de 1930. pp. 31-32 
[22] .- A.M.S. Exposición Iberoamericana. Rollo 719, Caja 98, fotogramas 36 a 44. Expediente Concurso para el derribo del Pabellón de Maquinaria. 
[23] .- Para después de la Exposición. Estudio sobre el aprovechamiento de instalaciones y servicios. ABC (Sevilla) 05 de enero de 1930. pp. 41-45 
[24] .- Rodríguez Bernal, E., Historia de la Exposición….. pp. 195 y 196

No hay comentarios:

Publicar un comentario