- Pabellón de Sevilla




Vista del Pabellón de Sevilla desde la Glorieta de San Diego. (Postal de la época)


El Comité Ejecutivo de la Exposición, acuciado por la inminente inauguración de la misma prevista para 1927, encarga en 1925 al arquitecto Antonio Illanes el proyecto de las Galerías Comerciales, a José Gómez Millán el Pabellón de Arte Moderno, el Pabellón de Agricultura a Juan Talavera y al castellonense Vicente Traver y Tomás, el Pabellón de Sevilla, representativo de la ciudad anfitriona de la Exposición De de estos solo fueron levantados los diseñados por Juan Talavera Heredia para el Pabellón de Agricultura o del Aceite, desaparecido como consecuencia de una explosión en 1937, y el de Vicente Traver.

El Pabellón de Sevilla, vino a cubrir las necesidades previstas por Aníbal González en su proyectado Gran Casino, que no llegó a realizarse. Ya en el proyecto ganador presentado por dicho arquitecto en 1911, aparece un Gran Casino concebido como fachada/puerta, es decir el edifico cumplía una doble función como entrada monumental y Gran Casino con todas sus dependencias y servicios. También de esa época tiene la idea el arquitecto general, de construir una terraza embarcadero en el río, próxima a la Corta de Tablada.
Primer diseño de Aníbal González para el Gran Casino (1911).


En 1914 la Comisión decide hacer permanente el Gran Casino, por lo que encarga a Aníbal González la redacción de un nuevo proyecto; éste cambia radicalmente el estilo del edificio que pasó del neomudejar de su primer proyecto, a un neoplateresco basado en la fachada del Ayuntamiento de Sevilla. En el proyecto unifica la idea y diseña un edificio de planta cuadrada, con distribución reticular con un amplio salón de fiestas en el centro y todos los servicios propios de este tipo de establecimientos, al que se le añada una terraza y embarcadero.

Segundo proyecto para el Gran Casino de Aníbal González (1914).


Transcurrido un tiempo sin que pasara de ser un proyecto, en 1923 el Comité decide que el Casino Municipal de Turismo, como era denominado, también contara con una sala de espectáculos trasladando su ubicación a los terrenos conocidos como los del Tívoli, en el Paseo de las Delicias, en los mismos terrenos que posteriormente se construiría el Pabellón de Argentina.


En el anteproyecto se describe como Gran Casino, Terraza, Embarcadero, Casa-Bote y Embarcadero en Tablada. El edificio del Casino se compondría de planta baja, principal y planta basamento, éste último donde se encontrarían situados los servicios. En la planta principal o de honor, constaría de apeadero, terraza inferior y superior, un pórtico rodearía todo el edificio, vestíbulo, escalera principal, salón central y dos laterales, para sala de juego y conversación. En la planta principal se distribuiría en vestíbulo, galerías y salones correspondientes con la baja.



La terraza de planta poligonal de 50 m de largo por 30 de ancho, se situaba sobre el muelle del Guadalquivir. La pasarela sería de 15 m de ancho por 50 de largo con escalinatas de doble acceso, el embarcadero a ambos lados de la terraza. Con un presupuesto aproximado de 3.100.000 pts.


Detalle del emplazamiento de la Exposición de 1923, con indicación de la ubicación del Gran Casino y el embarcadero. (Archivo Municipal de Sevilla)

Antes incluso de la marcha de Aníbal González, este proyecto es abandonado, encargándose en 1925 la redacción del mismo a Traver, como ya se ha comentado anteriormente, en el transcurso de ese tiempo, es sustituido Aníbal González por Vicente Traver como Arquitecto General de la Exposición.

El lugar elegido para levantar el pabellón, fueron los terrenos segregados del Seminario en los Jardines de San Telmo, adquiridos por el Ayuntamiento al Arzobispado, junto a la Glorieta de San Diego, en la entrada principal al recinto de la Exposición, queriendo de este modo dar la bienvenida a los visitantes al mismo.

Con la decisión de que el pabellón acogiera también un teatro, hecho éste muy controvertido y discutido por la opinión pública, por considerarse poco idóneo el instalar en un lugar tan alejado del casco urbano, un establecimiento de uso público, habida cuenta de que en centro de la ciudad existían locales ya construidos y apropiados, aunque necesitaban reparaciones y sobre todo dotarlos de las medidas de seguridad y adelantos técnicos escénicos.

Independientemente de estas consideraciones, Taver transforma el proyecto en un teatro-casino, a semejanza de los levantados en ciudades turísticas de Francia y Alemania como los de Baden-Baden, Montecarlo, Niza, Vichy y sobre todo Evian, donde el teatro es el elemento central de un complejo de salas de juego. Esta unión estructural de teatro y casino, permite la ampliación lúdica del espectador, que al terminar la sesión de teatro, puede continuar con la cena, el baile y el juego, consiguiéndose así un gran espacio de acceso y desahogo centrado en el gran salón de baile, con orquesta situada en la galería superior, y los salones adyacentes para restaurante y otros servicios.

Básicamente el edificio consiste en la unión en un solo bloque de dos elementos volumétricos conectados, por un lado el Salón de Fiestas, hoy Casino de la Exposición, que conforma la rotonda vestíbulo de plata circular donde se encuentra inscrita la entrada de honor, y por otro el Teatro, actual Lópe de Vega, con planta cuadrada y cuerpo cúbico. La superficie construida es de 9.699 m2 en una parcela de 11.600, con un presupuesto de 4.500.000 pts.

Traver realiza varios anteproyecto entre 1925 y 1926, en el primero de ellos fechado en Septiembre de dicho años, es de construcción provisional, y lo sitúa en “la Explanada de las Regiones, con fachada a la pista de 100 m de diámetro, que constará de Salón de fiestas, Sala de espectáculos, restaurant, dependencias, servicios anejos y una gran terraza descubierta delante de la fachada principal para presenciar las fiestas que se celebren en la pista”. Es curioso como el autor sugiere que la comparación de las dependencias y las fiestas y reuniones que se celebren en el edificio, deben compararse con la Caseta que el Círculo de Labradores tenía en el Prado de San Sebastián.

La composición la realiza centrando en un rectángulo de 34 x 24, un recinto elíptico de dimensiones iguales a la “Caseta del Círculo” como gran salón de fiestas, rodeado de una galería. Al lado izquierdo un patio con arcos y fuente, como acceso lateral donde sitúa el guardarropas y los salones de descanso y conversación. En el lado derecho el restaurante, con acceso a una terraza. En la parte posterior ubica la sala de espectáculos, comunicando ambos espacios sirviendo uno y otro complementariamente. En el sótano instala los servicios, cocinas y almacén.

La terraza situada en la fachada principal, que domina la pista, la configura como gran estrado, dándole pendiente como si de un escenario para teatro al aire libre se tratara, cerrándola lateralmente con dos hemiciclos de columnas y escalinatas.

Este proyecto es rechazado en Octubre de 1925 por el Comité, por entender que sobrepasaba las posibilidades del presupuesto.

Después de diferentes anteproyectos, incluso con el cambio de situación del pabellón, pero sin abandonar la idea básica de su concepción y distribución, el 4 de marzo de 1927 se adjudica al contratista Emilio Bartolomé con un presupuesto inicial de 1.209.264 pts., iniciándose las obras en el mes de abril, pero por circunstancias que desconocemos durante el mes de septiembre se produjo el cambio de contratista pasando a ejecutar la obra la Sociedad José y Eduardo de Anduiza, ingenieros y constructores de edificios, que también trabajaron en la Exposición para los pabellones de Perú, Chile, Reino de Murcia y Estadio. Terminando los trabajos el 31 de enero de 1929, habiendo sido introducida en el trascurso de ésta distintas ampliaciones y modificaciones del proyecto inicial, con un importe final de 1.563.257 pts.

Planta del primitivo diseño del Pabellón de Sevilla de 1926, y la definitiva de 1927, se puede observar el cambio del salón elíptico y la situación del restaurant y patio del primer proyecto.



Alzado de la fachada principal y sección longitudinal de un anteproyecto fechado el 31 de agosto de 1926, en este plano se aprecia la evolución del teatro. (Archivo Municipal de Sevilla)

Este edificio es una de las obras más logradas del Certamen, de estilo neobarroco según modelos italianos, con fuerte inspiración de motivos levantinos, se aleja del regionalismo sevillano, cuando curiosamente se pedía desde el Comité que los pabellones regionales y provinciales, tuvieran como fuente de inspiración la arquitectura de cada lugar de origen. Los detalles ornamentales se realizan de forma preciosista y geométrica, surgido de la Exposición de las Artes Decorativas de París de 1925.

Visitando el rey Alfonso XIII las obras del Casino y Teatro, junto a Cruz Conde y Vicente Traver.



La fachada del edificio, fuertemente marcado por el juego de planos cóncavos y convexos, se cubre de molduras mixtilíneas, frontones curvos partidos, pinjantes y esgrafiados, emergiendo una gran cúpula rebajada, rematada por linterna a modo de templete barroco con columnas salomónicas y adornada con grandes jarrones de cerámica que rematan.



Los modelos barrocos utilizado fueron el Colegio Regio de Loyola, de Carlo Fontana de 1681 y sobre todo la iglesia de San Antonio de Aranjuez, concebida para ser utilizada como capilla real, que tiene su origen en un oratorio de Felipe IV siendo proyectada por los arquitectos Isidro González Velázquez y Santiago Bonavía, que se compone de rotonda con cúpula y cuerpo rectangular en el retrocoro, así como planta centrada y fachada convexa. Su composición también recuerda, en menor escala, al Salón de Baile del Coliseo de Champ-Elysées de París.

 
Vista aérea del Casino y Teatro Lope de Vega en la actualidad.

  El Gran Salón de Fiestas (actual Casino), busca ante todo en su fachada efectos pintoresco, la riqueza ornamental, el juego de luces y sombras y el movimiento de líneas característico del barroco maduro. Se compone de una gran terraza de acceso de forma oval, cuyos extremos, se rematan con una columnata formando arco. Y el edificio central con gran cúpula, (en un principio se proyectó ovalada) ocupa casi la totalidad del mismo, solo dos cuerpos laterales se les añade, el izquierdo con salones, restaurante y terraza elevada al exterior, y el derecho como vestíbulo lateral del teatro, consistente en patio con columnas y fuente de mármol, dotado de guardarropa y salones. De esta manera el área específicamente teatral queda oculta de la vista del visitante que accedía por la Glorieta de San Diego.

Vistas de la fachada del gran salón central, durante la exposición y en la actualidad

 
Detalle de la ornamentación de la fachada donde a ambos lados de ésta se encuentran dos retablos cerámicos ovales con motivos florales con las iniciales M.C. del pintor Manuel Cañas. Estos se encuentran coronados por un frontón mixtilíneo, y enmarcados por columnas salomónicas y panelas esgrafiadas posiblemente del mismo autor.

Este anteproyecto como otros que le sucedieron, tuvo importantes cambios a la hora de su ejecución, así el rectángulo que estaba previsto para el Gran Salón de Fiestas, pasó a ser un cuadrado adaptando la forma circular a la cúpula en vez de ovalada. Las dieciséis columnas en mismo número pasaron de ser pareadas a equidistantes. Los lugares destinados a restaurante y patio, fueron modificados con respecto al eje del edificio, siendo instalado el restaurante a la izquierda y el patio a la derecha.
Vista del interior del Gran Salón.

La cúpula de 18 m. de altura, con linterna y claraboyas (hoy cegadas), es sostenida por dieciséis altas columnas de estilo corintio, con fuste compuesto por acanalado en la parte superior y formando dibujo geométrico en mármoles de colores y bronce, en la parte inferior, realizado por la madrileña casa M. Mateo. A ambos lados se abren puertas con arcos de medio punto, para acceso a los distintos salones. El de la izquierda dedicado a salón-comedor, ricamente decorado con lámparas de cristal y bronce, consolas en caoba con espejos de separación; y el derecho como ya se ha dicho con columnas y fuente decorativa, que daban acceso a saloncitos de descanso y conversación

Columnata del salón y vestíbulo lateral del teatro (imágenes de la época).

La decoración del Gran Salón, se centra principalmente en la escayola pintada de la cúpula, con tonos claros sobre los que destacan el verde-gris y oro fino en linternas, claraboyas y lucernarios, con algunos toques de rojo y azul. Grandes paneles calados y vidrieras de colores que servían para la iluminación artificial. 

Los ángulos del Salón también se embellecen con doce rosetones de pinturas al fresco, de tipo bodegón floral sobre fondo liso con alegorías a la música y a las fiestas de la ciudad como la Semana Santa y la Feria, realizados por el notable pintor decorador Manuel Cañas Martínez con la colaboración de su hijo Francisco Cañas, este artista trabajó también en la pintura general y serigrafía del Pabellón Real, así como el zócalo cerámico del salón central de dicho pabellón; la decoración general del Hotel Alfonso XIII y del techo de la escalera del Ayuntamiento. Posiblemente los esgrafiados del exterior del pabellón se deban también a este artista.

 
Salón de Señoras del Casino. 

Ángulo derecho del Salón de Fiestas.


Decoración interior de la cúpula.

Detalle de los arcos y lámparas del salón restaurante

Vestíbulo lateral del teatro, estado actual

Espejo separador del salón restaurante


Del techo de la galería que envuelve el espacio central de Gran Salón, cuelgan faroles en bronce y lo completa una serie de consolas de caoba y mármol con espejos, y cubre radiadores, así como otro mobiliario decorativo realizado por los talleres de carpintería y ebanistería de los hermanos Martínez Martín.

Al fondo del gran salón se encontraba el acceso directo al pasillo central del patio de butacas del teatro, hoy día inutilizado, rematado por un piso en forma de coro para alojar a la orquesta; es pues este espacio un gigantesco y lujosísimo vestíbulo del teatro.

El Teatro de la Exposición, según la investigación realizada por Julio Martínez Velasco, su construcción fue coyuntural, en principio no se pensó en construir un teatro dentro del recinto de la Exposición, surgiendo la idea de Joaquín Gonzalo Garrido, amigo intimo de José Cruz Conde y hombre entendido en cuestiones teatrales, siendo empresario del teatro Mora de Huelva y Presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Al cual se le encargó la confección del programa completo de las obras que se representarían en la temporada teatral. La construcción significó una aportación decisiva en el equipamiento cultural de la ciudad.

Fachada trasera del teatro.

En la concepción unitaria del pabellón, el edificio del teatro se adosó formando parte del Gran Salón de Fiestas; a pesar de poseer dos puertas independientes una principal con pórtico para el acceso de coches y despacho de billetes, vestíbulo, hall y dos escaleras; y otra al lado opuesto con vestíbulo, galerías y otras dos escaleras; eran las cinco amplias puertas que comunicaban con el Gran Salón de Fiestas del Casino su entrada principal como hemos dicho antes.

La sala del teatro se construyó siguiendo el diseño tradicional italiano para teatros líricos, con planta de concha en función de la acústica, patio de butacas, plateas, palcos en entresuelo y principal, y los anfiteatros con escasas filas de butacas, que proporcionaban mayor recogimiento del público en las obras dramáticas.

Una vez accedido por la puerta lateral, donde se ubican dos taquillas, se encuentra el vestíbulo con una galería que rodea el patio de butacas y dos escaleras de acceso a las plantas superiores, con artística balaustrada de metal fundido, en las que se encuentran distintos salones de tertulias, terrazas, ambigú y bar, así como los correspondientes servicios en cada una de las plantas. Los palcos centrales tenían acceso independiente, y estaban dotados de escaleras, vestíbulo, saloncito y servicio de tocador particulares.
                                    
Entrada lateral del Teatro.

           En total el edificio constaba de cuatro plantas y el escenario que se dividía en dos zonas, una para escena propiamente dicho con 18 metros de ancho y 11 de profundidad y un post-escenario con 12 de anchura y 6 de fondo, que permitía dar a las representaciones gran amplitud. Se completa la escena con foso, contrafoso y telar con una altura de 22 metros de alto, y una gran puerta al fondo con salida directa y dos para artistas y otros servicios, enclavadas en la fachada trasera. Además de las lógicas dependencias en este tipo de edificios, como sastrería, atrezzo, camerinos para los artistas, oficinas, almacén, etc.
Telón de damasco rojo bordado con el escudo de la ciudad.

 El edificio se le dotó con adelantos modernos, la prensa destacó como lo más novedoso, su alumbrado escénico; un trabajo para el que se había recurrido a los modelos alemán y estadounidense, y la maquinaria para crear efectos especiales, como un aparato que proyectaba nubes, contaba también con aparatos para imitar aullidos del viento, truenos, relámpagos, efectos de lluvia y movimientos del agua. Así mismo también llamaba la atención el confort que se le ofrecía al espectador al poseer los asientos y las filas mayor anchura.

Este confort se amplió también a la climatización del local, mediante la instalación en la cubierta del edificio de una red de tuberías de latón perforadas, que producía una lluvia artificial, con lo que se conseguía mantener una agradable temperatura en verano, además de una doble capa de corcho como aislante térmico contra el frío y el calor, y la calefacción mediante radiadores de agua caliente para el invierno.

Otra de las instalaciones, novedosas en la ciudad, fue la del servicio contra incendios, mediante el aislamiento de sala y escenario con la colocación de un telón metálico de chapa de hierro con revestimiento de amianto, que se completaba con un doble sistema de lluvia sobre el escenario y el telón colocado a ambos lados de éste, además de diversas bocas de incendios y extintores repartidos por todo el teatro, y el tratamiento de maderas y telas con revestimiento de capa de pintura ignífuga.
             
Vista general del interior del teatro desde el escenario


Para la decoración barroca y exuberante de la sala se empleando tonos dorados y marfileños para techos, barandas y escayolas, para los cortinajes y tapizados el rojo, y la pintura de puertas y muebles el verde-gris. Se realizaron pinturas decorativas actuando en la bóveda de la sala, jambas y antepechos de anfiteatros y palcos, techos, frisos de vigas, etc., todas ellas realizadas según Martínez Velasco por los pintores José Martínez del Cid y Eloy Zaragoza. No obstante, familiares de Manuel Cañas, que había realizado la decoración del Salón del Casino, afirman que también éste pintor junto a su hijo Francisco tomaron parte en dicha decoración.


El amueblamiento de ambos edificios, corrió a cargo de la prestigiosa casa madrileña Crowner S.A., esta empresa realizó también la instalación del mobiliario del Salón de Actos y otras dependencias de la Plaza de España.

No se escatimó en suntuosidad y calidad de mobiliario, en el vestíbulo se encontraban muebles de caoba de Cuba, sofás con almohadones de plumas, forrados de tela de tapiz con pasamanería, mesa circular con pies de columna salomónica y tapa tallada; los radiadores se cubrieron con maderas nobles, bronces, mármoles y espejos. Se completaba la decoración con cortinas a dos caras, de terciopelo y oro en una cara y la otra en sedas granates; alfombras y lámparas de bronces y cristal de Bohemia conformaban esta decoración preciosista.

El telón de damasco bordado en colores, en el que predominado el oro, figurando en el centro el escudo de la ciudad bordado en seda de colores, lo mismo que los reposteros del vestíbulo, y las alfombras del teatro y casino, fueron realizados por la fábrica “Los Pontones” de Madrid.

La gran lámpara de madera tallada y estofada en oro que pendía del techo de la sala, desapareció consumida en el incendio sufrido en edificio durante la Guerra Civil, siendo suprimida por una iluminación indirecta en las reformas realizadas en 1950, hasta que en 1985 se colgó la enorme araña del Coliseo España.

El 9 de mayo día de la inauguración de la Exposición, fue inaugurado también el teatro de la Exposición de forma oficial con la comedia de Tirso de Molina “El Vergonzoso en Palacio”, al día siguiente hubo un Gran Concierto de Gala a cargo del Orfeón Vasco compuesto por 350 voces y 70 músicos con la asistencia de los Reyes. También actuó la compañía argentina de Camila Quiroga representando obras en homenaje a distintas repúblicas americanas, Argentina, Chile, Colombia, Méjico y Uruguay. Cerrándose el ciclo de actuaciones con motivo de la inauguración el día 21 de mayo con la intervención de la Capilla Real de Viena.
Detalle de la decoración y mobiliario del antepalco real.

Previamente, el 30 de Marzo se celebró la función de apertura del teatro con la Compañía de Martínez Sierra y Catalina Bárcena, que fue la primera en pisar el nuevo escenario con la obra de Gregorio Martínez Sierra “El corazón ciego”.

Durante la celebración del Certamen, recibió la visita de los Reyes D. Alfonso y Dña. Victoria Eugenia, en varias ocasiones como la ocurrida el 28 de Octubre para asistir a la representación de la zarzuela “El huésped del Sevillano”; y en este lugar, se celebró la clausura de la Exposición, el 21 de Junio de 1930, ostentando la representación de los Reyes, su hijo el Príncipe de Asturias D. Alfonso. Empezando así su abandono e infrautilización.

Como se ha dicho, desde sus inicios y hasta el final de la Exposición la programación corrió a cargo de la Comisión de Festejos del Ayuntamiento, una vez concluida ésta y a pesar de ser su propietario el consistorio, la Comisión Liquidadora realizaría contratos de arrendamiento pasando a manos de empresarios privados su gestión. A finales del verano de 1930, Máximo Meyer, empresario que regentaba también el Teatro del Duque, se hizo cargo de la explotación comercial de este recinto que afrontaba una nueva etapa.

La continuidad del teatro tras la clausura de la Exposición, estuvo desde un principio en entredicho, entre otros motivos su lejanía del casco urbano, por lo que se proyectó en principio como no permanente. Sin embargo Cruz Conde le recordó a los sevillanos, que se trataba de un regalo que el Estado hacía al Ayuntamiento.
Vista de los palcos


Plano del aforo del teatro antes de las sucesivas intervenciones.

En 1935 el seno del ayuntamiento, se levantan voces reclamando tanto los terrenos de San Telmo como los edificios construidos en estos, que nunca habían perdido la calidad de bienes municipales, y así una vez devuelto a sus legítimos propietario, el 11 de Abril de 1936, cambia la denominación del teatro pasado a llamarse Teatro Municipal Lope de Vega, celebrándose en el verano de ese año hasta el 17 de Julio, bailes con orquesta en la terraza lateral del Casino.


Planta del teatro, donde se puede observar como la longitud de la sala es casi igual a la profundidad del escenario y chacena.

Durante la Guerra Civil, fue utilizado como hospital el Casino, y el teatro sufrió el 25 de abril de 1938 un incendio que comenzó en los palcos del anfiteatro debido a una colilla mal apagada, quemando parte del patio de butacas y afectando a la techumbre que destruyó la gran lámpara del centro; este hecho unido a las continuas inundaciones del foso y contrafoso debido a las avenidas del río Guadalquivir, condujeron a que se hicieran obras de adecentamiento, cerrándose el techo y sustituyendo la lámpara central por luces indirectas y en Octubre de 1939 el Ayuntamiento decidió volver a organizar una temporada de ópera y la interpretación del “Miserere” en el Teatro.







Distintos aspectos del interior del Teatro Lope de Vega en la actualidad.

En la década de los años 40 del pasado siglo, se vuelven a organizar unas breves temporadas de Ópera que ocupaban una semana entre la Semana Santa y la Feria de Sevilla. El resto del tiempo el Ayuntamiento lo cedía a agrupaciones de teatro de cámara, aficionados, grupos independientes e incluso a centros escolares. Llevándose a cabo durante estos años distintas actuaciones de urgencia realizadas por el arquitecto municipal Antonio Delgado Roig.
Entrada lateral del Teatro Lope de Vega


Por un breve periodo de tiempo (1977-1985) el teatro es cedido al Ministerio de Cultura, para el organismo “Teatros Nacionales y Festivales de España” que realiza unas pequeñas obras de adecentamiento y cambia su nombre por el de Teatro Nacional de Sevilla Lope de Vega.

En 1984 se inician las obras de rehabilitación del aérea del Casino, dirigidas por el arquitecto José García-Tapia, y en 1985 las del teatro, ya nuevamente bajo titularidad del Ayuntamiento, realiza por el también arquitecto Víctor Pérez Escolano. Las obras se llevan a cabo durante dos años, con un presupuesto de 485.000.000 pts., devolviendo al edificio sus características originales, resolviéndose los problemas mecánicos básicos, el saneamiento de las cubiertas, reposición de elementos cerámicos destruidos, restauración de las pinturas, fundamentales en la ornamentación interior. Así mismo se le dotó, sobre todo al teatro, del confort básico que requieren este tipo de instalaciones en la actualidad, así como la incorporación de infraestructura escénica suficiente, aunque se limitó el número de espectadores pasando de los 1.100 de cuando se construyó a los 983 actuales. Una importante aportación fue la instalación de la araña central del antiguo Coliseo España, después de su restauración, que incrementó enormemente la belleza de este espacio artístico.

Detalle de las pinturas decorativas del interior del Casino y de los esgrafiados de las fachadas del Pabellón de Sevilla, obras de Manuel Cañas Martinez. (Archivo Alberto Cañas Pérez)


FUENTES
- NOTAS SOBRE EL TEATRO EN SEVILLA DURANTE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA DEL AÑO 1929.- Carolina Ramos Fernández.
- SEVILLA EN TIEMPOS DE LA EXPOSICION IBEROAMERICANA.- Nicolás Salas
- HISTORIA DE LA EXPOSICIÓN IBERO AMERICANA DE SEVILLA. Eduardo Rodríguez Bernal.
- FOTOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA.
-Archivo Municipal de Sevilla. Exp. Proyecto Pabellón Sevilla. Caja 82-Rollo 709 (fotogramas 247 a 286)
- ARQUITECTURA DEL REGIONALISMO EN SEVILLA 1900 - 1935. Alberto Villar Movellán.
- Fondos de la Hemeroteca. Los Pabellones de la E.I.A. Villar Movellán
- VIVIR EN SEVILLA, Nicolás Salas. Diario de Sevilla 28 de Marzo de 2004
- PABELLON DE SEVILLA EN LA EXPOSICION IBEROAMERICANA DE 1929,
Víctor Pérez Escolano. REVISTA APAREJADORES NUM. 41 AÑO 1992.
-La Esfera en Sevilla. El Pabellón de Sevilla y el Teatro de la Exposición. Revista La Esfera 08 junio 1929.
-El Teatro-Casino de la Exposición Iberoamericana. La Construcción Moderna nº 11 15 de junio 1929.
-Dos espacios lúdicos para la Exposición del 29. Casino y Teatro. Josefa Roso Pascual.
-EL TEATRO LOPE DE VEGA. Sus primeros setenta año. Julio Martínes Velasco.
-El Casino-Teatro Sevilla. El Liberal, 10 de febrero de 1929, pág. 1



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